El primer ministro ruso Dimitri Medvedev hizo una visita sorpresa a la ciudad de Simferópol. Destacó sus planes de reactivar la débil economía de la península, incluyendo una zona económica especial para atraer a los inversionistas. Kiev denunció la visita, a la que se refirió como una "tosca violación" de las reglas de comportamiento internacional.