Propuesta de sistema europeo de búsqueda de niños desaparecidos no logra consenso
2 de octubre de 2007El caso de Madeleine, la niña británica desaparecida en Portugal mientras veraneaba con su familia en un complejo turístico, sigue estremeciendo a la opinión pública con revelaciones que casi a diario parecen dar un nuevo giro a esta dramática historia y amenazan con convertirla en una farsa mediática. Hoy generó titulares el súbito despido del funcionario policial portugués que dirigía la investigación, Gonzalo Amaral, quien había formulado duras críticas contra la policía británica en una entrevista aparecida en la publicación Diario de Noticias. El destituido comisario considera que sus colegas británicos sólo investigan lo que conviene al matrimonio McCann, sin tener en cuenta de que son “sospechosos de la muerte de su hija”. El propio ministro de Justicia portugués, Alberto Costa, tuvo que saltar a la brecha para evitar perjuicios en las relaciones entre los cuerpos policiales de ambos países.
Campañas públicas: ¿eficaces o contraproducentes?
Más allá de los vuelcos que puedan producirse aún en esta trama, el caso de Madeleine ha desencadenado también un nuevo debate a nivel europeo sobre la forma de reaccionar a la desaparición de menores en un continente donde las fronteras son permeables y las distancias relativamente cortas. Pero, pese al impacto emocional de esta historia, los ministros de Justicia de la UE, reunidos en Lisboa, no lograron llegar a un acuerdo para configurar una sistema de alarma continental como el que quería el comisario europeo de esa cartera, Franco Frattini.
En concreto, la propuesta consistía en lanzar llamados transnacionales a la búsqueda de menores desaparecidos, a través de los medios de comunicación o de mensajes de texto, como ya se hace en algunos países. En Francia, por ejemplo, las autoridades pueden emprender en pocas horas amplias acciones de búsqueda mediante la radio, la televisión y la prensa. Desde que se adoptó allí el plan, en la primavera de 2006, el sistema se ha activado en cuatro oportunidades, con éxito. También en Portugal, Grecia y Holanda se recurre en mayor medida a los medios de comunicación y en Bélgica se proyecta un sistema similar.
“Problema regional”
Alemania, en cambio, no apuesta en la misma medida a esa carta. La ministra germana de Justicia, Brigitte Zypries, considera que casos como el de Madeleine constituyen una excepción y que la mayoría de ellos se mantienen circunscritos a una región. Lo mismo opinó su colega austriaca, Maria Berger, afirmando que es “muy poco probable que un niño que desaparece en Austria aparezca luego en Portugal”.
En Alemania el 99% de los casos son resueltos en el curso de un año, según datos del Departamento Federal de Policía Criminalista (BKA). De las 14.568 desapariciones reportadas en 2001, 14.519 se habían aclarado hasta junio de 2003. A nivel europeo no existen en cambio cifras precisas. Y, después de esta reunión ministerial, no habrá tampoco un sistema conjunto de alerta. Únicamente se acordó mejorar la coordinación entre los sistemas ya existentes en cada país y publicar una lista de todos los niños desaparecidos en Europa en un portal que se proyecta abrir en Internet.