Moda basura versus basura de moda
12 de junio de 2018Las viejas redes de pesca, las botellas de plástico usadas y los neumáticos gastados suelen acabar en vertederos, o en nuestros océanos. Pero una empresa de moda ecológica está convirtiendo esos desperdicios en chaquetas, zapatillas y chanclas en un gran espectro de colores.
"La contaminación plástica es un tema muy importante en este momento, también dentro de la industria de la moda”, afirma Carolina Álvarez-Ossorio, portavoz de Ecoalf, en la nueva tienda de la empresa española en Berlín.
Con ella se encuentran los participantes de una gira ecológica por la capital alemana, que descansan sobre un enorme sofá semicircular, fabricado a partir del reciclado de botellas de plástico. Los oyentes escuchan una charla sobre la historia de la empresa y su filosofía medioambiental. A su alrededor, cuelgan camisetas minimalistas y abrigos acolchados, también hechos de botellas de plástico.
La materia prima para la ropa proviene de unos 3.000 pescadores, que trabajan a lo largo de la costa mediterránea española. Además de peces, los marineros capturan basura entre sus redes. Pero en lugar de arrojarla de nuevo al mar, como hacían habitualmente, ahora se la entregan a Ecoalf.
La compañía procesa esos residuos y los transforma en hebras de fibra de poliéster través de un proceso químico.
"El desafío no es encontrar basura, que está en todas partes, sino tener la tecnología para transformarla”, aclara Álvarez-Ossorio a DW, quien agrega que los pescadores participan voluntariamente porque están "preocupados e inquietos” por el creciente empeoramiento de la contaminación marina.
El modelo de negocio de Ecoalf ofrece una manera de lidiar con esa contaminación. Su fundador, Javier Goyeneche, estableció la compañía en 2009 porque se sorprendió de la escasa oferta de ropa reciclada que había en el mercado. En la actualidad, menos del uno por ciento de las fibras de ropa se transforman en nuevos tejidos y prendas de vestir, y las telas "recicladas” que Goyeneche encontró en el mercado a menudo contenía tan sólo un cinco por ciento de materiales reciclados.
Ropa de residuos plásticos reciclados
En vista de las predicciones de que nuestros mares contendrán más plástico que peces en 2050 y de que las ballenas morirán por consumir bolsas de plástico, cada vez más empresas como Ecoalf están incorporando productos reciclados en sus colecciones.
El dúo de diseñadores Vin y Omi, por ejemplo, produce extravagantes creaciones futuristas a partir de materiales reciclados. Empresas más establecidas, como la compañía especializada en equipo de montaña, The North Face, recientemente presentó una línea de bolsas y camisetas hechas con botellas de plástico recuperadas de tres parques nacionales estadounidenses. Patagonia, una compañía también especializada en ropa y equipamiento de montaña, fabrica forro polar a partir de desechos plásticos desde 1993.
Convertir botellas de plástico en ropa tiene la clara ventaja de reducir un poco la basura de nuestro planeta, pero todavía deja una huella ecológica, aunque sea más pequeña que la de la industria de moda convencional. Según Vin y Omi, la producción de telas recicladas a partir de plástico usado requiere un 50 por ciento menos de energía y produce un tercio menos de CO2 que la producción de tejido plástico a partir de materiales no reciclados.
¿Cambio de tendencia o de paradigma?
Grandes compañías de moda como Zara y Primark, así como fabricantes de calzado, entre ellos, Nike y Adidas, también están dando el salto hacia la tendencia de la moda ecológica contratando expertos en sostenibilidad y promocionando sus esfuerzos de reciclaje.
H&M tiene previsto hacer que todo su negocio sea "circular”, es decir, reciclar todas sus prendas. Sin embargo, según Anna Gedda, responsable de sostenibilidad del gigante sueco de la moda, el éxito de esta estrategia depende de cómo se desarrollen las nuevas tecnologías.
"Dos de nuestros mayores desafíos consisten en encontrar innovaciones para llenar los vacíos tecnológicos que tenemos a lo largo de nuestra cadena de suministro y llevar estas nuevas innovaciones al mercado con la suficiente rapidez”, afirma Gedda en la web de la compañía.
Según Lucy Norris, profesora invitada de Investigación de Diseño y Cultura de Materiales en Berlín, los grandes consorcios están trabajando en sistemas de clasificación por infrarrojos para ropa de segunda mano, que separarían diferentes materiales para su posterior reciclado. Asimismo, se están desarrollando tecnologías de procesamiento químico capaces de disolver fibras mixtas para extraer poliéster o algodón.
"Pero estas tecnologías emergentes todavía están en fase de prototipo”, aclara Norris a DW. La investigadora estima que podrían pasar otros 20 años antes de que la tecnología de reciclaje esté lista para que los textiles ofrezcan una solución a las montañas de basura.
La huella de la moda rápida
Por otro lado, el informe de Greenpeace sobre la Moda en la Encrucijada de 2017 cuestiona las prioridades de la industria, sugiriendo que los problemas ambientales persistirán mientras continúe la demanda de ropa barata y desechable.
La industrial mundial de la confección genera actualmente 1,1 billones de euros (1,3 billones de dólares) y el número de prendas producidas se duplicó entre 2000 y 2015. Ese apetito por la moda desechable y las sucesivas colecciones, cada vez más rápidas, provoca un enorme impacto sobre el planeta, entre otras cosas, a través de la contaminación de los océanos y de los ríos por fertilizantes y productos químicos.
En 2015, la industria empleó 98 millones de toneladas de petróleo y otros recursos no renovables para la producción de fibras sintéticas, según un informe del pasado noviembre de la Fundación Ellen MacArthur. Las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria ascendieron a 1.200 millones de toneladas al año, más que las del tráfico aéreo y marítimo internacional juntos.
En su informe, Greenpeace también describe cómo la industria promueve "enfoques de gestión de residuos a corto plazo, incluyendo el reciclaje de residuos plásticos problemáticos de otras industrias como solución principal”. Sin embargo, Greenpeace cree que lo esencial es reducir el uso de materiales y hacer que los residuos sean cosa del pasado.
La profesora de diseño, Norris, está de acuerdo: "el punto crítico es que no se abordan los problemas de sobreproducción y sobreconsumo”, lamenta la experta en textil. "Todo el modelo de moda rápida y consumo veloz de ropa barata tiene que cambiar. Es completamente insostenible”, concluye.
Autor: Jess Smee (AR/CP)
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