¿Quién era el copiloto del vuelo 4U9525?
26 de marzo de 2015El fiscal general de Marsella, Brice Robin, desveló hoy el enigma del accidente del avión de Germanwings, filial de Lufthansa, una de las aerolíneas más seguras del mundo. El copiloto, Andreas Lubitz, según Robin, “dirigió deliberadamente la destrucción del A320".
Andreas Lubitz hizo realidad su sueño de toda la vida: ser piloto de avión. Un sueño que, al parecer, él mismo convirtió en pesadilla de 149 personas de 18 países, este martes 24 de marzo de 2015.
Andreas Lubitz tenía 28 años de edad y había nacido en Montabaur, en Renania del Norte-Westfalia, una población al paso de la vía ferroviaria entre Fráncfort del Meno y Colonia. Según el Süddeutsche Zeitung, Andreas no estaba casado y vivía en Montbaur, en casa de los padres. Además, tenía un apartamento en Düsseldorf, la ciudad del aeropuerto a donde se dirigía el vuelo 4U9525 y uno de los centros de operaciones de Germanwings.
De auxiliar de vuelo a piloto
En una rueda de prensa en Colonia, ciudad sede de Germanwings, Karsten Spohr, presidente ejecutivo de Lufthansa, dijo que Andreas Lubitz trabajaba como piloto para Germanwings desde noviembre de 2013. Andreas Lubitz empero, había trabajado antes durante 11 meses en la empresa como auxiliar de vuelo, a la espera de una plaza vacante, después de haber terminado sus estudios de pilotaje en Bremen.
Antes de llegar a la Escuela de Pilotos de Lufthansa en Bremen Andreas Lubitz era miembro del club de aviación deportiva Luftsportclub LSC Westerwald, allí aprendió Lubitz de chico a volar en aeroplanos.
Entretanto, la casa de la familia Lubitz se encuentra vigilada por la policía que realizó sendos allanamientos, tanto en Montabaur como en Düsseldorf. Sus padres volaron este jueves con las demás familias de las víctimas a Seyne les Alpes, la población más cercana al lugar de la tragedia.
Ni una sola palabra de Andreas Lubitz
La interpretación de la fiscalía de Marsella, basada en la grabación de la única caja negra encontrada, hasta ahora, es que el copiloto Andreas Günther Lubitz, “se abstuvo voluntariamente de abrir la puerta de la cabina para dejar entrar al comandante (Patrick Sonderheimer) y accionó en silencio el botón que ordenaba el descenso prematuro de la nave”.
Durante los últimos ocho minutos el avión bajó de 11.000 a 2.000 metros de altitud. La montaña con la que chocó tiene justamente esa altura.
Mientras en la grabación se escuchan los golpes y súplicas del piloto para que el copiloto abriera la puerta, Andreas Lubitz no respondió una sola palabra, no porque estuviera inconsciente o porque hubiera sufrido un ataque cardiaco, porque en las cintas se escucha su respiración normal. Los pasajeros, por su parte, solo se dieron cuenta en el último instante de que el avión se estrellaría: los gritos se escuchan durante el primero de los dos impactos en el momento de tocar tierra.
Por último, el canal alemán n-tv revela que Andreas Lubitz padeció hace unos años el símdrome de "burn out", o estrés psíquico. El accidente provocado por Lubitz demuestra que la seguridad aérea no solo depende de la técnica sino de los humanos. Las características de este accidente obligan a un debate sobre los protocolos de seguridad en las cabinas y la salud mental de los pilotos.
Norwegian Airways ya reaccionó y no permitirá nunca más que uno de los pilotos abandone la cabina de mando, así sea para ir al baño.