Rammstein: circo, violencia y provocación
22 de marzo de 2011“Un hombre se incendia, Rammstein”: con esta frase, seis punks de Berlín sentaron el fundamento de lo que más tarde se convertiría en la banda alemana de mayor éxito internacional. Rammstein no quería ser un grupo del Este de Alemania, ni tampoco uno del Oeste, y mucho menos una banda que canta en un inglés mal pronunciado. Querían ser algo nuevo, único. Y lo lograron, fieles al lema de su guitarrista, Paul Landers: “Si sigues los pasos de otros nunca dejarás huella”.
Jugando con el horror
Los ex ‘Ossis' (originarios del Este de Alemania) llegaron al gran público a través del film ‘Lost Highway' (Carretera perdida), de David Lynch. Para encontrar un director para su primer video, enviaron su primer álbum a todos los directores que conocían. Si bien Lynch no dirigió el video, la canción de Rammstein “Heirate mich” (Cásate conmigo) fue el fondo musical de una fuerte escena de sexo. Los espectadores no podían dar crédito a sus oídos: ¿estaban cantando “Hei, Hei” o “Heil, Heil”? Desde sus comienzos, los músicos siempre se negaron a hablar de su concepto artístico, y cada vez que editan una canción, los vigilantes del orden y las costumbres vuelven a agarrarse la cabeza.
Pompa y pirotecnia
Till Lindemann, el cantante de Rammstein, gusta de dirigir un lanzallamas hacia el público, acentúa las erres al pronunciar, y la escenificación parece imitar a las películas de los Juegos Olímpicos de Leni Riefenstahl, la fotógrafa del régimen nazi. El que busque en sus textos motivos para la polémica, los encontrará de sobra: matricidio, incesto, alegorías sado-masoquistas, sangre y putrefacción. Lo notable es que estos elementos están acompañados en toda su obra por un romanticismo meditativo y macabro.
“Se trata de textos muy normales, románticos”, dice Flake, el tecladista, que no comprende a qué viene tanta agitación por la presunta glorificación de la violencia que hay en los textos de la banda. “En comparación con las porquerías que todos los chicos de 16 años ven por la televisión, nosotros somos la inocencia pura”, dice Flake. Y, sin embargo, no hay un solo disco de Rammstein que no provoque comentarios negativos en la prensa. Los contenidos de sus canciones son calificados como fantasías de violación y glorificación de la violencia. Pero Rammstein sigue siendo Rammstein. Y, en lugar de ceder a la presión de los medios, siguen dispuestos a hacer más escándalo.
El grupo alemán más exitoso
En 2006, Rammstein le puso música a la historia del “Caníbal de Rotenburgo”, con el correspondiente video y show en vivo. “Somos una mezcla explosiva de seis componentes”, alardea Paul Landers, “y los seis componentes por separado son tranquilos. Pero, cuando nos juntamos, se produce algo así como una reacción química”, dice el guitarrista.
En la canción “Mein Teil” (Mi pedazo), Till Lindemann se pasea vestido de cocinero por el escenario con un enorme cuchillo y cocina al tecladista en una gran olla. La banda pone en escena megaespectáculos que son una especie de “Holiday on Ice” pomposo para personalidades lúgubres. En el extranjero, Rammstein es el grupo alemán de mayor éxito. Los japoneses cantan sus textos en alemán. En América Latina, los estadios se llenan cuando van de gira, y los estadounidenses los aman. No hay una sola entrega del Grammy en la que no sean nominados. Pero la banda aprendió bien su lección en el trato con los medios alemanes: en casa, apenas si dan entrevistas. El cantante, por ejemplo, se niega por completo a hablar con periodistas alemanes. Con toda su fama internacional, se podría recriminar a Rammstein que su música es poco original y monótona: ritmo de marcha, siempre el mismo sonido en la guitarra y las mismas notas en el piano. “Con música ya no se atrae a nadie”, opina Christopher Schneider. ¿“Qué se puede producir de nuevo musicalmente, si ya se ha hecho todo”?, se pregunta.
“Contenido no apto para menores”
“El amor es para todos” es el título del último álbum de Rammstein, de 2009, que abrió, una vez más, un encendido debate. Después del caníbal Armin Meiwes y de la estética nacionalsocialista, ahora le toca el turno a la pornografía. En un club nocturno de Berlín, el grupo filmó, bajo dirección del cineasta de culto Jonas Akerlund, una película pornográfica para su nueva composición, llamada “Pussy”. Paul Landers dice que no es simplemente provocación. “Tengo una nueva y compleja teoría acerca de por qué filmamos un porno como videoclip: lo hicimos de puros tontos”, señala el músico.
El último disco de Rammstein figura en el índex de la Oficina Alemana de Verificación de Medios para la Juventud (BPjM por sus siglas en alemán). Fue la misma ex ministra alemana de Familia Ursula von der Leyen quien presentó la demanda. Ningún álbum completo del grupo había figurado en la lista desde el año 1987, lo que convirtió a la denuncia en un golpe de promoción. Las entradas para la gira internacional se agotaron y ésta culminó en un concierto en el Madison Square Garden de New York, donde se vendieron 12.000 tickets en media hora.
Autor: Uli José Anders/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López