Recolectora de medicamentos

“Comenzamos clasificando los medicamentos que colocamos en una gran mesa. A veces tenemos que buscar con lupa el límite de caducidad”, afirma Sonne Leddin, que fundó en 1996 la organización para responder a los estragos que provocaba entonces la guerra en la antigua Yugoslavia. “Veíamos las imágenes en la televisión y nos preguntábamos cómo podríamos ayudar”, afirma.

Entonces conoció a un médico que llevaba en su propio automóvil medicamentos a la zona devastada. Ella lo ayudó y las donaciones llegaron a ser tan abundantes que necesitaban ya un camión de carga para transportarlas. Leddin, pedagoga y maestra de baile, trabajó con aquel médico durante cuatro años, que ahora considera como sus años de aprendizaje.

Entretanto, “Medikamente für Menschen im Not” envía paquetes a todo el mundo. Pero, sin ir más lejos, en Hamburgo y los alrededores hay muchas personas que necesitan ayuda. No tienen dinero para comprar medicamentos caros. Entre ellos se encuentran indigentes y personas en dificultades, que acuden a un consultorio fundado por Sonne Leddin en Hamburgo.

Atención a inmigrantes

Los médicos trabajan de manera honoraria como acostumbran hacerlo los facultativos que atienden distintas estaciones humanitarias en el puerto, situado en el norte de Alemania. “Alimaus”, un establecimiento fundado por la Iglesia evangélica es uno de ellos. Otro es el “Centro ambulante para indigentes”, fundado por la organización humanitaria de la Iglesia católica, Caritas. Desde 2011 abrió la estación médica y humanitaria de la Orden de Malta, que atiende a inmigrantes.

Los medicamentos son donados por farmacias y médicos. En Hamburgo, unos 70 consultorios médicos cooperan activamente enviando muestras que reciben de la industria farmacéutica. También se donan paquetes ligeramente dañados en el empaque, que en condiciones normales serían destruidos. En el marco de la iniciativa, dichos paquetes pueden ser distribuidos entre personas necesitadas siempre y cuando el medicamento mismo no haya resultado afectado, cuente con el correspondiente instructivo y no haya caducado. Sólo un médico está autorizado a entregarlo a un paciente.

Autora: Gudrun Heise (EU)

Editora: Emilia Rojas