República Checa-EE. UU.: radar sin cohetes
8 de julio de 2008El radar es parte de los controvertidos planes norteamericanos de montar un sistema anticohetes para proteger a EE. UU. y parte de Europa de terroristas y países con potencial balísitico de largo alcance, como Irán.
Condoleezza Rice y su homólogo checo, Karel Schwarzenberg, firmaron el acuerdo el martes (07.07.2008) en Praga. Además del radar en la República Checa, Washington quiere estacionar, como segundo componente, diez cohetes interceptores en Polonia.
Pero los polacos les han dado nones hasta ahora a los estadounidenses: demasiado magra es la oferta norteamericana para un mejoramiento de la capacidad de defensa polaca. Como dijo Donald Tusk, el primer ministro polaco: "Mi primer deber es la defensa de la propia Polonia y no de Estados Unidos".
En vista del rechazo de plano de Rusia a los planes norteamericanos, ya que suponen la instalación de radares y cohetes cerca de su propia frontera, los planes estadounidenses son efectivamente una alta apuesta para Polonia, que de todas maneras tiene una históricamente complicada relación con los rusos. Como emplazamiento alternativo, EE. UU. está pensando ahora en Lituania.
Luego de la firma del acuerdo, Rice lo calificó de un "tratado clave del siglo XXI", que "une a amigos y aliados que se ven confrontados con los mismos peligros". El primer ministro checo, Mirek Topolanek, dijo, bastante vagamente, que el acuerdo es una "expresión de una voluntad común de defender el mundo libre".
Moscú protesta enérgicamente
Como era de esperar, Moscú protestó enérgicamente contra el tratado, como lo viene haciendo desde que despuntó la posibilidad. Para los rusos, el proyecto estadounidense no hace más que agudizar los problemas de seguridad en Europa.
Moscú teme que las instalaciones puedan ser utilizadas para fines de espionaje contra Rusia y no –como dice Washington— para localizar cohetes enemigos en vuelo. Rusia ha anunciado que tomará contramedidas y llegó incluso a amenazar con apuntar a Europa con sus propios cohetes, lo que trae inevitablemente a la memoria las tensiones de la Guerra Fría.
Praga y Washington negociaron más de un año y medio para llegar al acuerdo. Los 320 millones de dólares que costarán las instalaciones de radar correrán por supuesto por cuenta de los EE. UU.
Pero no todos los checos están contentos. Efectivamente, de acuerdo con las últimas encuestas, dos tercios de ellos rechazan el proyecto. La visita de un día de Rice a Praga fue acompañada consecuentemente por manifestaciones. La organización ambiental Greenpeace salió al centro de la capital con carteles en los que se leía "No queremos ser transformados en blancos de ataques". Por si fuera poco, que el Parlamento checo apruebe el acuerdo está considerado inseguro.
Gobierno checo sin mayoría propia
La votación en el Parlamento tendrá lugar luego del receso de verano. La coalición de gobierno no cuenta con una mayoría parlamentaria propia, por lo que está intentando convencer a representantes de la oposición de las bondades de su proyecto.
"Apelo al sentido de responsabilidad de los diputados", ha dicho Schwarzenberg, que en caso de una derrota en el Parlamento pondrá su cargo a disposición.
Como medida generadora de confianza, Moscú ofreció a EE. UU. la construcción de un sistema conjunto de defensa. Otra de sus propuestas fue estacionar expertos rusos en las instalaciones, en calidad de inspectores. Dmitri Médvedev, el presidente ruso, se quejó en la actual cumbre del G-8 en Japón de los pocos progresos bilaterales que se han logrado en ese punto de conflicto con EE. UU.
Muchos de los acuerdos logrados a alto nivel políticos fueron "reducidos a cero" por Washington, según Médvedev. Por verse queda ahora si, en caso de una victoria de Barack Obama en las próximas elecciones estadounidenses, éste continuará con los planes de Bush.