Reunificación: una democracia fuerte también sin Merkel
1 de octubre de 2020DW: Sr. Schäuble, usted negoció en gran medida el tratado de la reunificación alemana. Si mira hoy a Alemania, tres décadas después, ¿es así como se la imaginaba?
Wolfgang Schäuble: No. Pero ¿quién y dónde en el mundo se podría imaginar lo que habría 30 años después? En estos 30 años, Alemania, como el mundo entero, ha cambiado por completo. Ya no existe más un orden ni un liderazgo mundiales. Durante un tiempo, Estados Unidos parecía ser casi la única superpotencia que quedaba. El mundo se ha vuelto más diverso. El conflicto Este-Oeste, que no podíamos imaginar cómo terminaría, acabó milagrosamente sin guerra, casi sin muertes, pero el mundo no se ha convertido en un lugar más seguro por ello, sino que las guerras siguen siendo posibles, unos años después, en el corazón de Europa.
La Reunificación no hubiera sido posible sin Estados Unidos como potencia reguladora. Estados Unidos se está retirando. ¿Le preocupa EE. UU. como "potencia desbaratadora"?
No, yo no lo diría así. Quiero decir, nosotros los europeos, todos nosotros, debemos estar felices de la evolución desde la Segunda Guerra Mundial. Al menos para los europeos occidentales y centrales. Los europeos del este lo han pasado peor, entre otras cosas, por el hecho de que los estadounidenses aprendieron, de las experiencias posteriores a la Primera Guerra Mundial y del periodo entre guerras, que deben estabilizar a Europa para que eso no vuelva a suceder.
Y ahora, el mundo ha cambiado por completo, por eso la canciller dijo acertadamente en 2017: "Tendremos que asumir una mayor parte de la responsabilidad sobre nuestra propia seguridad". Espero que también podamos hacer eso en el futuro, porque tenemos valores comunes: los principios básicos de la dignidad humana, la democracia, la libertad, el Estado de derecho, así como la sostenibilidad ecológica y la justicia social. Eso nos diferencia fundamentalmente, por ejemplo, del modelo chino, muy exitoso, que también es muy atractivo en la actualidad, pero a cambio del control total de toda la vida económica, social y política. Y esa no es nuestra idea del modo en que queremos vivir.
Por eso, debemos intentar demostrar la superioridad de un orden político pacífico, equilibrado, ecológico, sostenible y global basado en los principios de los valores occidentales. Como europeos, no podemos hacer esto solos, lamentablemente. Cuanto más responsabilidad y relevancia, económica, política y también militarmente asumamos, más influencia positiva tendremos en los debates en Estados Unidos. Porque cuando somos relevantes, jugamos un papel más importante que cuando no lo somos.
Muchos temían a una Alemania recién fortalecida en el momento de la reunificación. Ahora hay cada vez más voces que piden que este país desempeñe un papel más fuerte. ¿Alemania todavía duda mucho al respecto?
Es comprensible que existieran esas preocupaciones en Europa occidental. En las primeras semanas después de la caída del Muro de Berlín, el canciller Kohl contó con el apoyo más fiable en Europa del entonces primer ministro español, Felipe González. Por lo demás, la mayoría de ellos era bastante reservada. ¿Qué significa que 40 años después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania sea nuevamente el país más grande, más poblado y económicamente más fuerte de Europa?
(…) Todos entendieron que esta Alemania unida es un socio más fiable para la integración europea. Un ministro de Relaciones Exteriores polaco dijo una vez en un discurso: Solíamos temer la fuerza de Alemania; hoy más bien tememos lo contrario.
Treinta años después de la Reunificación, todavía existe una gran desigualdad entre el este y el oeste alemanes, sobre todo, económicamente. Y los partidos populistas de derecha son más fuertes en el este.
Las diferencias económicas se han reducido, pero está claro que se ven las consecuencias de 40 años de economía social de mercado de plena integración en la UE, en el comercio mundial abierto, por un lado, y la economía estatal socialista y burocrática, que no era competitiva, por el otro. Por último, pero no menos importante, el bloque del Este en su conjunto también se vino abajo. Simplemente no estaba en situación de crear condiciones de vida para sus ciudadanos con tanto éxito como lo fue el orden liberal.
Quiero decir explícitamente que, aunque nosotros (los alemanes occidentales), entretanto, ya contemos con la tercera generación de personas, desde principios de la década de 1960, cuyos abuelos o bisabuelos llegaron a Alemania desde Turquía, todavía tenemos problemas considerables. Por eso, los alemanes occidentales no deberíamos ser arrogantes ante los problemas de los alemanes orientales.
Sin la reunificación, la figura política Angela Merkel no habría sido en absoluto posible. Por el momento, pocos pueden imaginarse una Alemania sin Angela Merkel después de 2021. ¿Y usted?
(…) Creo que dentro de diez años seguiremos siendo una democracia liberal fuerte basada en el Estado de derecho. También encontraremos a un o a una canciller. Los votantes decidirán. Entonces, Angela Merkel ya no estará disponible para el cargo, pero Alemania seguirá funcionando. Y Europa, también.
(rmr/cp)