“Revolución es cambio, y en México, hay muchas cosas que cambiar”
17 de febrero de 2010
“Tengo que hacer un gran esfuerzo mental para entender el idioma en el que estos piensan, sueñan, hablan…”, confiesa Gael García Bernal, y se refiere a los directores de cine. Cambiar definitivamente de papel no está entre sus planes: “creo que voy a seguir siendo jugador de campo”, dice, pero para una ocasión como ésta, dirige con gusto. Igual que Diego Luna. Ambos son autores de un corto en Revolución. El de García Bernal, Lucio, habla de la simbología mexicana; el del segundo, Pacífico, de la posesión la tierra; los dos, de lo que queda de la revolución, de cuyo inicio se cumplen ahora en México 100 años.
Junto a estos actores, ocho directores más han creado los pedazos que componen la película, presentada en la sección Berlinale Especial. Patricia Riggen (Lindo y querido), Gerardo Naranjo (R-100), Fernando Eimbcke (La bienvenida), Rodrigo García (7th and Alvarado) y María Chenillo (La tienda) estuvieron en Berlín, y sobre la revolución disertaron con Deutsche Welle.
Deutsche Welle: ¿Qué significado tiene hoy por hoy el término revolución?
Diego Luna: El problema es que hoy en día la palabra ‘revolución’ se usa para todo- ‘revolución de la música’, ‘revolución de las ideas’, ‘revolución gastronómica’… Uno va al restaurante y pide unos spaguetti revolución; la revolución puede ser una oferta de McDonals- la ‘McRevolución’. Eso refleja cómo funciona el mundo. Nuestra responsabilidad es luchar contra ello y recordarle a la gente el verdadero significado de la palabra revolución, y eso es lo que trata de hacer esta película.
Gael García Bernal: Además, todos nosotros crecimos con una idea muy oficial acerca de lo que era la revolución. La película es una reflexión y, a la vez, una crítica constructiva.
Fernando Eimbcke: Sí, en la escuela nos enseñaron muchas cosas sobre la revolución, pero siempre desde la perspectiva académica. ¡Y en México, el partido revolucionario estuvo 70 años en el poder! ¿Dónde estaba ahí la revolución? Revolución es cambio, y en este país, hay muchas cosas que cambiar.
Gerardo Naranjo: El otro día, unos periodistas mexicanos nos preguntaban qué necesita México. Yo no lo sé. No puedo contestar a esa pregunta. Es un país magnífico, con una gente estupenda. Algunos, como Diego, empiezan a tener hijos y se preocupan por la clase de país que van a dejarles. Creo que necesitamos una revolución en los corazones, hemos de ser generosos, tenemos que construir un país más justo.
Patricia Riggen: Sí, y este año se nos ofrece la oportunidad de plantearnos qué es lo que queremos celebrar- ¿los millones de pobres, la injusticia, la corrupción del Gobierno, la violencia, la falta de educación, la falta de trabajo que lleva a la gente a abandonar el país y a vivir como criminales en Estados Unidos…?
Ésta es una película compuesta por diez historias diferentes. Sus piezas son muy diversas, ¿qué impresión les ha dado al verlas todas unidas?
Gael García Bernal: Yo he contribuido con una pequeña parte a la alquimia general de esta película y, cuando la ví por primera vez, con todos los cortos juntos, me sorprendió lo bien que pegaban. Hay muchos adjetivos que se le pueden aplicar a este film sin que lo describan realmente pero, visto como un todo, es muy triste, y en la tristeza reside la esperanza.
Rodrigo García: Es curioso porque todos trabajamos por separado y, cuando yo hice mi corto, no me pareció triste. Pero al verlo junto a los otros nueve, sí tuve esa sensación.
María Chenillo: Yo creo que la película funciona porque es la suma de muchos puntos de vista. Antes de verla, me resultaba difícil imaginarme que fuera a salir bien- se trataba de directores muy diferentes los unos de los otros. Pero quizás sea ésa la razón de que el resultado haya sido tan bueno. Y también esto tiene que ver con el significado de la palabra revolución- la revolución en México no fue un acontecimiento único, sino muy diverso.
Fernando Eimbcke: Yo tampoco tenía mucha confianza en el resultado. Las películas que están formadas por cortos no suelen pegar. Pero ésta sí pegó. Y es fantástica.
Diego Luna: Hubo mucha gente implicada en establecer el orden de los cortos. Y lo mágico de este proyecto es que había uno perfecto para el principio y otro perfecto para el final- el primero es el de Fernando y el último el de Rodrigo, con el que vuelve la música y cierra el film de una forma muy hermosa.
“Los cortos no son más brutales que la realidad” ¡Siga leyendo!
Algunos de los cortos son muy duros…
Rodrigo García: Sí, algunos cortos, como el de Gerardo, son brutales. Pero no son más brutales que la realidad.
¿Es ésta una película pesimista? ¿Un reflejo de todo lo propuesto y no logrado?
Gael García Bernal: No. Esta película no es sólo es triste, también tiene elementos esperanzadores. El corto de Gerardo Naranjo refleja la violencia, que también existe, pero aún así, se trata de una persona que está intentando llevar a otra al hospital, o por lo menos la lleva a algún sitio. Cada historia es un género y nos hace una pregunta esencial que es qué queremos ser. Y yo creo que hay muchas razones para tener esperanzas.
Diego Luna: El simple hecho de que se haya podido unir a 10 personas para reflexionar sobre el significado de la revolución demuestra lo que está sucediendo en México- y nosotros somos sólo una pequeña parte de un movimiento mucho mayor. México quiere un cambio.
Revolución está aquí, en la Berlinale, ¿sienten que el cine mexicano esté ganando en aceptación internacional?
Rodrigo García: Hace algún tiempo, la idea de que uno pudiera ser un director mexicano en el mundo no existía- uno podía hacer buenas películas en México y ser un director en México. Pero hoy, cuando hablas con la gente joven, sus horizontes son mucho más amplios porque piensan ‘puedo ser el tipo de director que quiera donde quiera’.
Gael García Bernal: Es cierto. Hace 10 años, en México se habían producido seis películas y una de ellas era Amores Perros. Ahora son unas 60. Cuando yo me fui a estudiar interpretación a Londres, no quería hacer películas- quería ser actor de teatro.
Diego Luna: Yo tengo otro ejemplo de cómo han cambiado las cosas en el cine mexicano. Nosotros organizamos un festival de documentales, Ambulante. Cuando empezamos, lograban llegar a los cines comerciales como mucho dos o tres de ellos; el primer año, nuestras películas las vieron unas 12.000 o 17.000 personas. El año pasado tuvimos 49.000 espectadores y unos 20 documentales se estrenaron en salas mexicanas.
María Chenillo: El gran problema del cine mexicano sigue siendo la distribución.
Patricia Riggen: Yo he oído que hay un plan muy, muy interesante para Revolución y es que, en un mismo día, la película se pase gratuitamente en teatros, televisión e Internet.
¿Cómo es ser directora en México? ¿Tienen las mujeres en este campo las mismas oportunidades que los hombres?
María Chenillo: Yo soy profesora en una escuela de cine y, allí, las oportunidades son las mismas para chicos y chicas- los cortos que hacemos tienen en ocasiones éxito internacional y muchos de ellos los dirigen mujeres. Sin embargo, algo sucede entre la escuela y la industria. En México, sólo el cinco por ciento de los directores son mujeres; en otros países es el 10, que tampoco es que sea mucho. Éste es un negocio difícil para las mujeres.
Autora: Luna Bolívar Manaut
Editor: José Ospina-Valencia