“Rusia ha optado por el aislamiento”
25 de abril de 2014En el lapso que duraron las manifestaciones de protesta en la Plaza de la Independencia de Kiev, Rebecca Harms, jefa del grupo de Los Verdes en el Parlamento Europeo, viajó varias veces a Ucrania para tomarle de primera mano el pulso a la situación. La perspectiva que ella tenía de la crisis en esa antigua república soviética no era la de una recién llegada porque Harms venía estableciendo contacto con los políticos de ese país –entre ellos, la ex primera ministra Yulia Timoshenko– desde hacía años.
Hoy, la de Harms es una de las voces que se alzan en la Eurocámara para exigir sanciones más severas contra Rusia. Alega que su presidente, Vladimir Putin, obstaculiza el proceso de pacificación de Ucrania al no desmarcarse de los agentes que desestabilizan a ese Estado. Deutsche Welle habló con la eurodiputada sobre la posibilidad de que la intensificación del conflicto entre Kiev y Moscú termine por enterrar la tregua firmada en Ginebra el pasado 17 de abril.
Deutsche Welle: El Gobierno de Kiev admite que varios separatistas prorrusos murieron a manos de soldados ucranianos durante una misión militar. El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, reaccionó condenando el incremento de las operaciones antiterroristas de Ucrania. ¿Cree usted que estas muertes aticen el conflicto entre ambos países?
Rebecca Harms: Yo tengo mis reservas de cara a la actual estrategia de Ucrania en materia de antiterrorismo. Desde el principio critiqué la actuación de los militares ucranianos contra los llamados ‘separatistas’, independientemente de su proveniencia. Por una parte, entiendo que Kiev quiera controlar sus fronteras y proteger su infraestructura; para eso tiene a sus Fuerzas Armadas. Pero por otra, no creo que los militares deban influir sobre el debate que tiene lugar en el este de Ucrania sobre la nueva orientación del país, con todo y que los ‘separatistas’ están fuertemente armados. Este conflicto no puede ser resuelto por la vía militar.
Rusia está reforzando su presencia en la frontera ucraniana y realizando maniobras militares en la zona. Esas demostraciones de poder no se corresponden con lo que Moscú y Kiev acordaron en Ginebra…
Son muchas las cosas que violan el acuerdo de Ginebra. Yo no he oído ni al señor Putin ni al señor Lavrov pidiéndole a los ‘separatistas’ que depongan sus armas. Eso sí que sería cumplir con el acuerdo de Ginebra. Hasta ahora Putin no ha dejado claro que Rusia no está detrás de los sucesos que desestabilizan a Ucrania.
Polonia y otros países bálticos le pidieron a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que estacionara algunas de sus tropas cerca de las fronteras rusas. ¿Estamos escuchando ruido de sables tanto en Rusia como en Occidente?
Yo no equipararía el estacionamiento de algunas brigadas de la OTAN en los países de Europa Oriental con la ocupación de Crimea por parte de Rusia o con la orden de Moscú de enviar destacamentos militares a la frontera occidental rusa. Esos movimientos tienen lugar en dos dimensiones diferentes. Los soldados de la OTAN están en los países miembros de la alianza porque ellos lo pidieron. Y no estamos hablando de grandes regimientos; yo diría que los soldados de la OTAN juegan un papel simbólico en este caso. Esos batallones están allí en reacción a un gran movimiento de tropas rusas en la frontera ruso-ucraniana. Si fuera por mí, yo también prescindiría de estas actividades de la OTAN.
Como dije antes, estoy convencida de que este conflicto no puede tener una solución militar y de que el camino seguido por los europeos es el correcto. Me refiero aquí a la imposición de sanciones tras la violación del derecho internacional que representó la ocupación de Crimea por parte de Rusia. La Unión Europea demostró tener buen tino al sancionar, no solamente a las instancias rusas responsables de aquella ocupación, sino también a los ciudadanos ucranianos que incurrieron en crímenes de lesa humanidad o graves delitos de corrupción. Yo creo que las futuras reflexiones deben orientarse hacia medidas no militares, como las sanciones en cuestión, para dejar claro que la Unión Europea no acepta este comportamiento de Rusia y que defiende sin recursos militares el derecho de Ucrania a la autodeterminación y a la integridad de su territorio.
Sin embargo, los esfuerzos de Europa no han impresionado a Putin ni persuadido a Rusia de cambiar el curso de sus acciones. ¿No cree usted que Europa ha agotado todas las posibilidades que tenía a mano para solucionar el conflicto ruso-ucraniano?
Yo creo que si Moscú continúa empleando la estrategia que usó para anexar a Crimea al territorio ruso, las relaciones económicas entre la Unión Europea y Rusia –¡que hasta ahora han funcionado muy bien!– deberán ser redefinidas. No puede ser que a Moscú le baste alegar la defensa de los rusos étnicos para que se redibujen las fronteras en el continente europeo. Rusia ha violado el derecho internacional de manera drástica, sin una argumentación aceptable. Yo nunca tuve interés alguno en ver aislada a Rusia; pero ese recurso no ha sido descartado. Tengo la impresión de que su Gobierno está consiguiendo que se precipiten los hechos y de que a ese Gobierno le da igual lo que la comunidad internacional diga al respecto.
¿No cree usted que nuevas sanciones contra Rusia terminen aislándola? De ser así, ese sería un paso que usted ha rechazado en el pasado…
Como dije, creo que las relaciones económicas entre la Unión Europea y Rusia deben ser repensadas. Rusia ha dejado de ser miembro del Grupo de los Ocho. Pero es el Gobierno ruso el que, con su comportamiento, ha optado por el aislamiento.