Salomónica designación en la OTAN
23 de septiembre de 2003Los 17 países europeos y los dos miembros norteamericanos de la OTAN resolvieron sin mayores aspavientos la sucesión del secretario general de la alianza, sin montar una nueva trifulca transatlántica. Con la nominación del ministro de Relaciones Exteriores holandés, Jaap de Hoop Scheffer, la organización escogió a un candidato que no genera polémica. Jaan de Hoop Scheffer se guía por la máxima diplomática "unir en lugar de dividir". Y eso es justamente lo que la OTAN necesita, tras la traumática experiencia derivada de la guerra contra Irak.
El demócrata-cristiano holandés sostuvo desde un comienzo la opinión de que Estados Unidos debía intervenir en Irak sin mandato de la ONU. Sin embargo, la expresó en un tono más mesurado que sus colegas de España, Italia o gran Bretaña. De Hoop no llamó particularmente la atención en medio de las divergencias europeas. Pero su actitud fue registrada con beneplácito en Washington. El jurista ha aprovechado cualquier oportunidad para subrayar la importancia del pilar europeo de la OTAN y recalcar que los europeos deben esforzarse por mantener a la Alianza en buena forma para asumir sus futuras tareas. Por otra parte, también concede a la Unión Europea un cierto papel en el plano militar. Y ello, a su vez, agrada a la "vieja Europa" tanto como a la "nueva".
El arte del equilibrismo
Su cercanos aseguran que el conservador De Hoop domina magistralmente el arte de gestar acuerdos y caminar por la cuerda floja diplomática sin caerse. Esas son cualidades apreciadas en el cuartel general de la OTAN. El secretario general ya no es una figura que ruge para mantener en jaque al Pacto de Varsovia como lo hacía en los tiempos de la guerra fría. Hoy debe gorjear más bien como una paloma, para mantener en vereda a los miembros de la Alianza. El político holandés tendrá que recurrir con frecuencia a sus habilidades diplomáticas para superar las brechas entre los socios de ambos lados del Atlántico.
Estados Unidos, la principal potencia militar de la alianza, concibe a la OTAN como un instrumento para llevar a cabo misiones como la de velar por la seguridad en Afganistán. Francia y Alemania, por su parte, coquetean con la idea de que Europa tenga un papel militar propio. El nuevo secretario general tendrá que mediar entre ambos polos.
El carisma es lo de menos
La designación del nuevo jefe diplomático de la OTAN, sin mayores fricciones, demuestra por otra parte que la alianza ya no tiene tanta importancia como para que París, Berlín, Londres o Washington se arriesgaran a desatar una pugna en torno al cargo. De Hoop no molesta a nadie. Al comienzo, Francia desconfiaba del hombre que a todas luces mantiene excelentes relaciones con el presidente estadounidense, George Bush. Sin embargo, el hecho de que el holandés abogue por una Europa fuerte y hable francés fluidamente sirvió de consuelo a París.
En Holanda, su propio partido negó a De Hoop la posibilidad de presentar su candidatura a primer ministro, debido a su falta de carisma. Jan Peter Balkenende, quien llevó a la democracia cristiana al triunfo electoral, recompensó luego a su correligionario con el puesto de ministro de Relaciones Exteriores. El nuevo cargo de secretario general de la OTAN llega a sus manos de manera similar. Estados Unidos recompensa a Holanda por su fidelidad. En este caso, no es carisma lo que se busca.