Tom Plümmer ha desarrollado el "Wingcopter", un dron de dos metros de envergadura, mitad helicóptero, mitad avión. Pronto lo utilizará para entregar paquetes en Alemania por vía aérea, así como medicinas en Malawi, uno de los países más pobres del sur de África, donde apenas existe la atención médica. Por eso Tom Plümmer está instalando estaciones de drones para recibir llamadas de emergencia desde aldeas remotas a las que es difícil acceder. Sus "wingcopters" van cargados de medicinas, vacunas y material médico, y encuentran su destino mediante GPS. El transporte por carreteras sin asfaltar llevaría demasiado tiempo. El ingeniero suizo Péter Fankhauser construyó su primer robot autónomo en 2018. Lo llamó "ANYmal" porque se parece a un perro, solo que sin pelo. Cada vez aprende más cosas: a subir escaleras, analizar datos de su cámara de imagen térmica, penetrar nubes de humo con sensores láser. Resulta atractivo para las refinerías de petróleo y gas o la industria química, que son escenario a veces de accidentes, explosiones e incendios. "Podemos manejar la planta con seguridad y sacar a la persona de la zona de peligro", explica el ingeniero. "En cierto sentido, el robot salva vidas". Ahora ANYmal tiene que demostrar sus habilidades en la mayor empresa química del mundo. Stefan Sosnowski es un defensor del medio ambiente. Junto con su equipo de investigación, lucha contra millones de toneladas de residuos que contaminan el lecho marino, y para ello ha desarrollado un barco muy especial. Equipado con inteligencia artificial y robots submarinos, está diseñado para recoger basura del fondo marino. Llega hasta profundidades que supondrían un riesgo para el ser humano. Una primera misión en el puerto de Hamburgo determinará si el invento llamado SeaClear puede utilizarse también en condiciones difíciles. "Si lo logramos aquí, con escasa visibilidad bajo el agua, entonces podremos lograrlo en cualquier parte", afirma Sosnowski.