Sarkozy: “Europa tendrá que enfrentar potencias del futuro”
8 de enero de 2008¿Es Sarkozy un presidente que aún no logra despegar y ya está cayendo? Tan aventurada pregunta no tiene respuesta, por ahora. Esa empero, es la sensación que empieza a cundir tanto dentro como fuera de Francia.
Además de convertirse en la comidilla de las revista rosa, su paseos de placer a Egipto y Jordania generaron un debate sobre si el presidente de Francia puede aceptar regalos suntuarios, como el transporte en un avión privado o la puesta a disposición de un yate perteneciente a un influyente millonario amigo de Sarkozy.
Con el regreso de Sarkozy a los Elíseos se pasa, por fortuna, de los titulares amarillistas sobre su romance y probable matrimonio con la modelo y cantante italiana Carla Bruni, a la política nacional e internacional. Campos en los que le esperan al jefe de Estado galo tiempos menos llenos de pasión y más cargados de tensiones.
Europa tiene que prepararse para un futuro que ya es presente
En la primera alocución de 2008, Sarkozy quiso demostrar que está preparado a dar la lucha por realizar, al fin, su programa. En la sala de ceremonias del Elíseo y ante unos 600 periodistas de todo el mundo, Sarkozy presentó, de nuevo, su proyecto de reformas, sólo que, en esta ocasión, sus planes fueron enmarcados en un lema trascendental, aunque nada novedoso: “Francia y Europa tienen que prepararse con una ‘Política de la Civilización’ para enfrentar a los futuros poderes mundiales como India y China”.
Sin recatos de caer en el patetismo, Sarkozy se aventuró incluso a anunciar que él, Nicolás Sarkozy, presidente de todos los franceses, estaba dispuesto a “aportar a la construcción de una nueva civilización en la que los humanos puedan vivir mejor”.
La intención de Sarkozy de tan rimbombantes declaraciones podría ser la de que al presidente francés le empieza a preocupar que la opinión pública sólo lo relacione con escándalos de boulevard de historias de amor, pasión y divorcios y no tanto con los propios de un jefe de Estado.
Con una “política de la civilización” es que Sarkozy quiere tener que ver. Y para los que aún les cabe la duda de que el presidente francés se convierta en objeto del deseo amarillista, Sarkozy ofreció hoy una solución: “Si lo que pasa es que temen que yo utilice la vida privada para hacer política, no envíen fotógrafos allá donde voy con mi novia”, dijo el mandatario francés muy seguro de que el guante recaería sobre más de un medio”.
Efectos negativos de crisis hipotecaria en Estados Unidos
Pero después de equiparar las cargas en la política y la prensa, Sarkozy pasó inmediatamente a comentar la crisis hipotecaria en Estados Unidos y los riesgos que puede representar para Europa y el mundo. La amenaza para las economías nacionales que representan los fondos de riesgo estadounidenses es para Sarkozy otro argumento de que en Francia urge introducir las reformas financieras, laborales y sociales que tiene en mente.
¿Creemos en serio que nuestra civilización no será dañada por el errático capitalismo financiero o la destrucción ambiental a nivel global?, pregunta el político conservador en un tono más de aspirante al poder que de mandatario en ejercicio de sus funciones, porque las soluciones concretas brillan por su ausencia.
A cambio de ello vuelve a caer en el patetismo con la sentencia de que “hay que moralizar el capitalismo financiero”, dejando a media Europa, y sobre todo a los mismos franceses, sin saber qué es lo que realmente quiere emprender, ejecutar o cumplir el hombre más poderoso de Francia. El mismo que a partir de julio próximo asumirá la presidencia semestral de la Unión Europea, de manos de Eslovenia que la tiene actualmente. Nicolás Sarkozy menciona en ese contexto a la canciller alemana, con quien dice trabajar en el problema de los “capitales golondrina”.
Francia aprueba designación de Alemania y Brasil en Consejo de Seguridad
Pero Sarkozy no desaprovechó la oportunidad para criticar las “añejas estructuras de los organismos mundiales que generan desequilibrio” y que, según él, deben ser adaptadas al siglo en que vivimos. “Francia hará todo por reformar el Banco Mundial y Naciones Unidas”, promete Sarkozy, aunque también omite cómo debería lograrse.
Algo rescatable del discurso es, por lo demás, su compromiso con la ampliación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El presidente de los franceses aboga porque en dicho gremio se acoja a una nación africana, a Brasil, Japón y a Alemania. Por otra parte, del Grupo de los Ocho países más industrializados del mundo Sarkozy quiere hacer un Club de los Trece.
Pero fue a la política interna a la que el mandatario francés le dedicó la mayor parte de su atención: a la abolición de la semana de trabajo de 35 horas, a la reforma universitaria y algunas medidas ambientales. Y aquí el discurso sonó también más a campaña que a decisión gubernamental.
Sarkozy: un presidente que aún no despega y ya cae
No es de extrañarse. En unos dos meses hay elecciones regionales en Francia y la estrella de Sarkozy cae y cae. Tanto que el presidente francés se sintió obligado a recordar que él había sido elegido democráticamente y, por lo tanto, asumía tanto las victorias como las derrotas. Por último, Nicolás Sarkozy culmina con una frase que deja vislumbrar algo de resignación, si no de mera y llana realidad: “Si uno como político comete un error, paga por él. Esa es la democracia”.