¿Se desmorona Bélgica?
16 de julio de 2008Allgemeine Zeitung, de Maguncia: “Una reforma del Estado debía lograr aquello que no se ha conseguido en más de 150 años: crear una base para una convivencia fructífera. Con esa promesa, el flamenco Yves Leterme forjó una coalición de cinco partidos. Tras sólo 115 días fracasó. El país contempla los escombros, mayores que nunca. El rey de Bélgica parece ser el último factor aglutinador de una nación que, en el fondo, nunca ha querido verdaderamente ser eso”.
División distante
Frankfurter Rundschau, de Fráncfort: “La crisis belga vuelve a saltar al primer plano. El gobierno de Leterme ha fracasado, derrotado por las divergencias entre los grupos de población flamenca y francófona. Una vez más vuelve a circular la mala palabra: división. Pero el país dista aún mucho de llegar a eso. En el fondo, de lo único que se trata ahora es de ganar tiempo. De todos modos, en Bélgica nadie cree en grandes soluciones que pudieran desactivar el conflicto de manera permanente”.
Elecciones peligrosas
Liberation, de París: “¿Qué enfermedad aqueja a Bélgica? ¿Qué extraño mal corroe al país y lo vuelve ingobernable? Flamencos y valones simplemente no consiguen encontrar un común denominador. Ya es hora de que los políticos suavicen sus exigencias y lleguen a un acuerdo. Se sabe que el rey quiere evitar a toda costa la celebración de elecciones en septiembre porque, en las actuales circunstancias, podrían ganar los extremistas. Sin embargo, la mayoría de los belgas están más que hartos de este drama inacabable que se les presenta a diario y sólo quiere una cosa: una solución sensata”.
Atisbo de esperanza
De Volkskrant, de La Haya: “Los partidos francófonos se hacen ahora los ofendidos. La ausencia de un acuerdo para la reforma del Estado no es problema para ellos. Por otra parte, los partidos flamencos mostraron poca disposición a transigir en los pasados meses. Bélgica ha demostrado que también puede funcionar sin un gobierno federal efectivo. Al mismo tiempo, ello incrementa el riesgo de que alguien quiera buscar deliberadamente el punto de no retorno, en el que Bélgica deje de existir. Un rayito de esperanza es el hecho de que todos los miembros de la coalición mantengan abierta la posibilidad de reanudarla. Por democrático que sea volver a acudir a las urnas para pedir al electorado un nuevo mandato, en el ambiente actual, las elecciones sólo reforzarían las fuerzas centrífugas”.