¿Se puede convertir a Bolsonaro en ambientalista?
19 de septiembre de 2019Mientras las bandas criminales destruyen cada vez más rápido el Amazonas y asesinan a activistas medioambientales, las autoridades y la Justicia brasileña se limitan a mirar. Así de sombrío es el escenario que dibuja el informe "Mafias de la selva” de la ONG Human Rights Watch (HRW). En los próximos días, HRW presentará este reporte ante las Naciones Unidas. La dirigente indígena Sonia Guajajara quiere que estos temas sean abordados también en reuniones con representantes de la UE y del Parlamento Europeo. "Quiero que en el extranjero se reconozca que Brasil viola los derechos humanos y ambientales”, dice Guajajara.
La presión sobre el gobierno brasileño debe realizarse a través de los mercados, opina la dirigente. "Las empresas deben asumir sus responsabilidades”, afirma Guajajara, quien aboga también por el reconocimiento del concepto "ecocidio”. "Las organizaciones internacionales deben asumir el ecocidio como un crimen contra la humanidad. Y quien cometa esos delitos debe ser castigado”, sentencia.
Carlos Rittl, del think tank Observatório do Clima , está convencido de que el gobierno de Jair Bolsonaro finalmente cederá ante la presión internacional. "La presión que generarán los mercados le dará lecciones muy dolorosas al gobierno, porque no puedes deforestar y asesinar, producir sobre la base de la sangre y la destrucción, y creer que siempre alguien comprará tus productos”, piensa.
La exministra de Medio Ambiente Marina Silva, también excandidata a la presidencia de Brasil, reaccionó al informe de HRW con "una mezcla de tristeza e indignación”. Bajo su mando, el ministerio elevó los estándares y controles ambientales, reduciendo la deforestación en un 80 por ciento. "Ahora, en ocho meses, el trabajo de varias décadas ha sido destruido. Y el gobierno hace esto a dos niveles: con un discurso que estimula la ilegalidad y con una serie de medidas, que dan la sensación de que habrá impunidad. Por primera vez, el discurso gubernamental habla en contra de la protección del medio ambiente”, dice la política.
¿Hará la diferencia la presión internacional?
Silva ve pocas posibilidades de conseguir algo a través de la presión internacional. "Por desgracia, este gobierno no acepta la presión interna, ni tampoco la externa. El presidente no cree en el cambio climático y tiene una visión de comienzos del siglo XX, que piensa que los recursos naturales simplemente deben ser destruidos de forma impune”.
El exministro de Medio Ambiente y exembajador de Brasil en Washington, Rubens Ricupero, en cambio, tiene esperanzas en lo que pueda hacer la comunidad internacional. "La presión es muy importante. Y sin ella nada va a cambiar. Incluso cuando el gobierno reaccione de forma negativa y diga que no se dejará doblegar, la experiencia que nos dejó la dictadura es que la presión siempre funciona”.
Es de esperar, dice Ricupero, que el gobierno reaccionará a esta presión acusando injerencia en asuntos internos del país y ataque a la soberanía. "A los gobiernos no les gusta que los presionen desde el extranjero y siempre se defienden con este argumento falaz de que se trata de soberanía. Pero a mayor presión, mayor esperanza de que las cosas cambien. Y si se trata de presión económica, tanto mejor, pues hará que los grandes actores económicos también se muevan”.
La reputación de Brasil sufre
Las reiteradas noticias negativas que llegan desde Brasil respecto a la destrucción del medio ambiente están dañando la imagen del país, dice el politólogo Oliver Stuenkel, de la Fundación Getúlio Vargas. "Brasil es hoy un extraño a nivel global y tiene problemas para proteger su imagen. A nivel internacional hay sorpresa, porque finalmente fue la reacción de Bolsonaro la que gatilló todo este debate sobre los incendios”.
El presidente respondió con ironías y burlas a una declaraciones realizadas por la canciller de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quienes expresaron su preocupación por el Amazonas. Bolsonaro responsabilizó de los incendios a las ONG y rechazó la ayuda internacional, a la que acusó de ser parte de un complot contra Brasil. "Bolsonaro quedó, de forma deliberada, como el villano en el tema del clima”, dice el especialista. Ahora, corre el riesgo de ser rechazado a nivel internacional, lo que podría poner en riesgo la influencia de Brasil. "
Primeras consecuencias
En las últimas semanas se informó de los primeros boicots adoptados por empresas contra Brasil. Estas firmas no quieren ser asociadas con el país, dice Stuenkel. "Y esto puede extenderse”, apunta el experto, que de cualquier modo ve como probable también otra opción: "La presión internacional puede ser utilizada por el gobierno para fortalecer su argumento nacionalista: se trata de un complot contra Brasil”.
Esto incluso podría tener un efecto interno positivo para Bolsonaro, quien ya en sus años como diputado disfrutaba con su papel de radical antisistema. "No creo que le molestaría a Bolsonaro que hubiera más boicots”, dice Stuenkel.
(dzc/cp)
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