6º Foro Mundial del Agua en Marsella
12 de marzo de 2012Del 12 al 17 de marzo tiene lugar en Marsella el 6º Foro Mundial del Agua. Delegaciones de 180 países acuden a este encuentro que desde 1997 organiza el Consejo Internacional para el Agua cada tres años. Al organismo pertenecen científicos, organizaciones y consorcios internacionales. Benedito Braga, vicepresidente del Comité Internacional del Foro Mundial del agua conversó con DW acerca de las expectativas del encuentro.
DW: ¿Cuál es el tema principal de este Foro Mundial del Agua?
Benedito Braga: Este año nuestro lema es Time for solutions, “Es hora de soluciones”. La prioridad la tienen doce temas. Entre éstos resalto el acceso al agua y a servicios de aguas residuales como un derecho humano. Además abordaremos el tema de catástrofes como inundaciones y sequías, como efecto de potenciales cambios en el clima. Trataremos también la cuestión de la seguridad del suministro, sobre todo en ríos que pertenecen a dos o más países. Otro punto importante en la discusión serán los mecanismos necesarios para lograr los objetivos propuestos.
¿En qué medida ha empeorado el acceso al agua en los últimos años?
En general ha habido progresos en la última década. Pero en África, en el sudeste asiático y en América Latina el acceso sigue siendo limitado. En cuanto a los servicios de aguas residuales estamos muy lejos de los Objetivos del Milenio definidos por Naciones Unidas en el año 2000. Según éstos, hasta el 2015 debemos haber reducido en un 50 por ciento la cantidad de personas que no tienen acceso al agua potable ni a los servicios sanitarios. En este momento, casi dos mil millones de habitantes no disponen de acceso a un sistema de aguas residuales y entre 800 y 900 millones de personas no acceden a agua potable.
Siempre se empieza con el acceso al agua pues –aparte de ser imprescindible- el tema de la construcción de instalaciones sanitarias pasa por la financiación y los Estados se enfrentan a menudo a decisiones difíciles.
Uno de los objetivos del Foro será resaltar las ventajas de invertir en infraestructura; esto crea puestos de trabajo –también para mano de obra menos cualificada- y reduce la pobreza. Las ventajas para la salud pública son evidentes. Una de las causas más frecuentes de muerte infantil son enfermedades transmitidas a través del agua; por otro lado, en las ciudades donde hay una canalización que funciona, el índice de mortalidad infantil se reduce ostensiblemente.
En este punto, ¿se ha propuesto el Foro exigir mayor responsabilidad de los Gobiernos?
El Foro reúne a representantes de la política, la técnica y la ciencia. Representa una oportunidad de revisar opciones. La intención del Foro no es señalar a nadie con el dedo; cada quien sabe dónde aprieta el zapato. Sí intentamos, sin embargo, juntar a técnicos con políticos.
A menudo sucede que los gobernantes quieren hacer algo pero no saben qué camino tomar. También sucede que el camino está claro, pero que por motivos ecológicos o sociales se torna difícil. Por eso invitamos a toda una gama de especialistas que trabajan en el ramo y pueden aportar ideas innovadoras. Por otro lado, la presencia de la clase política regional –alcaldes y gobernadores-, así como de parlamentarios, puede aportar a decisiones en cuanto a políticas públicas.
¿En qué medida es preocupante el actual proceso de urbanización del mundo?
El acelerado crecimiento de las ciudades nos preocupa. En América Latina, el 85 por ciento de la población vive en este momento en zonas urbanas. En Asia, la tendencia es parecida. Para el año 2050 la mitad de la población mundial vivirá en las ciudades. En este momento, en la región asiática se trata ya del 30 por ciento.
Esta tendencia trae consigo otros problemas. Muchas de las inundaciones actuales se deben a la presencia de urbanizaciones en regiones de alto riesgo. Sao Paulo es un ejemplo: a las orillas del Tietê, del Pinheiros y de Aricanduva no hay más sitio. En Bangladesch y Bombay no es diferente.
En Sao Paulo, las autoridades municipales se esfuerzan en reasentar a los pobladores de las favelas, pero se enfrentan a un desafío social extremadamente complejo. Y el problema se agravará debido a las inundaciones provocadas por los posibles efectos del cambio climático.
En estos casos, ¿no se trata básicamente de falta de infraestructura?
Existe la idea de que los países ricos creen un fondo destinado a agua y salud. Las empresas de los países más ricos tendrían la posibilidad de utilizarlo para construir en los países más pobres la infraestructura necesaria. Con ello tendríamos una situación beneficiosa para ambos: la industria de los países donantes porque dispondrían de esos recursos y los países receptores, porque dispondrían de la infraestructura y el know-how para su mantenimiento. Eso ayudaría a los países más ricos a mejorar la aguda situación económica actual y mejoraría la calidad de vida de mucha gente en los países más pobres.
Actualmente la ayuda al desarrollo se encuentra en un camino unidireccional: los países donantes ponen medios a disposición y luego no tienen medios de control sobre su utilización. Europa, Estados Unidos y Japón se encuentran en serios problemas financieros y cuestionan cada vez más la ayuda al desarrollo. España, por ejemplo ya ha decidido recortar su presupuesto en varios miles de millones. Un fondo como éste podría ser una posibilidad de incentivar la economía en los países más ricos y de ayudar a los más pobres sin recortar ayudas. El tema será tratado por primera vez en el Foro de Marsella.
Autora: Mariana Santos (mb)
Editor: Enrique López