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El fútbol alemán regala una mejor vida

Daniel Martínez3 de marzo de 2013

Esta es la historia de Carla María Prieto, ejemplo de aquellos 14 niños mexicanos a los que a través de la Fundación Egidius Braun el fútbol alemán les permitió alcanzar una vida mejor financiándoles su educación.

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Egidius Braun, a la izquierda, con sombrero mexicano y la Orden del Águila Azteca.
Egidius Braun, a la izquierda, con sombrero mexicano y la Orden del Águila Azteca.Imagen: DFB-Stiftung-Egidius-Braun/Carsten Kobow

Todo comenzó en Queretaro, sede de la concentración de la selección alemana durante el Mundial de México 1986, con una visita del equipo nacional, encabezado por Franz Beckenbauer, Rudi Völler, Jürgen Klinsmann, Lothar Matthäus y Toni Schumacher, al Colegio Alemán de la ciudad.

“Todos los alumnos estábamos muy arregladitos, peinados y listos para cantar las canciones que habíamos preparado para la ocasión. Yo todavía recuerdo que estábamos nerviosos y emocionados por poder conocer a los futbolistas alemanes. Lo que entonces no sabía, y no hubiera entendido tampoco, fue que ese día cambiaría totalmente mi vida, y la de otros 13 niños” recuerda Prieto, hoy una mujer casada, madre de un bebé. Ella vive y trabaja en Paris.

Una pregunta con consecuencias

Ese cambio en el rumbo de la vida de Carla María y los otros chicos es el resultado de una pregunta formulada al director de la escuela por el tesorero de la Federación Alemana de Fútbol, Egidius Braun, a quien esta semana el gobierno mexicano le concedió a la Orden del Águila Azteca en reconocimiento al aporte social hecha por su fundación desde esa fecha.

“¿Y cómo están todos?” quería saber Braun, y el director le reveló que un grupo de alumnos tendría que abandonar la escuela, entre ellos Prieto, por falta de recursos para pagar los costos. “Mi mamá estaba embarazada, y con la llegada de mi hermanito obviamente la situación económica se puso más apretada. Las posibilidades de quedarme en el Colegio Alemán, que era la escuela más cercana a la casa de mi abuela, encargada de mi crianza, eran casi nulas”.

De manera espontánea, y secundado por las estrellas del fútbol alemanas de 1986, nació la iniciativa “Ayuda a México” (Mexiko Hilfe), cobijada bajo la Fundación Egidius Braun. “Desde ese momento, cuando yo tenía 6 años, y hasta que nos graduamos en la Universidad, mis estudios, al igual que los de los otros 13 niños, fueron financiados en su totalidad: matriculas, uniformes, cuadernos, material didáctico”, cuenta la hoy diseñadora industrial.

Pero como no sólo asistir a clases educa, la formación de los 14 becados por la Fundación Egidius Braun incluía también la posibilidad de viajar, anualmente en grupos de cuatro, a Alemania. Los niños eran recibidos en casa de Wolfgang Watzke, gerente de la „Ayuda a México”, donde inmediatamente su familia les acogía como un miembro más.

Una visita que abrió otros mundos

“Aprendimos en ese viaje mucho de las costumbres y las tradiciones alemanas. A mí, que en mi primera visita tenía apenas 15 años, me fascinaron los paseos en bicicleta. Yo quedé tan impresionada que decidí entonces que volvería”. Lo cual Prieto efectivamente hizo más tarde, al terminar la secundaría.

La experiencia como trotamundos dejó un sabor en la boca que a Carla María le quedó gustando. Durante un año estuvo asistiendo a la Universidad en España, también con el apoyo financiero de la Fundación Egidius Braun, y luego de su grado trabajaría en Asia antes de establecerse definitivamente en Francia, en cuya capital vive junto a su esposo y su pequeño bebé.

“Cuando era una niña me alegraba mucho el contacto constante con Alemania, pero de verdad que no entendía en toda su dimensión el significado del apoyo que la fundación me daba. Con el tiempo lo comprendí mejor, pero ahora que soy madre sé verdaderamente cuán importante fue para mi vida ese privilegio de contar con la “Ayuda a México”. Si ellos nunca hubiera tenido tantas posibilidades de desarrollarme en mi vida, mi familia no me hubiera podido dar tantas oportunidades”.

Así resume Carla María Prieto el mejor rumbo que tomó su vida gracias al fútbol alemán, a una visita de la selección nacional a su escuela en Queretaro, México. “Ahora estoy sacando adelante un proyecto para la formación artesanal en México. Esa es mi forma de ayudar a mi país, y de retribuir todo eso que yo recibí dando también una mano donde puedo”.

Autor: Daniel Martínez

Editor: Enrique López