Siria pone a prueba a la diplomacia alemana
17 de abril de 2018"Es muy poco para Alemania". Tal fue el demoledor balance que hizo Wolfgang Ischinger, director de la Conferencia de Seguridad de Múnich, acerca del papel alemán en la reciente respuesta internacional al ataque con armas químicas por parte del gobierno de Siria.
Alemania, dijo el experto a la televisora pública, se mantuvo al margen mientras estadounidenses, británicos y franceses bombardeaban varios sitios en territorio sirio. Ischinger criticó que el nuevo gobierno alemán haya prometido asumir "responsabilidad política mundial" mientras que en los hechos "ni siquiera cumple con sus responsabilidades políticas a nivel europeo". La canciller alemana, dijo el exdiplomatico, desperdició la oportunidad de organizar apoyo político a nivel europeo en la organización de los ataques aéreos.
¿Alemania no quiere, o no puede?
Desde el punto de vista militar, Alemania hubiese podido emular el papel que asumió Gran Bretaña al enviar cuatro aviones británicos de guerra tipo Tornado a los ataques, según opinan expertos militares. Pero la pregunta de si Berlín no pudo o no quiso hacerlo demanda una respuesta compleja. El gobierno alemán no podía autorizar la movilización alemana sin la luz verde de los diputados. La Bundeswehr es un Ejército parlamentario. Cada una de sus acciones requiere aprobación del Poder Legislativo. Así que, cuando Alemania participa, las acciones militares internacionales carecen de confidencialidad. Es decir que, en ocasiones como los ataques en Siria, la participación alemana no fue solicitada, afirmaron expertos en el mismo programa al que asistió Ischinger.
En realidad, ni en Berlín, ni en Bruselas, París o Washington existe una estrategia clara en cuanto al conflicto sirio, que cumple ya siete años. Pero el solo hecho de que Reino Unido y Francia hayan participado en un ataque en Siria junto con Estados Unidos, mientras que Alemania y otros países se mantuvieron al margen, marca "una división que realmente es peligrosa, debido a que motiva a otras potencias a ponernos a prueba", dijo en Bonn el exministro alemán de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabriel.
Pero el gobierno alemán da la impresión de que su país es parte activa de la estrategia. El vocero Steffen Seibert repitió varias veces el lunes las palabras que dijo la canciller Angela Merkel la semana pasada: "Alemania apoya que nuestros aliados estadounidenses, británicos y franceses, como miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, asumieran de ese modo su responsabilidad."
Política o presión
Al mismo tiempo, el nuevo ministro germano de Exteriores, Heiko Mass, mencionó su intención de buscar de nueva una solución política. El diplomático quiere "un formato internacional en el que participen Estados influyentes". La iniciativa es ambiciosa. Las negociaciones de Ginebra a cargo del enviado especial Staffan de Mistura se encuentran congeladas luego de nueve rondas, mientras que el llamado "proceso Astaná", lanzado por Rusia, no ha logrado el cese de las hostilidades.
Simultáneamente, Maas favorece endurecer la posición de Alemania hacia Rusia, al contrario de lo que proponía su antecesor, Sigmar Gabriel. A su vez, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, advirtió acerca de un "alejamiento galopante" entre Rusia y Occidente. Prácticamente "ya no hay ninguna base de confianza mutua", dijo el también exdiplomático. Así, el nuevo gobierno alemán debe demostrar, así sea por interés propio, que es capaz de contribuir a la estabilización de la situación en Siria.
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