Sobre la mesa de Baden-Baden: el futuro de la OTAN
3 de abril de 2009Quién hubiera pensado, hace 60 años cuando se fundó la OTAN, que la Alianza acabaría enviando tropas a Afganistán. Desde los 90 con la guerra en los Balcanes, la organización que nació como una unidad militar orientada a la defensa ha pasado a la ofensiva. Y quién se hubiera aventurado a predecir, hace más de medio siglo cuando se inauguraron sus labores, que a la Alianza acabarían preocupándole las buenas relaciones con Rusia y tendría miembros en Europa del este.
Muchas cosas han cambiado en los últimos 60 años en la OTAN y casi todas ellas abren nuevos interrogantes para el futuro. La Alianza tiene que definir sus funciones, el modo en que desea colaborar con Moscú y dónde coloca sus fronteras. El cumpleaños del organismo se celebra por todo lo alto, al menos en lo que a calidad de la representación política se refiere. Tres ciudades son sedes simultáneas de los festejos, Estrasburgo, Kehl y Baden-Baden, donde se congregaban los 28 jefes de Estado y de Gobierno de la organización porque, además de fiesta, hay trabajo.
“Afganistán nos pone a prueba”
Sin lugar a dudas, el presidente estadounidense, Barack Obama, era el invitado más solicitado en este aniversario. Todos querían apretar su mano, todos querían la foto a su lado: desde los altos mandatarios hasta los jóvenes fans del “yes, we can”. Después de reunirse en Estrasburgo con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, Obama viajó a Alemania por primera vez en calidad de jefe de Gobierno y fue recibido por la canciller alemana, Angela Merkel, con honores militares en Baden-Baden.
El tema principal del encuentro entre ambos mandatarios fue uno especialmente espinoso para Alemania, pero considerablemente decisivo para la OTAN: Afganistán. Estados Unidos espera de sus aliados europeos, sobre todo de los germanos, mayores compromisos con este frente abierto. Sin embargo, en un país desacostumbrado a enviar soldados allende sus fronteras y con una opinión pública muy sensible a los temas castrenses, el Gobierno cuenta con márgenes de actuación limitados.
Semejantes minucias no desalientan a Obama. El presidente parece dispuesto a seguir al pie de la letra su nueva línea para la política exterior, amoldable a cualquier ocasión. Primero un poco de humildad: “estoy aquí para escuchar”, dijo en Baden-Baden, y a continuación unas pizcas de optimismo: “habíamos perdido a Afganistán de vista. Ahora hemos vuelto a concentrarnos. Tenemos una estrategia que une todas nuestras fuerzas. Ella nos llevará al triunfo”, aseguró.
La labor futura de la OTAN podría decidirse en la batalla afgana. Si la misión es un éxito, y el éxito hasta ahora se resiste, podría convertirse en un aval para intervenciones venideras. Si los talibanes fuerzan a otra salida poco decorosa de un ejército extranjero del país, próximos planes de acción del organismo podrían quedar en entredicho. O, en palabras de Merkel: “Afganistán nos pone a prueba, eso está fuera de toda duda. De ello depende también el éxito de la Alianza”.
Cena de trabajo
Durante una hora conversaron Obama y la canciller. Finalizada la toma de contacto bilateral, llegaba en Baden-Baden el momento de abrir el banquete. Los 28 jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza se encontraban en esta idílica ciudad del suroeste alemán para empezar las celebraciones del 60 cumpleaños de la OTAN con una cena conjunta. Después ya habría tiempo para debatir las no pocas cuestiones que marca la agenda.
Antes de que en verano Jaap de Hoop Scheffer abandone su cargo, el organismo necesita un nuevo secretario general. Por está ver cómo se reintegra Francia en la Alianza, cómo prosigue el acercamiento a Rusia y qué ampliaciones encuentran apoyo. Y, además de Afganistán, hay que hablar sobre la propuesta de Obama de que la OTAN colabore con Pakistán en la lucha contra el terrorismo. Al presidente estadounidense le gustaría que del evento saliera también un mensaje claro que enviarle a Irán, más aún después de que haya anunciado para el próximo domingo la presentación de un plan contra la propagación de las armas nucleares.
La noche se prevé por lo tanto larga en Baden-Baden. Entre los comensales de tan relevante encuentro y también en las calles, donde 24.000 policías se encargan de la seguridad y unas 200 personas de las manifestaciones anti-OTAN, hasta ahora todas ellas pacíficas.
Autor: Luna Bolívar/ Bernd Riegert/ afpd
Editora: Claudia Herrera Pahl