¿Sobrevivirá a Trump la relación EE.UU. - Unión Europea?
22 de marzo de 2018Ningún presidente estadounidense ha sido, en los últimos años, tan despectivo y en ocasiones tan abiertamente hostil hacia Europa y la alianza transatlántica como Donald Trump. De hecho, el primer político extranjero en ser recibido por Trump tras su sorprendente triunfo fue Nigel Farage, el arquitecto de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Una vez en su cargo, Trump ha arremetido reiteradamente contra los fabricantes de automóviles alemanas y el superávit comercial del país frente a Estados Unidos, e incluso en alguna ocasión afirmó que "los alemanes son malos, muy malos". También criticó a los miembros de la OTAN que, según él, no pagan lo que les corresponde, y sacó a Estados Unidos del Acuerdo de París.
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Anthony Gardner, quien -como embajador ante la Unión Europea entre 2014 y 2017, durante el mandato de Barack Obama- se lidió con las revelaciones que hizo Edward Snowden y los problemas que éstas suscitaron en las relaciones Bruselas-Washington, asegura que bajo el mandato de Trump esas fisuras son aún más profundas.
Visión revisionista
"Bajo el mandato de este presidente, Estados Unidos tiene una visión revisionista de la historia. Específicamente, considera que el orden multilateral ha socavado los intereses estadounidenses. Creo que eso es un error", dice. Gardner agrega que nunca hubo un presidente en ejercicio que haya atacado directamente a los más cercanos aliados de Washington, incluida Alemania, y que haya sido tan extremadamente crítico con la Unión Europea.
Gary Schmitt, codirector del Centro de Estudios de Seguridad del Instituto American Enterprise, sostiene que las relaciones transatlánticas no habían estado en tan bajo nivel desde hace décadas, probablemente desde la crisis del Canal de Suez. Entonces, hablamos de los años 1956/57, el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower, en un esfuerzo por impedir que interviniera la Unión Soviética, amenazó a Reino Unido y Francia, que en conjunto con Israel habían tomado el control militar del canal de manos de Egipto, con sanciones económicas si seguían adelante con su campaña. Y no siguieron.
Las relaciones también se vieron afectadas durante la llamada Crisis de los Euromisiles, en 1983, cuando millones de alemanes occidentales salieron a las calles para protestar por el despliegue de misiles estadounidenses en el país. Y las relaciones se tensaron también después de que el presidente George W. Bush tomara la decisión, en 2003, de invadir Irak. Otro episodio similar ocurrió una década más tarde, cuando Snowden reveló una trama de vigilancia masiva por parte de la NSA bajo el mandato de Obama.
El sentimiento antieuropeo de Trump dio otro paso cuando amenazó a Europa con aranceles que son vistos por todos como una medida adoptada por razones puramente proteccionistas. Pero la crisis en las relaciones también se relaciona con el hecho de que muchos europeos ven con malos ojos al presidente estadounidense y están muy preocupados acerca de sus políticas, lo que se evidenció en una encuesta recientemente dada a conocer, donde se ve que los alemanes temen más a Trump que al presidente ruso Vladimir Putin.
Si bien el malestar de los europeos es comprensible dado el comportamiento de Trump, esto hace que el mantenimiento de las relaciones entre ambas orillas del Atlántico sea algo mucho más difícil, dice Schmitt, quien fue director de la Junta Asesora de Inteligencia Extranjera bajo el gobierno de Reagan.
Consenso socavado
Schmitt señaló que bajo los gobiernos de otros presidentes, incluyendo a Obama, cuya mirada global estaba más centrada en Asia que en Europa y quien era escéptico sobre el tradicional rol de líder global que lucía Estados Unidos, los mandatarios y ciudadanos europeos y estadounidenses generalmente concordaban en la necesidad de cuidar las relaciones. Bajo Trump, en cambio, ese consenso está profundamente socavado tanto en el norte de América como en el Viejo Continente.
"Lo que creo es que el genio está fuera de la botella, en el sentido del nacionalismo, y la gente está articulando posiciones de nacionalismo y proteccionismo en Estados Unidos, liderados por una voz que es Donald Trump", dice Michelle Egan, de la American University.
Eslóganes peligrosos
Los eslóganes para las masas de Trump, como "America First" y "Make America Great Again" son inquietantes, dice Gardner. "Soy descendiente de refugiados del fascismo italiano donde un hombre, Benito Mussolini, quería hacer grande a Italia otra vez y terminó destruyendo su país", señala Gardner, el exembajador. "Para mí esos eslóganes son vacíos y peligrosos", agrega.
Consultados sobre qué perspectivas tiene la relación EE.UU.-UE, cuya desaparición ha sido predicha varias veces desde la caída del Muro de Berlín, Gardner, Schmitt y Egan dejan entrever pocas esperanzas de que las cosas vayan a mejorar mientras esté Trump.
Habiendo dicho esto, apuntan que una posible derrota de los republicanos en las próximas elecciones de mitad de período podría imponer trabas más duras en el congreso a algunas de las ideas extremas del mandatario.
Aún así, por ahora, dicen los expertos, los europeos deberían tener presente que la relación transatlántica es más importante que un solo presidente, y que para Europa y Estados Unidos no hay, les guste o no, otro aliado para avanzar en objetivos globales comunes, como el comercio libre y justo. Ni China ni Rusia están en esa lógica.
"Estados Unidos volverá. Ese es el mensaje", promete Gardner. "Volveremos y continuaremos, creo que más temprano que tarde, para llevar a cabo una política exterior sensata y bipartidista. Y Europa solo necesita esperar para que ello suceda".
Autor: Michael Knigge (DZC/VT)
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