Sophie Scholl y la rebelión de los jóvenes
22 de febrero de 2023En 1934, un grupo de chicas de Ulm hace un juramento. Sophie Scholl es una de ellas y le cuelgan un pañuelo negro en el pecho. Es aceptada en la Liga de Chicas Jóvenes (Jungmädelbund, JM) una organización nacionalsocialistapara chicas de entre 10 y 14 años. Solo tres años más tarde, es incorporada, junto con su hermano Werner, en las Juventudes Hitlerianas (HJ) en la Iglesia de San Pablo de Ulm. Estos ejemplos se citan a menudo como prueba de que Sophie Scholl, miembro del grupo estudiantil "La Rosa Blanca" y figura simbólica de la resistencia contra la dictadura nazi, albergaba originalmente simpatías por el régimen.
Werner Milstein, experto en Sophie Scholl, tiene una opinión distinta: "Para Sophie Scholl, la Liga de Chicas Jóvenes y, más tarde, la Liga de Muchachas Alemanas (Bund Deutscher Mädel, BDM) eran muy atractivas, porque allí podía hacer lo que quería: estar en la naturaleza, trepar a los árboles. Eso era lo que le interesaba: sentarse alrededor de la hoguera. Y ¿qué hacía mientras tanto? Leía a Rilke, algo que no encajaba en absoluto con la ideología nazi", dice.
La transformación de Sophie Scholl en luchadora de la resistencia
A partir de la niña que coqueteaba con los movimientos juveniles de los nuevos gobernantes, la joven Sophie se transforma en una intransigente luchadora de la resistencia. Varios acontecimientos de su vida conducen a ello, como las cartas de su amigo Fritz Hartnagel, que relata de forma impresionante sus terribles experiencias en el frente, así como la detención de su padre por "traición" en 1941. Su mundo empieza a tambalearse, aparecen grietas.
En las universidades alemanas hubo poca resistencia al nacionalsocialismo por parte del alumnado. De hecho, fueron los estudiantes quienes allanaron el camino al poder a los nazis antes de 1933. El grupo de resistencia muniqués "Rosa Blanca", al que pertenecían Sophie Scholl y su hermano Hans, fue una de las pocas excepciones.
Vida y muerte: por otra Alemania
El destino de Sophie y Hans Schollqueda sellado el 18 de febrero de 1943. A las 10 de la mañana, ambos llevan una pesada maleta a la universidad. Su contenido: panfletos. Consiguen distribuir 1.700. En un momento determinado, Sophie lanza una pila, intencionada o accidentalmente, desde la galería. Como palomas de la paz, los folletos vuelan hacia el atrio de la universidad. Es su perdición. Son las 11.15 horas. "¡Alto! ¡Están detenidos!", grita el conserje de la Universidad de Múnich.
Cuatro días después, el 22 de febrero, tres miembros de la "Rosa Blanca", Hans y Sophie Scholl y Christoph Probst, son condenados a muerte y ejecutados horas más tarde.
"Un día tan glorioso y soleado, y debo irme. Pero cuántos tienen que morir en los campos de batalla hoy en día, cuántos jóvenes esperanzados... qué importa mi muerte si miles de personas se conmueven con nuestras acciones...", se supone que dijo Sophie Scholl en la celda de la prisión, a Else Gebel, que compartió celda con Sophie Scholl.
Mente fuerte, corazón tierno
"Me impresionó mucho su lema 'Hay que tener una mente fuerte y un corazón tierno'. Se necesita una mente clara por un lado y un corazón profundamente compasivo y tierno por otro. Eso es lo que deseo a los jóvenes, que analicen muy detenidamente lo que ocurre en el mundo y actúen en consecuencia", afirma Werner Milstein. "La resistencia alemana fue para mí un puente hacia la democracia alemana. Aquellas personas de la resistencia fueron muy importantes para que hoy pueda identificarme con este país."
(gg/ms)