¿Soya argentina para China?
12 de noviembre de 2012A fines de la década de 1980 irrumpió en Viedma la prensa mundial. Se suponía que el Gobierno central se trasladaría desde Buenos Aires a esta pequeña ciudad a un lado de la desembocadura del Río Negro, donde arranca la Patagonia argentina junto al Atlántico Sur. Pero al gobierno del entonces presidente Raúl Alfonsín no le alcanzaron los fondos para aquella mudanza en favor del desarrollo del despoblado sur argentino. Y la prensa mundial se marchó por donde había venido.
Hace dos años, corrieron nuevamente rumores en Viedma, luego que el gobernador Miguel Saíz regresara de un viaje por Asia: inversores chinos querían arrendar 320.000 hectáreas de tierra para el cultivo de soya, por 50 años; además de construir su propio embarcadero en el puerto del Lago San Antonio, para transportar el grano hacia China. Los empresarios saltaron de júbilo, la población se preocupó.
Resistencia en la Patagonia
El grupo “Soberanía Alimentaria” se opone al cultivo de cereales para la producción de biocombustibles, sobre todo porque su impacto sobre los precios de los alimentos, que se elevan a cifras astronómicas. Fabiana Vega ha coordinado las protestas contra los planes del gobernador Saíz. El grupo se queja sobre todo de su política informativa.
Saíz fue develando muy discretamente los detalles del proyecto, cuenta Fabiana. Primero decía que una empresa estatal china quería sembrar soya para combatir el hambre en el mundo. Ese “digno motivo” debía apaciguar los ánimos, opina la empleada judicial de 42 años: “¿quién puede argumentar contra el combate al hambre mundial?” Pero luego Saíz rectificó: los chinos procesarían la soya para convertirla en alimento animal. Y por último, al final, se trataba realmente de producir biodiesel.
Cada vez más tierra en manos ajenas
El sur argentino despierta hace años el interés de negociantes inmobiliarios, especuladores y millonarios de todo el mundo, en busca de un trozo de naturaleza virgen. La empresa textil italiana Benetton es dueña de unas 900.000 hectáreas. El magnate mediático estadounidense Ted Turner y la actriz Jane Fonda adquirieron la finca ganadera "La Primavera" y el millonario y especulador británico Charles Lewis se compró todo un lago en Los Andes.
La población local está descontenta. El valor del suelo sube a precios inalcanzables para agricultores comunes y corrientes. La política trata de mediar. Se sancionaron leyes para limitar la adquisición de tierra por parte de inversores extranjeros; primero en la provincia Río Negro y, desde diciembre de 2011, con la Ley de Tierras, para toda Argentina. Pero sólo con leyes no se resuelve el tema, asegura Gabriel Pecollo, periodista de Viedma: "Muchos ricos del Norte tienen un permiso de residencia. Y los chinos no quieren comprar, sino arrendar."
Si las cuentas salen…
El gobierno argentino apuesta por la explotación inescrupulosa de los suelos, el petróleo y los minerales, resume el nuevo libro que el escritor argentino Miguel Bonasso ha presentado en Río de Janeiro. Su título: “El Mal”. Después de presidir por ocho años, desde 2003, la parlamentaria Comisión de Recursos Naturales –tras un nombramiento de entonces presidente Néstor Kirchner–, Bonasso se ha convertido en uno de los principales críticos de la política de su país en este campo.
La propia Ley de Tierras, aprobada bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, ni siquiera toca a gente como Turner o Benetton, reclama Bonasso. Ellos, que ya tienen en sus manos el 10 por ciento del territorio, ahora podrán adquirir otro cinco por ciento, “el quince por ciento en total”, dice.
22 millones de hectáreas de tierra argentina están plantadas hoy con soya genéticamente modificada. Los pesticidas y fertilizantes contaminan las aguas subterráneas y los suelos; son lanzados desde aeronaves que no toman precauciones en relación con los pueblos que sobrevuelan y sus habitantes. Y eso es que lo que le esperaría a Río Negro, denuncia Fabiana Vega.
Un diputado de la oposición llevó el proyecto de Saíz ante las máximas autoridades judiciales de la provincia. Su impacto ambiental no se ha estudiado suficientemente, dijeron los jueces en noviembre de 2011 y decidieron en contra de su implementación inmediata. Por esa fecha, Saíz perdió las elecciones y terminó su mandato. Pero Fabiana no confía en que el proyecto esté enterrado. No se hace ilusiones sobre el futuro: los chinos esperarán, dice, y los peronistas en el poder nunca se han negado al deseo de los inversores, siempre que las cuentas salgan.
Autora: Gaby Weber / rml
Editor: Enrique López