Estudio: nuestro cerebro es mucho más lento que el Internet
27 de diciembre de 2024Investigadores del Instituto de Tecnología de California (Caltech) han cuantificado uno de los procesos más intrigantes del universo conocido: la velocidad de nuestro propio pensamiento. Y el resultado ha dejado a la comunidad científica perpleja, revelando que nuestro procesamiento consciente de información operaría a una modesta velocidad de 10 bits por segundo.
Para contextualizar esta sorprendente cifra, consideremos nuestra realidad digital cotidiana: mientras nuestros pensamientos procesan información al ritmo de un goteo constante, la transmisión de un video de alta definición requiere unos 25 millones de bps y la velocidad de descarga en un hogar típico estadounidense es de unos 262 millones de bps.
Resulta aún más impactante si contextualizamos esta cifra con nuestra propia biología: nuestro sistema nervioso periférico absorbe información del entorno a la asombrosa velocidad de mil millones de bits por segundo, mientras que nuestra mente consciente solo consigue procesar una ínfima fracción de ese torrente de datos.
Esta asimetría fundamental o cuello de botella neurológico plantea interrogantes fundamentales sobre la arquitectura de nuestra cognición: ¿por qué nuestra consciencia, con toda su sofisticación evolutiva, solo puede procesar un pensamiento a la vez, mientras nuestros sistemas sensoriales manejan simultáneamente miles de entradas? Además, otra pregunta crucial, como señala Markus Meister, coautor del estudio publicado en Neuron, se vuelve inevitable: "¿Qué hace el cerebro para filtrar toda esta información?"
El estudio
Para entender mejor esta brecha, Meister, junto a la investigadora Jieyu Zheng, analizaron diversas actividades humanas. Por ejemplo, examinaron la velocidad de mecanografiado de expertos que teclean textos en inglés. Según sus cálculos, esa actividad indica que, en condiciones controladas, nuestro cerebro maneja unos 10 bits de información por segundo. En un contexto menos predecible, como escribir secuencias de caracteres aleatorios, el ritmo de tecleo cae drásticamente, reforzando la idea de que dependemos de la estructura interna del lenguaje para mantener cierta rapidez.
Otro caso es el de los videojuegos: se han medido tareas como jugar al Tetris o resolver cubos de Rubik con los ojos vendados (cerca de 12 bits/s), así como el desempeño de gamers profesionales en juegos de estrategia en tiempo real (aproximadamente 10 bits/s). Cada una de estas actividades, según datos compartidos por IFL Science y Science Alert a partir de la misma publicación, refuerza la conclusión de que la capacidad de procesamiento consciente se mantiene en un margen muy similar.
"Es una cifra extremadamente baja", señala Meister en un comunicado de Caltech. "Cada instante extraemos solo 10 bits del billón que captan nuestros sentidos y utilizamos esos 10 para percibir el mundo que nos rodea y tomar decisiones", agregó.
Esta limitación plantea así las intrigantes preguntas para la neurociencia. Por ejemplo, ¿por qué tenemos más de 85.000 millones de neuronas si pensamos tan lentamente? ¿Y por qué nuestro cerebro solo puede procesar un pensamiento a la vez, en lugar de trabajar en paralelo como lo hacen nuestros sistemas sensoriales?
Una explicación evolutiva
Los investigadores sugieren una explicación evolutiva: simplemente no necesitábamos ir más rápido. "Nuestros antepasados han elegido un nicho ecológico en el que el mundo es lo suficientemente lento como para hacer posible la supervivencia", explican en su estudio. En otras palabras, esa velocidad de procesamiento fue suficiente para mantenernos vivos y prósperos como especie; cuando lo importante es la supervivencia, con predecir dónde estará el depredador o la presa a continuación puede bastar.
En ese sentido, según los investigadores, nuestro cerebro posiblemente heredó su arquitectura de los sistemas nerviosos simples de organismos primitivos, que utilizaban el cerebro principalmente para navegar, acercarse a la comida y alejarse de los depredadores. "El pensamiento humano puede verse como una forma de navegación a través de un espacio de conceptos abstractos", escriben Meister y Zheng.
Los límites del cerebro: ambiciones tecnológicas
Este descubrimiento también pone en perspectiva algunas ambiciones tecnológicas actuales. Los sueños de interfaces cerebro-ordenador que aceleren dramáticamente nuestra capacidad mental podrían enfrentarse a un obstáculo fundamental: la propia velocidad de nuestra cognición. Como señala IFL Science, esto sería como intentar conectar una fibra óptica a una Game Boy, el hardware limitaría inevitablemente el rendimiento.
El estudio deja más preguntas que respuestas, sobre todo acerca de cómo filtra nuestro cerebro esa avalancha de información sensorial para quedarse solo con esos cruciales 10 bits por segundo. Mientras tanto, quizá podamos especular y considerar que tal vez lo que en un principio podría parecer una limitación surge, bajo un análisis más profundo, como un posible triunfo de la evolución: ¿podría esta aparente limitación cognitiva ser en realidad una sofisticada adaptación que nos permite navegar eficientemente en un mundo cada vez más saturado de información?
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Caltech, Neuron, Science Alert, IFL Science y The New York Times.