Sudán: "Esta guerra no es nuestra guerra"
7 de mayo de 2023Stella Gaitano es una voz importante para los sudaneses. Por más de 20 años ha descrito las consecuencias de la guerra en sus cuentos, novelas y artículos. También ha denunciado las injusticias y expuesto la codicia de los líderes militares. "Mi destino es tener que vivir todo eso de nuevo", dice en conversación con DW.
Los combates entre el ejército y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) se acercan a cumplir un mes. Muchos países han evacuado a sus ciudadanos, cientos de sudaneses han muerto y la situación no mejorará en corto plazo. "Mi familia sigue allá, mantengo contacto con mis amigos", explica Gaitano, que actualmente es becaria del programa Escritores en el Exilio, de PEN, y vive en Kamen, Alemania.
En su libro de cuentos Verwelkte Blumen (Flores marchitas, 2002), describió la suerte de quienes tuvieron que escapar de los conflictos en el sur de Sudán antes de llegar a campos de refugiados en Jartum. En 2011, Sudán del Sur se separó de Sudán. Debido a su condición de activista, Gaitano se convirtió en blanco de nacionalistas y tribalistas. La amenazaron en redes sociales y cuando la agresión pasó al campo de lo físico debió dejar su hogar en 2021.
Sakin: "¡No es nuestra guerra!"
"Esta guerra no es nuestra guerra", expresa Gaitano. Abdelaziz Baraka Sakin piensa lo mismo. "No es la guerra del pueblo sudanés, sino una lucha entre algunos generales por la riqueza y el poder", señala. Sakin también es escritor, el más leído de Sudán. Su libro El mesías de Darfur (2012), sobre el genocidio y la dictadura de Omar al Bashir, lo hizo conocido internacionalmente.
Sakin, que vive exiliado en Austria desde 2012, no cree que vaya a haber paz en el corto plazo. "Espero estar equivocado", comenta. Pero lo que más teme es que potencias extranjeras se involucren en el conflicto, lo que ayudaría a extenderlo. En su opinión, ninguno de los bandos es suficientemente fuerte como para librar la guerra sin ayuda externa. "Si nadie los respalda, la guerra terminará sola", estima.
"Cuando escribí mi libro, mucha gente no me creía porque la guerra en Darfur y Sudán del Sur estaba muy lejos", explica. Muchos consideraron sus relatos pura fantasía, excepto el gobierno de Sudán, que lo desterró. "Ahora todos saben que tenía razón". Artistas como él, que hacen campaña por un cambio democrático, una justicia eficiente y un panorama legislativo más limpio, suelen enfrentar dificultades en el país.
Si bien al comienzo los combates se concentraron en el cuartel general del Ejército, el palacio presidencial y el aeropuerto de Jartum, ahora los enfrentamientos parecen afectar también a los museos. El Museo Nacional de Sudán, inaugurado en 1971 y que alberga tesoros de la arqueología nubia, fue bombardeado. El alcance del daño causado no está claro. "Los museos ya no están vigilados para protegerlos de los saqueos", precisó Sara Saeed, directora del Museo de Historia Natural de Sudán.
Maximilian Röttger, director del Instituto Goethe en Sudán, recuerda el espíritu de optimismo que invadió al país tras la revolución de 2019, cuando decenas de miles de personas se manifestaron frente al cuartel principal del Ejército en la capital. Antes de que volviera a estallar la violencia, Sudán estaba camino a formar un gobierno democrático. Debido a los combates, Röttger fue evacuado de Jartum en un vuelo de la fuerza aérea de Alemania.
Golpe a la vía democrática
El arte y la cultura jugaron un papel importantísimo en la transición, dice Röttger a DW. El Instituto Goethe acompañó el proceso apoyando la escena cultural y brindando los espacios necesarios. "Los desarrollos recientes están haciendo retroceder ese proceso de transformación", sostiene.
Si Abdelaziz Baraka Sakin fuera presidente de Sudán, lo primero que haría sería recoger todas las armas. Hay tantas milicias, dice, que "nadie está realmente seguro". En su opinión, también hay que reorganizar la economía. "En realidad, Sudán es un país rico. Tenemos suficiente oro, petróleo, tierra y otros recursos. Pero nuestros líderes usan todo en beneficio propio". Para Sakin, el arte y las palabras ofrecen esperanza a la población: "Es lo único que tiene la gente ahora".
(dzc/rr)