Tailandia: ¿Cómo salvar a 12 niños atrapados en una cueva?
4 de julio de 2018En medio de la jungla tropical tailandesa se halla la cueva Tham Luang, cuya entrada mide casi 40 metros de ancho. Esta forma parte de un sistema de túneles de aproximadamente diez kilómetros de largo. Hace casi dos semanas, doce adolescentes y su entrenador de fútbol se adentraron en esta gruta y recorrieron cuatro kilómetros. Un buceador los encontró vivos: un “milagro”, opina el espeleólogo alemán Andreas Kücha.
Él conoce la cueva en el norte de Tailandia. En 2006, la exploró personalmente, "pero recorrí solo un kilómetro", recuerda Kücha, quien también estuvo en verano durante la temporada de lluvias en Tailandia. Como ahora, la cueva también entonces estaba inundada en muchos lugares. "Hay zonas donde el agua se atasca y no se puede avanzar más", aclara el experto
Asombrados por el buen estado de los jóvenes
El equipo de fútbol probablemente se vio sorprendido por la lluvia, según las autoridades tailandesas. En realidad, los jóvenes entre 11 y 16 años de edad y su entrenador, de 25 años, querían explorar la cueva. Pero, de repente, el nivel del agua aumentó y tuvieron que ponerse a salvo adentrándose en el sistema de cuevas ramificadas. Al espeleólogo Kücha le asombra que los niños y su entrenador estén en tan buen estado de salud, como se pudo comprobar a través de las imágenes.
"No me lo hubiera imaginado", admite Kücha. Aunque el agua en la cueva es potable, incluso si está sucia, la gente puede vivir sin alimentos en situaciones extremas hasta 14 días. El estrés mental de los niños debe ser extremo. "No sabían si habría un rescate ni cuándo", analiza el espeleólogo. "Pero han sobrevivido al peor momento hasta ahora y saben que los equipos de rescate ayudan", añade. Al fin y al cabo, los niños no pasan frío: la temperatura de la cueva es de unos 27 grados celsius, y el agua está a unos 25 grados de temperatura, estima Kücha.
Un poco de paciencia
Probablemente los jóvenes tardarán algún tiempo hasta poder salir de la cueva. Los equipos de rescate proporcionarán alimentos al grupo durante al menos cuatro meses. Solo entonces finalizará la temporada de lluvias en Tailandia, y el nivel del agua en la cueva descenderá por sí solo. El equipo de fútbol podría incluso salir de la cueva por su cuenta.
Pero hasta que eso suceda, el equipo de rescate está trabajando para sacarlos. Entre otras cosas, se está considerando la posibilidad de perforar un túnel desde el exterior. Además, los equipos de rescate están asegurando cuerdas en la pared de la cueva para facilitar la entrada y salida. Por otro lado, los jóvenes recibirán un entrenamiento de buceo rudimentario para que probablemente puedan salir buceando. Aunque hay varios lugares con bolsas de aire a lo largo de los cuatro kilómetros, como informa el rescatista de cuevas Gary Mitchell de Tailandia, una inmersión de estas características es peligrosa incluso para buceadores experimentados.
Andreas Kücha cree que los niños solo podrían bucear en ciertas partes y hasta 40 metros por sí solos. Todo lo demás es impensable para buzos sin experiencia. Por cierto, tampoco existe la posibilidad de que un niño se enganche a un buceador o lo lleve a cuestas. La cueva es demasiado estrecha en muchos lugares y la corriente es especialmente fuerte, dice Kücha.
Largo camino hasta los 13
Los buceadores tardan aproximadamente una hora y media hasta llegar al lugar donde están los niños. Allí no hay luz natural, el agua es fangosa y opaca. Si uno de ellos al bucear fuese presa del pánico, no solo su vida estaría en juego, sino también la de los rescatistas. "Si un niño por pánico empieza a dar manotazos, entonces el buzo debe primero pensar en su propia seguridad", dice Andreas Kücha. "Es un gran desafío para los buceadores", explica.
Gary Mitchell coincide con respecto al rescate de los menores en Tailandia. "No vamos a arriesgar la vida de nadie al intentar sacar a los niños ahora mismo, si pueden seguir estando seguros allí", dice el rescatista; incluso si la opción de tener que pasar varios meses en una cueva no es la mejor ni para los jóvenes ni sus familias. Por el momento, Mitchell cree que el islote de barro en la cueva sea probablemente el lugar más seguro para ellos.
Jennifer Wagner (RMR/ER)
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