“Tempora”: el gobierno alemán exige esclarecimiento
25 de junio de 2013Para la ministra germana de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, el caso británico de espionaje a gran escala es una “pesadilla hollywoodesca”. El servicio secreto británico GCHQ interceptó las comunicaciones telefónicas y de Internet transportadas por cables de fibra de vidrio submarinos entre Europa y el continente americano. Las revelaciones están basadas en documentos que el ex-técnico Edward Snowden puso a disposición de dicho periódico londinense.
Políticos alemanes anuncian medidas
En Alemania la indignación aumentó cuando se supo que las comunicaciones de internautas alemanes también fueron intervenidas por los británicos y conservadas durante tres días después de cada interceptación. Las direcciones, los números de teléfono y las horas en que los accesos tuvieron lugar fueron además grabados durante un mes. Aún no se sabe empero, cuántas personas en Alemania fueron víctimas del espionaje masivo.
Konstantin von Notz, portavoz de asuntos nacionales de la fracción Los Verdes del Parlamento alemán, acusa a las autoridades británicas de haber violado las leyes del derecho internacional y exige “parar inmediatamente las actividades de espionaje:”
A propósito del escándalo, von Notz insta a Naciones Unidas a “impulsar una iniciativa en favor de una convención para la protección de la esfera privada en Internet”. Von Notz pide estudiar la posibilidad de llevar el caso ante el Tribunal Europeo de Justicia o a la Corte Constitucional de Alemania.
Por su parte, la experta en protección de información, Gisela Piltz, líder de la fracción liberal en el Bundestag, dijo a DW que “su partido ve con horror y gran preocupación las ansias de los servicios secretos de recolectar y conservar informaciones en masa”. La ministra de Justicia, del mismo partido liberal FDP, habla incluso de una “catástrofe”.
¿Democracia en peligro?
En una entrevista a la radio Deutschlandfunk, con sede en Colonia, el cristianodemócrata Wolfgang Bosbach, jefe de la comisión de asuntos internos en el Parlamento, teme además por la credibilidad de la democracia: “No solo se trata de la protección de la esfera privada sino también de la confianza en la democracia. Los ciudadanos pierden la confianza en el Estado si no pueden estar seguros de que los servicios secretos solo hacen lo que les está permitido.”
Por su parte, el senador socialdemócrata Gerold Reichenbach recalca que la "prevención de peligros ha desbordado todas las dimensiones” y, dirigiéndose al mismo Berlín pregunta: “¿Qué sabía de todo esto el gobierno de la canciller Merkel?”
Según el portavoz del gobierno, Steffen Seibert, lo que ha hecho el gobierno es pedir explicaciones a los británicos. “El ministerio federal del Interior dirigió preguntas sobre 'Tempora' al embajador de Gran Bretaña”, dijo lacónicamente Seibert.
Erich Schmidt-Eenboom no cree en la indignación del gobierno alemán, toda vez que “los servicios secretos alemanes BND y la Agencia federal para Seguridad en Técnicas de la Información sabían desde hace tiempos que sus homólogos estadounidenses y británicos estaban interviniendo las comunicaciones privadas”, dijo el experto Schmidt-Eenboom a la radio alemana MDR.
Por último, Constanze Kurz, vocera del Chaos Computer Club, dijo a DW que lo verdaderamente sorprendente es lo "gigantesco de las interceptaciones” y concluye que “esto no es compatible con una democracia”.
Autor: Anna Peters / José-Ospina-Valencia
Editor: Enrique López