Tintín, 75 años después
11 de enero de 2004
El 10 de enero de 1929 el joven reportero aparecía por primera vez en los periódicos belgas. Fue el disparo de salida de una saga de 23 aventuras que ya han vendido más de 200 millones de ejemplares. Georges Remi, más conocido por Hergé, no podía imaginar por aquel entonces lo lejos que iban a llegar sus personajes, que ya se han convertido en un símbolo en Bélgica.
Tintín, su perro Milú, Fernández y Fernández, el capitán Hadock y el profesor Tornasol son las figuras principales de la banda. Hergé se encargó de que este variado grupo viajase por todo el mundo en busca de aventuras que harían soñar a cualquiera. Las pirámides de Egipto, las selvas del amazonas, la luna y los fumaderos de opio de China, no eran ningún obstáculo para el intrépido reportero.
Periodista vocacional
En noviembre de 1928, Hergé se hace cargo de la sección infantil semanal de Le Siecle XX (El sigo XX) y nacen de su lápiz Tintín y Milú, cuya primera aventura fue publicada en 1930. El periódico, dirigido por el religioso conservador Norbert Wallez, publicó su critica contra lo que en aquella época significaba poco menos que el anticristo, la revolución soviética. Posteriormente, tras el inicio de la guerra y el cierre del periódico, el autor pasó a trabajar a otro periódico, el cual colaboraba con el régimen de Hitler, el rotativo Le Soir.
Al final de la década de los treinta, mientras Bélgica sufría el azote de Hitler, Hergé desviaba con astucia la atención de la censura nazi optando por exóticos títulos que nada tuvieran que ver con la realidad de la que impregnaba muchas de sus historias. Pese a ello, fue relacionado con personajes del bando equivocado y se le señaló como simpatizante nazi. Esta época significó para Hergé su salto a la cumbre. Las aventuras publicadas entre 1939 y 1944 fueron las más vendidas en toda la historia de Tintín.
¿Qué se esconde tras Tintín?
En realidad, el trasfondo ideológico de las historias, despierta multitud de interpretaciones en cuanto a la orientación política de Hergé. Los adjetivos que califican al autor van desde colonialista, a ser colaborador del III Reich o un “Boy Scout” ansioso de luchar contra la injusticia. Los hay incluso que lo tildan de homosexual o misógino. La opinión generalizada considera que el autor pasó por diversas etapas a lo largo de su vida, y esto marcó el trasfondo de sus cómics pero, aunque muchas versiones lo describen como un liberal, Hergé no consiguió librarse del Sambenito que le colgaron sus flirteos con el régimen de Hitler.
Hergé dibujó en Tintín quizá su ideal juvenil de periodista, un profesional dotado de astucia, conocimientos, idiomas, capaz de investigar y analizar hasta descubrir la verdad, que, dada su lealtad y su sentido de la ética, no está en venta sino que es el arma para oponerse a los malvados. Y, a pesar de las acusaciones sobre su pasado, despertó la admiración de muchos a lo largo de su historia. El mismo Charles de Gaulle mostró su devoción por el personaje, con una frase que quedará para toda la eternidad: “En el fondo, mi único rival internacional es Tintín. Somos los pequeños que no se dejan avasallar por los grandes”. Otro de los admiradores del héroe del cómic fue Andy Warhol: “Hergé ha influido en mi obra tanto como Disney. Para mí, Hergé fue más que un dibujante de cómics. Tenía una dimensión política y satírica”.
En definitiva, un autor controvertido pero que hizo las delicias de muchas generaciones de ávidos lectores, y fue un maestro para las futuras generaciones de dibujantes. ¿Qué niño no soñaría con vivir tan sólo la mitad de las aventuras de Tintín?