Todo lo que sube, baja
20 de septiembre de 2002Lejos, muy lejos, parecen los tiempos en el que el índice de acciones alemán DAX cotizaba a grandes alturas. Una carrera alcista lo impulsó hasta los 3.000 puntos en 1997, rompió el marco de los 4.000 el mismo año. De ahí siguió un ascenso directo al cielo que alcanzó en marzo del 2000 al cotizar al cierre de la jornada en el nivel de los 8.064 puntos. Vaya ovaciones las que se escuchaban en todas partes. Era la fiebre del oro del siglo XX. Los ciudadanos alemanes, siempre tan cuidadosos y reticentes a lo nuevo, comenzaron a invertir en acciones. La bolsa que hasta ese entonces estaba limitada a grandes accionistas y especialistas comenzó a ser también mercado de sueños del pequeño inversionista. Pero los sueños no duraron mucho tiempo. Lo que pocos sospechaban era que ese 7 de marzo del 2000 marcaba también el fin de la época de bonanza y comenzaba, aunque primero lentamente, el declive. Éste se ha prolongado desde entonces y hoy el índice de acciones alemán pelea por mantenerse por encima del nivel de los 3.000 puntos y con muchas dificultades. Poco le ayuda el clima poco optimista producto de un año de quiebras, de escándalos, de recortes generalizados en todas las áreas de la economía.
Nada que festejar y mucho que reclamar
El pequeño inversionista hace tiempo que se ha retirado de la bolsa, o más bien se ha tenido que retirar después de los grandes golpes y caídas en picada de principios del nuevo siglo. Y ahora se retiran los grandes inversionistas, los bancos y los grandes especuladores, en espera de mejores tiempos. Ahora es tiempo de explicaciones, tiempos de encontrar las causas y también a los culpables. La caída registrada en la bolsa alemana es en buena parte espejo de los movimientos internacionales; resulta lógico entonces buscar al culpable en las cúpulas internacionales.
Un chivo expiatorio de renombre
Antes festejado como el más sabio economista, comienza a circular ahora su nombre como el gran culpable: Alan Greenspan. Una vez más queda demostrado que los refranes populares siempre tienen razón: el éxito tiene siempre varios padres, el fracaso sólo uno. Se critica duramente que la política monetaria de Alan Greenspan fracasó por completo y ha llevado a los mercado a la situación en la que se encuentran en este momento. Fue Greenspan quien, según indican analistas alemanes, impulsó la gran burbuja especulativa en los mercado de acciones con su política de tasas de interés muy bajas.
Y después del derrumbe de los mercados esperó demasiado para relajar las riendas económicas. Ignorando por completo la crisis en Asia y en Rusia, los críticos culpan al jefe de la Reserva Federal de EE.UU. , la nación económica más poderosa del mundo, de haber ignorado por muchos años la enorme burbuja especulativa en los mercado accionarios internacionales. Ahora, dos años después del exorbitante auge, parecería que el gran milagro económico fue sólo una ficción financiada por la Reserva Federal estadounidense.
Otro acusado en el banquillo
Pero los analistas alemanes detectan a o otro gran culpable. Su nombre: Gerhard Schröder. Y si creemos que las estadísticas no mienten, tienen razón. Después de todo, durante el gobierno del actual canciller alemán, el índice DAX ha perdido un 20% de su valor. Los más cínicos parodian uno de los lemas electorales que rezan "Lo lograremos" y lo modifican a "DAX 1.000 puntos, lo lograremos", indicando que si el canciller logra el próximo 22 de septiembre la reelección, no estará lejos el día en que el índice de acciones alemán retroceda hasta los mil puntos, de donde partiera en 1988 cuando empezó a cotizar.
Y por si no fuera suficiente Schröder, también hay graves críticas en contra del presidente estadounidense George W. Bush quien, sin tomar en cuenta las fuertes pérdidas que registran los índices accionarios - también el Dow Jones estadounidense - amenaza ahora a Irak con una guerra que ha hecho que se incrementen los precios del petróleo a niveles no vistos desde la época de la Guerra del Golfo Pérsico. Lástima que la recesión no cotice en bolsa, de ser así, el futuro no resultaría tan sombrío.