Trabajo forense para recuperar la memoria
12 de abril de 2018¿En qué consiste su labor?
En el laboratorio de Genética Forense realizamos todo tipo de pruebas a nivel de ADN. En los casos civiles realizamos pruebas de parentesco, por ejemplo para determinar si una persona es el padre de otro individuo. En los casos criminales, se trata de obtener el perfil genético a partir de restos biológicos encontrados en la escena del crimen. Existen otros casos, como la identificación de restos cadavéricos, obteniendo el perfil genético a partir de restos óseos y comparándolo con familiares de la persona desaparecida.
La identificación de los restos pertenecientes a desaparecidos durante la Guerra Civil no es una labor especial en sí misma. Sí tiene de especial, por un lado, la dificultad de obtener ADN de muestras “antiguas” y, por otro, el significado de lograr poner nombre a esos restos.
¿Cuáles son los impedimentos con los que se encuentra en su investigación?
En la parte técnica, la dificultad la encontramos en la antigüedad de los restos y en las condiciones de su conservación. Hasta el momento hemos podido obtener el perfil genético de todos los restos óseos analizados. Pero cada hueso que estudiamos es un reto.
Tal vez uno de los mayores impedimentos que encontramos en nuestra investigación es el no disponer de muestras de los familiares de todos los desaparecidos. Una de las causas por las que tenemos dificultades es el miedo que aún tienen esas personas a ser señalados como hijos o familiares de desaparecidos. La dictadura se encargó durante mucho tiempo de recordarles de quién eran hijos y sufrieron durante toda su vida ese estigma.
En algunas ocasiones he tenido que ir a recoger muestras de familiares de forma “clandestina”. La gente tenía tanto miedo que me citaba en distintos puntos, para que nadie supiera que había dado muestras para la identificación del desaparecido.
¿Qué significa para usted personalmente trabajar en estos casos?
Yo viví el final de la dictadura durante mi adolescencia. En mi casa, al igual que muchas otras, siempre estaba el mensaje de no hablar fuera de ella sobre democracia y libertad. Había una gran represión, había miedo, mucho miedo. Después llegó la democracia. Y todo lo que tenía que ver con la Guerra Civil era cosa del pasado y era algo que debíamos olvidar. La desmemoria llegó hasta tal punto que cuando me plantearon realizar la identificación de los primeros restos encontrados de las víctimas de la represión en Canarias, me lo planteé como un reto profesional y llegué a cuestionar si realmente valía la pena que se gastara dinero en las identificaciones. Yo siempre me he considerado una persona progresista y, sin embargo, la educación que recibí durante mi juventud -“de la Guerra Civil no se habla”- me produjo esa pérdida de la Memoria Histórica. Cuando tuve la ocasión de tomar muestras de los familiares de los desaparecidos, recobré la “memoria”. Era desgarrador oír las historias que contaban, como esos hombres fueron arrancados de sus familias y después asesinados.
Para mi y mi equipo ha supuesto un gran orgullo y satisfacción poder participar en este proyecto. Creo que devolver a los familiares los restos de los desaparecidos es de justicia.
Yo no dejo de repetir a las personas que aún hoy cuestionan estos trabajos, que piensan que los muertos mejor dejarlos donde están: piensa qué harías si tu padre hubiera desaparecido, ¿lo buscarías o lo olvidarías en una fosa o en el fondo de un pozo?.
¿Cree que el Gobierno de Canarias/España ha apoyado la búsqueda de los restos? ¿Se podría haber mejorado algo?
El Gobierno de Canarias y el Cabildo de Gran Canaria han dado ayudas puntuales para la localización, recuperación e identificación de los restos. Pero esas ayudas han llegado por la incansable lucha de las asociaciones de los familiares. Evidentemente se puede mejorar. Creo que como sociedad tenemos el deber de recuperar esos cuerpos. No hay que olvidar que en Canarias no hubo batallas. Los desaparecidos fueron alcaldes, sindicalistas, trabajadores... en definitiva, demócratas asesinados por sus ideas.
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¿Cómo reaccionan los parientes de las personas desaparecidas cuando se enteran de que los restos de su familiar han sido identificados?
Es un momento muy emotivo. Primero el llanto, después el sosiego de poder cerrar un capítulo de su amarga historia. Por fin saben dónde están los restos de sus padres, cómo fueron asesinados y por último darles una sepultura digna.
¿Considera personalmente positivo el hecho de que se busque los restos de los desaparecidos?
Sí, por supuesto, creo que es una deuda que tenemos con esas personas y sus familias. Debemos recuperar la memoria y devolver la dignidad a esa gente.
*José Juan Pestano es director técnico del Laboratorio de Genética Forense del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas
Rosa Macías Reyes
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