Alemania
25 de septiembre de 2006
Casi una cuarta parte del consumo mundial de la energía no renovable es utilizada para el transporte. Un precio alto para la naturaleza y la salud: la contaminación con dióxido de carbono mata, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) a más de un millón de personas cada año.
Y el volumen del tránsito automotor en las gigantescas China e India crece a un 7 y 10% anual respectivamente. En la Unión Europea de los próximos años con 30 países miembros y una población de 560 millones de personas se espera un fuerte crecimiento del parque automovilístico con las consecuencias temidas.
Levitar a 450 kilómetros por hora
No sólo por ello, el tren magnético de levitación es - ¿o acaso era? - la alternativa alemana al transporte terrestre del presente y futuro. Pero el futuro del Transrapid no podía ser hoy más incierto. Ni siquiera en la misma Alemania está asegurado, sobre todo tras el fatal accidente del 22 de septiembre de 2006.
Uno de los proyectos más simbólicos del Transrapid estaría incluso en riesgo de ser aplazado o peor aún, cancelado: la construcción del trayecto entre Munich y su aeropuerto internacional.
Si es cierto que el avance tecnológico que representa el desarrollo de un tren magnético que alcanza hasta 450 kilómetros por hora no está en duda, lo que sí es motivo de controversia son los altos costos de la implementación del trayecto de levitación.
“Falla humana, no técnica”
A la discusión sobre costos se agrega la de la seguridad del medio de transporte considerado hasta ahora como “el más seguro del mundo”. Las primeras evaluaciones de la reciente colisión dicen empero, que la falla fue humana y no técnica. Las personas encargadas de darle vía al Transrapid habrían pasado por alto que en el carril aún se encontraba un vehículo de limpieza del tramo.
Un hecho que ha alimentado las esperanzas del ministro bávaro de Transportes Erwin Huber que aún cuenta con el inicio de las obras en 2007. En su optimismo lo asiste el director de la Comisión de Transporte del Bundestag, el Parlamento alemán, Klaus Lippold que considera que “un accidente de dicha índole no puede llevar automáticamente a distanciarse de la tecnología de punta que representa el Transrapid”.
Los Verdes: “muy caro”
Winfried Hermann, de Los Verdes, un partido declaradamente en contra del Transrapid afirma que “los costos del uso del magnetismo en trenes de alta velocidad son el doble de altos que los de un tren convencional”. Cierto es que, a pesar de todas las subvenciones públicas, hasta ahora han faltado los inversionistas de capital privado justamente porque la incertidumbre sobre la rentabilidad del Transrapid se ha convertido en su mayor obstáculo.
La construcción de un trayecto de 38 kilómetros entre Munich y su mayor aeropuerto significarían subvenciones de cerca los 2 mil millones de euros. El Transrapid reduciría el tiempo de viaje actual de 40 a sólo 10 minutos.
Transrapid: tan exitoso que ya lo copian
Entre tanto China, el único país en donde circula comercialmente el Transrapid alemán, reporta que ha superado la cifra de 5 millones de pasajeros en su recorrido de 30 kilómetros.
El Transrapid une a la metrópolis china de Shanghai con el aeropuerto Pudong. Durante 14 horas diarias este bólido levitante ha demostrado su primacía en más de dos millones de kilómetros recorridos llevando a los pasajeros en sólo 15 minutos a su destino. No en vano se presume que China estaría también copiando la tecnología de punta del Transrapid alemán.