Discusión por acuerdo UE-Colombia
28 de febrero de 2012En el curso de aprobación y ratificación del acuerdo de asociación entre la UE y Colombia y Perú, el Parlamento Europeo tendrá pronto que dar su visto bueno. Dado que incluye cláusulas sobre biodiversidad, armas y derechos humanos, éste tiene que pasar por los Parlamentos nacionales de los 27 países de la UE. Sin embargo, para la parte comercial del acuerdo basta con la ratificación de Bruselas. De ser aprobado en la eurocámara, podría entrar en vigor en pocos meses. Pero la oposición es significativa y se hace sentir.
La situación de los derechos humanos y las carencias de estándares laborales, sociales y medioambientales eficientes, así como la débil presencia de la sociedad civil en el monitoreo del acuerdo, son los puntos que los críticos de ambos lados del océano no cesan de subrayar. DW asistió a una conferencia en el Parlamento Europeo, con auspicio de la Fundación Friedrich Ebert, en que se ventilaron varios de estos puntos, con la atención centrada en Colombia.
¿Dejando atrás los horrores?
“En esta batalla por el tratado de libre comercio entre la UE y Colombia hay que hacer distinciones: hay quienes se oponen porque no creen que el libre comercio sea un arma útil para avanzar en el bienestar de la sociedad. Y hay los que se oponen por el tema de la situación de derechos humanos en Colombia”, afirmó el eurodiputado socialista Emilio Menéndez del Valle, quien apoya la ratificación del acuerdo.
“Y si la condena a los errores y horrores cometidos por la administración Uribe fue muy clara, subrayo que la administración Santos significa un paso hacia delante en la buena dirección”, señaló. Un reciente informe de Human Rights Watch acreditaría la disminución de la violencia en el país sudamericano.
Un acuerdo más un memorándum
Con todo, los temores de diversas organizaciones de la sociedad civil son recogidos por ciertas partes del espectro político de la eurocámara. Y, desde la bancada socialista, se propone que antes de la ratificación del acuerdo se cree un instrumento adicional: un “memorándum de entendimiento”.
“Queremos transformar el diálogo sobre derechos humanos en un plan de acción vinculante que considere mecanismos de control para velar por los derechos de los trabajadores; exigimos también que la puesta en vigor de la Ley de Víctimas y que la restitución de las tierras a los desplazados sea controlada por instancias independientes”, explica a DW el eurodiputado alemán Bernd Lange.
Es más, si el memorándum de entendimiento incluyese “el tema del tratamiento de las asimetrías, la vinculación del medio ambiente y el desarrollo sostenible, así como la participación de interlocutores sociales en el seguimiento de los acuerdos, estaríamos dispuestos a transitar ese camino”, dice a DW Eduardo Estévez, asesor de la Confederación Sindical de las Américas.
Pero, por verse está si existe la posibilidad jurídica y la voluntad; por el momento con el tratado en su versión actual, las voces sindicales lo rechazan. Por el contrario, para el liberal Simón Gaviria, presidente de la Cámara de Representantes colombiana, el tratado "significará más influencia de Europa en Colomibia, una presencia que la va a hacer crecer".
¿Otra vez sólo materias primas?
¿Qué debería contener un acuerdo para ser visto con buenos ojos por los sindicalistas? “Sería imprescindible que Europa aceptara que hay asimetrías muy grandes entre la economía de la UE y la de Colombia”, responde a DW Fabio Arias, fiscal nacional de la Central Unitaria de Trabajadores colombiana.
¿Significa esto un no rotundo a todos tratados de libre comercio? “No, pero éste como está firmado les da garantías a los empresarios, especialmente al sistema financiero, y no le da ninguna garantía a Colombia para su propio desarrollo económico y social”, afirma. El mayor peligro lo ve Arias en centrarse en la exportación de materias primas. “Eso no genera desarrollo; inmediatamente se acabe esa explotación viene la miseria y la pobreza que es, desgraciadamente, lo que va a suceder”, concluye.
¿Quién es quién en esta alianza?
“No hay memorándum que sea capaz de arreglar los problemas que tiene ese tratado”, dice a DW, por su parte, Jorque Enrique Robledo, senador por el Polo Democrático Alternativo. En su opinión, que la UE concluya ese tratado es sinónimo de “darle a Colombia la absolución en términos de derechos humanos”.
La UE, aparte de hacer la vista gorda ante la “gravedad monstruosa” que se vive en el país, está firmando un acuerdo que sí va a beneficiar a las empresas europeas, pero “le va a hacer mucho daño a la economía nacional, a los sectores pobres", indica. "En el caso de la leche, está en juego la supervivencia de 300.000 familias campesinas. En Colombia se vienen aplicando políticas de libre comercio desde hace 20 años y los resultados para nosotros han sido dañinos”, concluye Robledo, para quien ésta sería poco más que “una alianza entre una mula y un jinete”.
¿Y cómo percibe esta oposición el diputado Lange, quien junto con la Friedrich Ebert Stiftung organizó el encuentro en el Parlamento Europeo? “Sumergidos en el entramado de su situación en Colombia, de graves conflictos sociales, es difícil ver el instrumento del comercio como algo positivo. Aunque no se pueden solucionar todos los problemas con un acuerdo, sí opino que éste es un paso en la dirección correcta”, indica.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas