Triunfo en Iowa: Trump, ¿el imparable?
16 de enero de 2024Todo el país, y quizá el mundo entero, fijó por un momento la mirada en el pequeño estado de Iowa, en el centro de Estados Unidos. Nada pudo frenar allí a Donald Trump, de 77 años; ni siquiera el gélido frío imperante en la tarde de las primarias republicanas, con hasta 20 grados bajo cero.
Más de 1.650 distritos electorales tiene ese estado, de aproximadamente tres millones de habitantes. El expresidente Trump encabezaba con holgura las encuestas. Los numerosos procesos en su contra no le hicieron mella. Logró ganar con más del 50 por ciento de los votos. Transcurrida apenas media hora, los medios de prensa ya pronosticaban el resultado.
Apoyo de las bases
Trump, ¿inevitable, incluso imparable? En Iowa quedó una vez más en evidencia lo que está claro desde hace tiempo: las bases del partido lo apoyan incondicionalmente.
Las elecciones presidenciales estadounidenses tendrán lugar el 5 de noviembre de 2024. Por los demócratas se presentará, con toda probabilidad Joe Biden, el presidente de más edad en la historia del país. Su contrincante será, probablemente, Trump, como ya ocurrió en 2020.
Resulta notable que, tras el asalto al Capitolio, tras sus intentos de desconocer el resultado electoral de entonces, tras su escándalos y salidas de vereda, Trump tenga todavía firmemente en sus manos a los republicanos y haya logrado congregar a una comunidad de seguidores que, prácticamente, le rinden culto.
Iowa es un estado archiconservador en el que viven numerosos cristianos neopentecostales. No es sorpresa que haya ganado allí. Pero el gran éxito de Trump trasciende los confines de Iowa. Es un anticipo de lo que podría ocurrir en el curso de las primarias republicanas y le da impulso.
La campaña electoral de Trump se basa en alimentar el miedo y cae en terreno abonado. Sus adherentes ven muchos motivos para votar por él, y consideran que las acusaciones en su contra son estratagemas para impedir su candidatura. Trump se presenta como víctima de una caza de brujas. Una narrativa que cala en sus seguidores, los moviliza y casi podría decirse que los electriza. En los pasados años, los republicanos se han desplazado muy hacia la derecha. Tanto, que relativizan un ataque a la democracia como un todo. Y mientras Trump goce del apoyo de las bases, la cúpula del partido no lo dejará caer.
Adversarios en minoría
En el partido republicano también hay adversarios de Trump. Pero son una minoría. Todo parece indicar que ya está claro por quién se decantarán los republicanos en las primarias, antes de que haya arrancado realmente el año electoral. Es verdad que al gobernador de Florida, Ron Desantis, se le debe de haber caído una piedra del pecho, porque quedó en segundo lugar en las primarias de Iowa. Las encuestas previas lo situaban en el tercero, pese a que fue él quien llevó a cabo la campaña más intensa en este estado. Si hubiera sido superado por Nikki Haley, habría tenido que plantearse seriamente si para él tendría sentido seguir en la carrera.
Tras un duelo palmo a palmo, Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur, ha quedado, pues, relegada al tercer lugar. ¿Pero marca eso una diferencia, cuando ya parece estar claro quién será el vencedor de las primarias republicanas? Hasta cierto punto. En la próxima semana se votará en el estado de New Hampshire.
Allí, las encuestas vaticinan para Haley un 30 por ciento. Para DeSantis, apenas un 6 por ciento. La lucha por el segundo lugar probablemente tenga allí un desenlace diferente al de Iowa, y quizás eso confiera nuevo impulso a la campaña electoral. Aunque, al fin y al cabo, sea solo una competencia por la medalla de plata.
(ers/ms)