Trump y la prensa, pugna de primera plana
16 de agosto de 2018“El costo de expresarse libremente debería preocupar mucho a todos los estadounidenses, incluidos los profesionales de los servicios secretos”. Así rezaba un tuit emitido este 15 de agosto por John Brennan, exdirector de la Agencia Central de Inteligencia, poco después de que el presidente Donald Trump ordenara retirarle la credencial que le permitía seguir teniendo acceso a información oficial confidencial. Brennan, quien llevó las riendas de la CIA de 2013 a 2017, había acusado a Trump de traición a la patria por desechar las evidencias a mano y negar que Rusia se había inmiscuido en la elección presidencial estadounidense de 2016.
Brennan alegó que la medida en su contra era parte de una campaña más amplia de Trump para castigar a quienes critican su gestión con argumentos sólidos. Otros funcionarios con el perfil de Brennan –James Comey, exjefe del Buró Federal de Investigaciones (FBI); James Clapper, otrora coordinador de inteligencia; Michael Hayden, exdirector de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA); Sally Yates, quien fuera subsecretaria de Justicia; Andrew McCabe, otrora vicedirector del FBI; y Susan Rice, exasesora de seguridad nacional, por ejemplo– también estarían por ser despojados de sus credenciales especiales a corto plazo, según la agencia de noticias alemana dpa.
Pero lo que Brennan describe como un atentado contra la transparencia del Gobierno estadounidense no es lo único que los medios europeos están comentando este jueves (16.08.2018). También las agresiones de Trump contra los reporteros de su país y sus empleadores han dado que hablar al otro lado del Atlántico, horas después de que más de trescientos cincuenta periódicos publicaran editoriales simultáneamente en defensa de la libertad de prensa y del derecho de los ciudadanos a la información de interés público. The Boston Globe orquestó la acción; Miami Herald Media Company, que publica El Nuevo Herald, participó en la misma.
Reacciones fuera de EE. UU.
Los editores del diario neoyorquino La Opinión y de otros tres periódicos estadounidenses dirigidos a hispanohablantes –La Raza, La Prensa y El Diario– lanzaron su propio manifiesto: “Los latinoamericanos conocen bien en carne propia lo que significa la erosión del periodismo, la intimidación a los reporteros, la autocensura, la ambición desmedida de la casa presidencial. Se dice que en los Estados Unidos ‘esas cosas no ocurren’, aunque es fácil identificar que el problema es serio cuando el presidente declara que los medios de comunicación son ‘el enemigo del pueblo’,” se esgrimía en un segmento del editorial de La Opinión.
En el diario danés Berlingske, un comentarista planteaba que “Trump intenta caldear los ánimos, procurando sacarle provecho a una guerra contra la prensa, amedrentando a periodistas críticos y creando la impresión de que sólo él representa los intereses del pueblo. Esa es una forma de demagogia populista que distorsiona el significado del término ‘fake news’ (…) Los medios no son perfectos y es por eso que los medios siempre deben mostrarse abiertos a la crítica. Sin embargo, los verdaderos demócratas no responden a los periodistas críticos con esfuerzos para destruir la confianza en la prensa libre e independiente”.
En un artículo de opinión del periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, el proceso de agitación emprendido por Trump contra periodistas poco dóciles es tachado de “insoportable”. “Es perjudicial para la democracia, no porque la gente de medios sea intocable (por supuesto que no lo son), sino porque una prensa libre e independiente, cuya esencia es la diversidad, es vital para el funcionamiento de la institucionalidad democrática (…) Las reacciones a esta acción de los periódicos variarán, dependiendo de lo que la gente piense de Trump y de sus políticas. Y sí, la acción en cuestión tiene visos teatrales”, se agrega en el texto del FAZ.
Donald Trump vuelve a ladrar
“Yo no creo que nuestra acción vaya a cambiar para nada la forma de pensar del presidente. Al contrario, es muy probable que ahora sus ataques arrecien”, señaló Megan Schrader, autora del editorial publicado por el diario The Denver Post, al ser consultada por el semanario alemán Die Zeit. Y razón no le faltó. Trump no tardó en reaccionar, usando la red social Twitter como arma: “LOS MEDIOS MENTIROSOS SON EL PARTIDO DE OPOSICIÓN. Esto es muy malo para nuestro gran país… !PERO ESTAMOS GANANDO!”, escribió el “hombre fuerte” de Washington antes de lanzarse, en otro tuit, contra The Boston Globe.
Más tarde, en un tercer mensaje, Trump sostuvo que “no hay nada que yo querría más para nuestro país que una verdadera libertad de prensa. El hecho es que la prensa es LIBRE de escribir y decir lo que quiera, pero mucho de lo que dice son NOTICIAS FALSAS, impulsando una agenda política o simplemente tratando de lastimar a la gente. ¡LA HONESTIDAD GANA!”. En su entrevista con Die Zeit, Schrader, de The Denver Post, dijo temer que el discurso incendiario del mandatario enturbie la relación de la ciudadanía con los representantes de la prensa “Las palabras del presidente siempre surten un efecto especial”, arguyó la periodista.
Según un sondeo de opinión reciente de la encuestadora Ipsos citada por The Boston Globe, un 48 por ciento de los republicanos que simpatizan con Trump respalda la idea de que “los medios son el enemigo del pueblo”. En junio de 2018, en Annapolis, Maryland, un hombre mató a cuatro periodistas y a un asistente de ventas en las oficinas del periódico Capital Gazett. En agosto, el reportero de la televisora CNN Jim Acosta publicó un video que muestra a seguidores de Trump insultándolo a él y a la cadena mientras durante un evento público en Tampa, Florida. “Me preocupa que la hostilidad atizada por Trump y algunos medios conservadores termine en que alguien resulte herido”, admitió Acosta en esa ocasión.
Evan Romero-Castillo (ERS)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |