Turquía-Siria: una agresión intolerable
22 de enero de 2018Turquía lo desmintió: afirmó que los informes del Oboservatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, sobre las víctimas civiles de la invasión turca en el norte de Siria en el enclave kurdo Afrin, no son más que "propaganda negativa”. Aseguró que los únicos fallecidos por los ataques aéreos turcos son los combatientes armados y que solo están en la mira los "terroristas”.
El mito de la guerra limpia es uno de los más desgastados, teniendo en cuenta la violencia en Siria, que arrasa el país desde hace siete años. El segundo mito es aún más falaz: las milicias de las YPG en su totalidad y sin excepción son "terroristas”. Es verdad que los combatientes de las Unidades de Protección Popular, YPG, son cercanas al PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), que en Turquía y en la UE es considerado como un grupo terrorista. Pero el PKK y las YPG no son idénticos. Además, las milicias de las YPG no han atacado Turquía. Los misiles de su territorio que alcanzaron ahora Anatolia son la respuesta por el ataque turco a un país vecino.
Monedas de cambio de la política mundial
Desde hace cien años, los kurdos son moneda de cambio de la política internacional. El capítulo más reciente del trato cínico hacia ellos se escribió durante la guerra en Siria, donde demostraron ser una de las fuerzas más efectivas contra los grupos terroristas yihadistas, como "Estado Islámico” y otros. Contribuyeron, apoyados y armados por Estados Unidos, definitivamente a que EI no pudiera asentarse permanentemente en el norte de Siria. La batalla por la ciudad de Kobane, ocupada por EI en el norte de Siria en 2014, no se podría haber ganado sin los combatientes kurdos. También en Irak, los kurdos repelieron al EI y salvaron además las vidas a miles de yazidíes.
Sin duda, el territorio dominado por los kurdos en el norte de Siria no es modelo en términos democráticos. Pero teniendo en cuenta a toda la región, establece estándares y se diferencia de los dominios de potentados seculares y religiosos de la región.
El cálculo de los políticos
Es por ello más vergonzoso que se les dé la espalda a los kurdos sirios una vez más. Los estadounidenses, que armaron a los kurdos militarmente y con los que querían, con una tropa fronteriza de 30.000 personas, evitar el posible regreso de EI, permanecen en silencio ante el ataque de los turcos. Huyen por lo visto del conflicto con un socio de la OTAN, Turquía, al que les une el deseo del fin político de Bashar al Assad. En Washington parecen estar dispuestos a dejar caer a los kurdos.
No está claro si Rusia, como se ha informado, ha retirado sus tropas de Afrin. El Ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, lo desmintió. Pero sí es verdad que las nuevas y crecientes tensiones entre Estados Unidos y Turquía le va de perillas a Moscú.
También en Europa las críticas son cautelosas. El Ministro de Exteriores francés, Jean-Yves le Drian, ha sido el único que claramente se ha expresado al respecto, exigiendo un encuentro con el Comité de Seguridad de la ONU. El gobierno alemán, sin embargo, no se ha pronunciado mucho al respecto. Tampoco sobre los informes que indican que la ofensiva turca se llevó a cabo con tanques Leopard 2, de procedencia alemana.
Un socio agresivo e impredecible
El silencio de occidente es vergonzoso. Además de arriesgado, porque permite que un gobierno, a su antojo, adopte una postura muy agresiva tanto dentro como fuera de su país. Ankara reaccionó deteniendo a alrededor de 30 personas, según los medios de comunicación turcos, por las críticas a dicha campaña militar turca.
Hay que tomar conocimiento de que el gobierno de Erdogan continúa con su trayectoria de política exterior agresiva: primero contra Rusia, después Israel, Estados Unidos, durante varios meses también contra Alemania. Y ahora, ya no solo verbal, sino militarmente, atacando a los kurdos sirios. El gobierno turco es como actor casi impredecible y como socio, como mínimo, poco fiable.
Kersten Knipp (RMR/ER)
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