Ucrania: las víctimas olvidadas del Donbáss
17 de febrero de 2018Bajo el frío cielo invernal, Lubov Konopatska dirige los pasos de una comitiva fúnebre hacia el féretro de su hijo, Serhiy. Lleva un grueso abrigo gris para protegerse de las gélidas temperaturas y un pañuelo para ajustarse el sombrero. Su rostro está muy afligido. El ataúd de su hijo se eleva sobre patas de madera y está flanqueado por cuatro soldados junto al cementerio de Shyroka Dacha, una ciudad fea y decadente en medio de algún lugar de las vastas estepas ucranianas.
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Serhiy cayó durante la fiera batalla del estío de 2014, cuando el Ejército ucraniano y los separatistas respaldados por Rusia lucharon en el este del país. Después de que el presidente prorruso Viktor Yanukóvich fuera depuesto durante las protestas del Maidán en Kiev en 2014, los ucranianos de etnia rusia de la región del Donbáss iniciaron una revuelta. El Ejército ucraniano fue enviado a la zona para sofocarla, pero Rusia suministró apoyo humano y militar a través de las fronteras y el avance ucraniano pronto se vio detenido. El conflicto quedó en punto muerto, con ocasionales escaramuzas y refriegas mortales. La unidad en la que estaba Serhiy fue vapuleada en la ciudad de Ilovaisk, donde sufrió una emboscada por parte de los separatistas, que habían prometido un paso seguro a las tropas ucranianas en retirada. El día anterior a la emboscada, Lubov habló por última vez con su hijo por teléfono. Después, este dejó de responder sus llamadas.
La búsqueda
El Ejército no pudo decirle qué le ocurrió a Serhiy, así que Lubov se puso en contacto con compañeros que sobrevivieron a la batalla y con grupos de voluntarios que buscaban a soldados desaparecidos. Unos le dijeron que Serhiy había sido herido y trasladado a un hospital de la ciudad de Krivói Rog, otros que había sido capturado por los separatistas. Fue a Krivói Rog, pero no lo encontró. Finalmente, se acercó al hospital de la ciudad de Dnipró, donde los cuerpos de los soldados caídos en el Donbáss eran trasladados. Sus esperanzas de encontrar a su hijo con vida se disiparon allí, después de que el centro sanitario se lo confirmara con un test de ADN.
En la confusa lucha de 2014, muchos soldados murieron en zonas que luego quedaron en manos de los separatistas. La identificación de hombres que sufrieron graves quemaduras fue muy difícil. Muchos de los que participaron en la batalla ni siquiera estaban registrados en aquel momento en el ministerio de Defensa.
Sentada en su modesto departamento de Krivói Rog, Victoria Markina sonríe mientras hojea su álbum de fotos de boda, que le recuerda tiempos felices. Su marido, Andréi, trabajador de una fábrica, fue llamado a filas en 2014 y enviado al Donbáss, dejando a Victoria a cargo de los dos hijos. Al igual que Serhiy, desapareció en Ilovaisk. Durante una llamada telefónica en la víspera de la emboscada, Victoria escuchó de fondo los sonidos de la batalla. "Sentí que me llamaba para despedirse. Oí que otros dos tipos junto a él trataban también de llamar a sus familiares. Le pedí que no me dijera adiós y le dije: 'Los que están ahora contigo tienen que prometer que vendrán a visitarnos cuando todo esto acabe'”. Cuando supo del desastre de Ilovaisk, Victoria se desesperó, pensando que su marido estaba muerto. Pero, unos días después, vio en un canal de televisión separatista a unos soldados ucranianos capturados. Victoria asegura que uno de ellos era Andréi. Desde entonces, no ha dejado de buscarlo.
Sin ayuda de las autoridades
Victoria consiguió localizar a uno de los líderes separatistas que había visto en televisión. Este le dijo que su marido había sido trasladado a un pueblo con otros prisioneros, pero se negó a ayudarla. Entonces, una noche, el teléfono sonó. Un hombre al otro lado del aparato le dijo que debía pagar alrededor de 375 dólares o Andréi sería asesinado. Unos colegas de su marido le dijeron que aquello era un timo y que no enviara ningún dinero.
Su trato con las autoridades ucranianas no fue mucho mejor. Victoria quedó conmocionada por la falta de compasión que recibió cuando visitó el servicio de seguridad estatal en busca de información sobre el paradero de su marido. "Un oficial llegó a decirme: ‘Hay un camión repleto de cuerpos. Ve y escoge uno‘”, recuerda la mujer. Victoria conoció a otras mujeres que también buscaban a sus esposos. Crearon un grupo de Facebook para organizar protestas y presionar juntas al Gobierno. También se dan consuelo y apoyo mutuo. Esta camaradería ha dado fuerzas a Victoria para continuar con su búsqueda: "Hasta el final voy a seguir creyendo que mi esposo está vivo”, dice.
Confianza traicionada
En una biblioteca de la ciudad portuaria de Odessa, Elena Suhak muestra una foto de su hijo. Después de que desapareciera en el Donbáss en 2014, Elena supo gracias a que sobornó a soldados separatistas que el joven soldado fue capturado. Elena cree que podría estar siendo utilizado como mano de obra forzada en una mina de Lugansk. La mujer no oculta su indignación: "Siento decepción, porque confiamos al Gobierno nuestros bienes más preciados y el Gobierno no está haciendo nada para liberar a nuestros hijos”, dice.
Autor: Florian Neuhof, desde el Donbáss (MS/RRR).
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