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Un futuro para Attac

mb7 de agosto de 2003

Attac, la red internacional anti-globalización, alberga en Alemania a 160 organizaciones alemanas de la más diversa índole, del centro hacia la izquierda, cuyo único común denominador es concebir un futuro diferente.

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¿Qué persiguen los críticos de la globalización?

La red internacional anti-globalización Attac clausuró ayer su Academia de Verano 2003 en la norteña ciudad alemana de Münster. El núcleo temático de este encuentro –al cual acudieron 800 miembros e interesados- fue "la globalización mal guiada", lo cual se tradujo en temas como la evasión de impuestos en paraísos financieros. Para llamar la atención pública sobre el tema, asistentes al congreso lavaron billetes a las riberas del lago Aasee y los colgaron en una islita artificial, aludiendo a las islas Caimán. "Somos un movimiento pacífico, pero queremos llamar la atención cometiendo pequeñas infracciones a las reglas", explicó una portavoz de Attac. La evasión de impuestos produce el desangre de las cajas estatales y conlleva la injusticia social. Y ello sería controlable, asevera Attac.

Una pequeña historia

Attac –una sigla del francés Association pour une Taxation des Transactions financières pour l'Aide aux Citoyens- se fundó en 1998 en Francia. Si al comienzo de sus actividades su punto central era manifestarse en favor de un control democrático de los mercados financieros internacionales, en cinco años de existencia no hay tema del mundo de la globalización que Attac deje intocado. "Temas complejos son desglosados y convertidos en exigencias claras y concretas", así lo expone en su página web y continúa: "La promesa de que la globalización trae riqueza y bienestar para todos no se ha cumplido; el abismo entre pobres y ricos y norte y sur es cada vez mayor". A la creciente influencia de los mercados financieros en los procesos sociales, Attac opone controlarlos y regularlos democráticamente, y aboga por lineamientos de justicia, democracia y desarrollo ecológicamente sostenible. No se trata de una vuelta a un supuesto estado idílico de hace decenas de años; pero "sí es posible un mundo diferente", así el lema de Attac.

Demonstration der globalisierungskritischen Organisation Attac in Köln
)Imagen: AP

Durante la Cumbre del G7 en Génova en verano del 2001 –durante la que murió un joven manifestante italiano-, Attac cobró importancia entre las organizaciones internacionales antiglobalización. Desde ese momento, sólo en Alemania se incorporan 70 miembros cada semana; 160 organizaciones se hayan bajo su techo. Cuenta con 12.000 miembros, un presupuesto anual de más de un millón de euros, y ocho empleados fijos en sus central de Francfort.

¿Organizarse lima los colmillos?

Sin embargo, según un análisis del semanario Spiegel, esta organización combativa se halla en camino a la normalización. La Academia de Verano de Münster ha puesto de manifiesto que Attac ya no es el movimiento lleno de energía de hace dos años, puesto que al entusiasmo del principio cuesta arriba le sigue el esfuerzo de la planicie. Una ojeada al programa es elocuente: "Política social y económica de la Unión Europea" acompaña a "Vida en comunidades" o "Socialismo como alternativa". Attac acepta todo, desde el centro hacia la izquierda. La diversidad tiene su encanto, y Attac opina que excluir algún grupo sería incorrecto, incluso su autodestrucción. "Nos encontramos en el dilema entre la eficiencia política y el movimiento de las bases", explica Sven Giegold, uno de los líderes alemanes de la organización. ¿Eficiencia política, antónimo de combatividad?