Un hincha del Bayern, de incógnito en el Camp Nou
2 de mayo de 2013El joven detrás del escáner de entradas fue quien, esa noche, decidiría mi destino: ver el partido en el estadio o en un bar. El señor de unos treinta años me examinó detenidamente con la vista. Esta situación ya la había reconstruído mentalmente una y otra vez. Hasta durante el recorrido por la hermosa ciudad de Barcelona me había preguntado cómo entrar al estadio.
Conseguir un boleto de entrada a través del FC Bayern lamentablemente era ya imposible. El FC Barcelona puso a disposición de los invitados 5.000 plazas, pero las entradas se agotaron en unas cuantas horas. Tampoco mi credencial como socio del Bayern me sirvió de ayuda.
Solo para fans del Barcelona
Para pasar por el puesto de control conseguí una tarjeta con la impresión “solament afeccionats locals – solo para aficionados del FC Barcelona”. En mi desesperación adquirí la tarjeta en un portal de venta de boletos por 270 euros, aunque el precio original era de 104 euros. Un fan del Barcelona, decepcionado por el partido de ida en Múnich, debió haber ofrecido su tarjeta para la venta y seguramente se frotó las manos del buen negocio que hizo.
Y eso que fue la oferta más barata que pude encontar. Algunas entradas para el partido se vendían en más de 800 euros. Solo espero que los compradores hayan recibido lo que pidieron. Yo había pedido el sector más alto de la tribuna contraria, pero cinco días más tarde recibí un boleto para el bloque del Barcelona. A esas alturas era imposible cambiar el boleto. ¿Qué le iba a hacer? En la red circulan rumores de que, según las directrices de la UEFA, solo personas que no fueran alemanas tendrían acceso a esa parte del estadio.
Con la bufanda falsa sobre los hombros
El señor a la entrada del estadio me miró de arriba a abajo. Yo hice como que no lo veía. Indiferente, miré mi teléfono mientras coloqué el boleto sobre el escáner. No me podía permitir ningún error, ni mostrar la más mínima inseguridad.
Quizá la quemadura de sol en mi nariz me delataría como hincha del Bayern... Finalmente, llegó el momento de la liberación: la lamparita se puso verde y la puerta giratoria se abrió. Al entrar murmuré un “¡hola!” como el español que entró delante mío.
Aproximadamente una docena de fans del Bayern se encuentraba en la misma grada. Vacilante, me quité la chamarra y puse al descubierto la camiseta y la bufanda rojiblancas. Pero nadie reaccionó, ni siquiera cuando grité y salté cuando mi equipo anotó su primer gol. Nadie se burló o se mostró molesto. Al contrario, la gente estaba impresionada con la presentación de los bávaros. “Felicidades, tienen un buen equipo”, dijo alguien en inglés. Después del partido todos cantaban el himno del Barcelona. ¡Cómo me hubiera gustado acompañarlos!
Ahora, la victoria 3:0 del Bayern plantea para mí un nuevo reto: ¿Cómo conseguir una entrada para la final en Wembley?
Autor: Tobias Oelmeier/ VC
Editor: Enrique López Magallón