Un hito en la historia política alemana
17 de febrero de 2012El presidente alemán, Christian Wulff, acaba de presentar su renuncia este viernes (17.02.2012), luego de que ayer, jueves, la Fiscalía de Hannover anunciara que iniciaría investigaciones en su contra por sospecha de tráfico de influencia en su función anterior como jefe de Gobierno de Baja Sajonia y solicitara el levantamiento de la inmunidad que lo protege.
El jueves, la fiscalía había solicitado al Parlamento que le levante la inmunidad al cristianodemócrata Wulff, tras constatar que existen fuertes indicios de que recibió y otorgó beneficios en cuestionadas relaciones con diversos empresarios. El detonante de la decisión de la fiscalía fue un viaje de Wullf y su esposa, Bettina, a la isla de Sylt, en 2007, donde residió en un lujoso hotel, una estadía presuntamente financiada por el productor de cine David Groenewold. Wulff, de 51 años, es el presidente alemán más joven de la historia de este país, y abandonará su cargo luego de 19 meses, el período más corto en que un presidente alemán ejerce su cargo.
Es la primera vez en la historia de Alemania que un presidente federal enfrenta un pedido de desafuero a petición de la justicia. Las denuncias contra Wulff se remontan a la época en la que fue primer ministro del Estado de Baja Sajonia (2003-2010) y según ellas, sacó ventajas personales con vacaciones gratuitas, créditos bancarios ventajosos y beneficios en la adquisición de automóviles y otros bienes de consumo. El conservador Wulff, uno de los políticos más allegados a Merkel, ocupa la presidencia desde 2010, cuando fue elegido como sucesor de Horst Köhler. Y es la segunda vez en un lapso de dos años que un presidente alemán renuncia a su cargo. Horst Köhler había presentado su dimisión debido a las críticas que provocaron sus declaraciones sobre la guerra de Afganistán.
Desafuero para el presidente, primer caso en la historia de Alemania
El presidente Wulff se mostró tranquilo durante su discurso de renuncia y solicitó a la canciller alemana que sostuviera en su lugar el discurso de homenaje a las víctimas de la red de neonazis, cuyos homicidios en serie se descubrieron recientemente. “Mi preocupación principal fue siempre la cohesión de la sociedad alemana, y que todos pudieran gozar de una formación profesional. (…) Nuestro país necesita un presidente que cuente con la confianza de una amplia mayoría de los ciudadanos. (…) Los sucesos de las últimas semanas han demostrado que esa confianza no está dada. (…) Estoy seguro la aclaración legal de los sucesos dará por resultado mi descargo”, dijo Wulff. El presidente subrayó, además, que siempre se comportó correctamente durante el ejercicio de su cargo.
La dimisión del presidente alemán se produce luego de que, poco a poco, las sospechas contra Wulff por tráfico de influencia se fueron solidificando. Se trata de un caso sin precedentes en la historia alemana, ya que nunca antes el Parlamento tuvo que decidir el desafuero de un jefe de Estado, considerado una instancia moral en el país. El Congreso probablemente acceda a la petición.
Serie de sospechas y la gota que llenó el vaso
Christian Wulff viene resistiendo la presión desde el 13 de diciembre de 2011, cuando el diario sensacionalista Bild publicó que Wulff había ocultado al Parlamento de Baja Sajonia, en su cargo como jefe de Gobierno de ese Estado, que había tomado un crédito de 500.000 euros de la esposa del empresario Egon Gehrkens, con quien mantiene amistad, para financiar la compra de una casa para su segunda esposa. Wulff lllamó entonces indignado a la redacción del periódico para frenar o demorar la publicación y dejó un mensaje de amenaza de juicio al redactor, lo que fue comidilla de los medios alemanes.
A ese hecho le siguió la destitución de quien fue su portavoz durante años, Olaf Glaesker, que está siendo investigado por sospecha de corrupción por beneficiar con fondos públicos a una empresa de eventos, y en cuya residencia Christian Wulff gozó de vacaciones gratuitas. Cuando todo parecía tranquilizarse, aparecieron detalles sobre invitaciones a hoteles de lujo al presidente alemán de parte de un productor de cine, David Groenewold, que recibió una garantía del Estado de Baja Sajonia para su compañía.
La gota que llenó el vaso y que provocó la decisión del levantamiento de la inmunidad de Wulff fueron justamente unas vacaciones cortas en la isla de Sylt pagadas por Groenewold. Según los abogados de Wulff, el presidente le devolvió el importe de la estadía en efectivo. La serie de escándalos hicieron mella en la figura del presidente de Alemania, cuya investidura representa el máximo respeto a las leyes y a la Constitución alemanas.
“He aceptado la decisión del presidente con gran respeto y profunda tristeza. El presidente alemán, Christian Wulff se abocó a consolidar la diversidad de este país, que es su fortaleza. Y esa es la fuerza en la que se basa nuestro país, en el trato igualitario de sus ciudadanos, sin importar el cargo que ocupen”, dijo la canciller alemana, Angela Merkel, en su discurso posterior a la renuncia de Wulff. Merkel apoyó al presidente Wulff durante la avalancha de sospechas que comenzó en diciembre de 2011. Horst Seehofer (CDU) asumirá el cargo de presidente interino.
Merkel, que canceló su viaje a Italia durante el cual iba a reunirse con el primer ministro italiano, Mario Monti, dijo que su partido, la Unión Demócrata Cristiana, se dispone a la búsqueda de un sucesor para el cargo de presidente de Alemania y tendrá en cuenta la posibilidad de hacerlo de manera suprapartidaria. La renuncia de Wulff fue recibida con alivio por diversos representantes de la oposición.
Autora: Cristina Papaleo
Editor: Enrique López