Un presidente más para Bolivia
10 de junio de 2005"Recibí un país en un momento difícil y lo dejo en un momento difícil", declaró el ya ex presidente Carlos Mesa al abandonar oficialmente sus funciones como jefe de Estado de Bolivia. Su dimisión fue aceptada por el Congreso. A su vez, los presidentes de las cámaras legislativas renunciaron también, y siguiendo el derecho de sucesión constitucional el poder quedó en manos del titular de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé. Éste en sus primeras declaraciones como nuevo presidente del país invitó a todos los sectores sociales movilizados a encontrar una solución concertada y a "darse la mano".
Tanto Evo Morales como para los empresarios
Por lo pronto, el flamante presidente Rodríguez Veltzé -quien, según sus propias declaraciones se hará cargo sólo transitoriamente de conducir las riendas del país- ha declarado exactamente lo que todos quieren escuchar: reconoce el derecho a la protesta y a exigir cambios de los sectores en huelga y prometió dar los pasos necesarios para conducir el proceso electoral adelantadamente, una de las exigencias del sector conducido por el líder indigenista y socialista Evo Morales, para quien el camino a la presidencia se abre.
Rodríguez Veltzé no olvidó anunciar en su discurso inaugural que convocará la requerida Asamblea Constituyente y a la vez propone convocar a un referendo para tratar el tema de la autonomía de la región del sur, como lo desea el frente integrado por empresarios de la acaudalada Santa Cruz.
También para los intereses transnacionales
En cuanto a la nacionalización de los campos de gas y de petróleo afirmó que no existe una respuesta inmediata, pero lo que sí aseguró es que el país cumplirá con los compromisos comerciales internacionales, lo que tranquiliza, aunque sea un poco, a la brasileña Petrobrás, la española Repsol, la francesa Total y la inglesa British Gas. Se adhirió, por otro lado, a la demanda nacional de recuperar la propiedad de los hidrocarburos, como lo establece la Constitución. Expresó, así mismo, su esperanza de que los bolivianos sean capaces de vencer sus actuales incapacidades, entre ellas, la discriminación. Para todos los gustos un poco, con tal de que se tranquilice la situación.
Sobre todo para la sufrida población
Esto probablemente sea lo más indicado y sano después de 200 golpes de Estado en cien años y 6081 "acciones de conflictos" entre agosto de 2003 a febrero de 2005, según datos publicados por el diario El País. Si bien son escasas las probabilidades de que un nuevo cambio de gobierno ofrezca una solución duradera a los profundos conflictos del país, que el recién estrenado presidente por lo menos declare que pretende prestar oídos a todos los sectores en conflicto -evitando con ello un inminente estallido de violencia- es ya un avance. En un panorama tan complejo de un país así de paradójico sólo la demagogia se atreve a ofrecer panaceas.