Un taladro para Marte
3 de febrero de 2004A pesar de la desaparición de la sonda “Beagle 2”, Marte sigue siendo el centro de la atención y del entusiasmo en la exploración europea del espacio. Los científicos del Centro Espacial Alemán, financiado por el estado germano, en el que trabajan más de 5.000 personas, desarrollaron el taladro que iba a encargarse de recolectar trozos de piedras, así como muestras de la atmósfera del planeta rojo. Se trata de un taladro de alta precisión, del tamaño de un espárrago, y su técnica está tan perfeccionada que hasta fue encargado por los estadounidenses para la misión “Spirit”.
Los EEUU encargan instrumentos alemanes
“En Alemania somos conocidos por la producción de instrumentos en miniatura, altamente sensibles, para el análisis de muestras geológicas”, relata Wolfgang Seebold, director del Instituto “Misión Espacial y Técnica”. En las naves norteamericanas que están explorando Marte se emplean instrumentos desarrollados y producidos en Maguncia (Mainz), como por ejemplo el Espectómetro de Alfaprotones. En el Centro Espacial Alemán se conciben misiones tripuladas y no tripuladas. El Instituto de Wolfgang Seebold se ocupa de realizar simulacros espaciales, esto es, investiga sobre el comportamiento de instrumentos tecnológicos en determinados tipos de atmósferas. En una de sus salas se encuentra una cápsula del tamaño de una persona, con ventanas de ojo de buey y diferentes ventiles y manivelas. Dentro de ella, un sol artificial calienta la superficie a 100 grados. De este modo se simula la presión, la temperatura y la fuerza de gravedad que predominan, por ejemplo, en Marte. El taladro explorador “Pluto” también tuvo que someterse a este simulacro y fue irradiado con dióxido de carbono, que es la sustancia de la que está compuesta la atmósfera marciana, para poder comprobar si soportaría tales condiciones.
¿Cómo funciona “Pluto”?
La sonda Beagle tiene el aspecto de un antiguo reloj de bolsillo. Si Beagle hubiese amarizado con éxito, la tapa del “reloj” se hubiese abierto, y el brazo de Beagle podría haberse puesto en contacto con la atmósfera del planeta. Al final del brazo están engarzados varios instrumentos, entre otros, el taladro desarrollado por el Instituto. La tarea de “Pluto” es introducirse en el suelo por medio de un mecanismo interno de martilleo, hasta alcanzar una profundidad aproximada de 2 metros. Allí se despliega una pequeña abertura en su extremo, en la que se introduce una muestra geológica. La muestra es depositada en una pequeña cámara ubicada en la sonda, donde finalmente es analizada.
“No nos damos por vencidos”
En la tarea de explorar el universo, la paciencia es una de las virtudes más importante. Los científicos deben esperar decenios hasta que su objeto de investigación, en este caso Marte, se encuentre a una distancia adecuada de la Tierra. Por ello, es entendible la desilusión experimentada por los investigadores al desaparecer la sonda “Beagle 2”. Con las pruebas del suelo y la atmósfera del planeta rojo se hubiesen podido sacar conclusiones sobre su origen y su edad, además de conocer los tipos de minerales existentes, y hasta posibles formas de vida. Los preparativos son de largo aliento, y también muy caros. Pero está claro que nunca puede garantizarse el éxito al ciento por ciento, por lo que, según Seebold, que seguirá investigando para las futuras generaciones, “tenemos que mirar para adelante e intentarlo nuevamente”. Después de todo, sigue la tradición científica de Sir Isaac Newton y Albert Einstein. Seguramente el científico y su equipo no tienen motivo alguno para estar tristes, ya que la sonda espacial, que está circundando Marte, sigue enviando imágenes tridimensionales, de una claridad casi absoluta, de los cráteres y lechos de ríos del planeta, y la cámara que las capta es asimismo un producto del Centro Espacial Alemán.