Un triunfo de la democracia
27 de octubre de 2004Se trata de un caso sin precedentes en la historia de la Unión Europea. La confirmación de la investidura del equipo que conduciría el destino de la Unión Europea era una formalidad, hasta ahora. La férrea oposición del Parlamento Europeo a la distribución de carteras de Barroso fue consecuente hasta el final y acabó doblegándolo. Hasta la víspera, quien ocupará el máximo cargo en la UE había subestimado casi con arrogancia las reticencias de la cámara hacia algunos de los 24 comisarios propuestos por él.
Un italiano ortodoxo
Quien encabezó la irreconciliable polémica fue el candidato propuesto por el gobierno italiano, Rocco Butiglione, a quien Barroso había designado para ocupar la cartera de Justicia e Interior. Butiglione encendió la polémica cuando dijo que la homosexualidad era un pecado y que el lugar de la mujer era dentro del matrimonio para tener hijos y ser protegida por su marido. Su ortodoxa visión del mundo provocó airadas protestas de las bancadas izquierdista y liberal, que reclamaban que una figura semejante no podía ocupar una cartera de dicha envergadura. Pese a todo, el gobierno italiano reiteró, tras la derrota de Barroso, que se mantendría firme tras su candidato.
Intereses personales, ignorancia y poca visión
También la holandesa Neelie Kroes, futura comisaria de Competencia, era controvertida. Los parlamentarios argumentaban que sus numerosos intereses en el mundo empresarial comprometerían su independencia al frente de una cartera tan poderosa, que le daría atribuciones para vetar o aprobar cualquier gran fusión empresarial, así como los subsidios otorgables a los Estados de la UE. El gobierno holandés también reiteró el apoyo a su candidata.
Por otras razones fue rechazado el húngaro Laszlo Kovacs, designado para la cartera de Energía. El comunista era considerado incompetente para el cargo por la mayoría de europarlamentarios. Kovacs reconoció su falta de preparación después de decir que se acababa de enterar de que el aire acondicionado consumía más energía que las calefacciones. El griego Stavros Dimas debía ocuparse del tema del Medio Ambiente, pero era considerado por los verdes demasiado conservador para llevar a cabo una política ambiental progresista.
Otros indeseables
Tampoco era bien vista la danesa Mariaan Fischer Boel quien debía ocupar la cartera de Agricultura, debido a que es propietaria de varias fincas en su país que reciben fondos comunitarios, lo que según conservadores, socialistas y verdes, la descalificaba para el cargo por sus intereses en el sector. Las mismas bancadas se opusieron a la letona Ingrida Udre para ocupar la cartera de fiscalidad. La política liberal es investigada en su país por posible malversación de fondos, pero la principal causa era su oposición a la propuesta de Francia y Alemania de armonizar los impuestos de sociedades en la UE, lo que evitaría que las empresas se trasladaran a los nuevos Estados miembros que gozan de bajos niveles impositivos.
El liberalismo a ultranza defendido por el laborista británico, Peter Mandelson, provocó críticas en el parlamento. El comisario designado a la cartera de Comercio, es considerado uno de los padres de la llamada “tercera vía”. Pese a estar involucrado en escándalos de tráfico de influencias en Gran Bretaña, Blair lo envió como su candidato a Bruselas.
En juego el futuro de Europa
La lucha de poder entre la Comisión y el Parlamento se produce a unos días de que sea ratificada la nueva Constitución Europea. El borrador contempla un fortalecimiento de las competencias del parlamento. En el futuro el presidente de la Comisión deberá ser propuesto por los gobiernos de los países de la UE y será el Parlamento el que decida con una votación mayoritaria si es elegido al cargo. Junto con el Consejo de Ministros, el Parlamento tendrá competencias para promulgar leyes. Un parlamento más fuerte promete una democracia más transparente y sólida, pero encierra el peligro de caos en el camino. Las bancadas socialdemócratas, verdes y liberales dijeron que la decisión de Barroso muestra que el Parlamento juega un papel vital en el gobierno de Europa y calificaron lo sucedido como ‘un triunfo de la democracia’.