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Una viaje audaz

DW-WORLD / pk27 de noviembre de 2006

La visita de Benedicto XVI esta semana a Turquía ocupa ya en los prolegómenos intensamente a los comentaristas.

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Una mujer turca, con una banda en la que se lee: "No a la alianza de los cruzados, no a la visita del Papa".
Una mujer turca, con una banda en la que se lee: "No a la alianza de los cruzados, no a la visita del Papa".Imagen: AP

Un discurso distorsionado

Le Figaro, París: "¿Será Benedicto XVI para los islamistas lo que Juan Pablo II fue para el comunismo? ¿Desempeñará en la lucha contra el fanatismo religioso un papel tan importante como lo tuvo su predecesor en la lucha contra el imperio soviético? Ello sería de desear. El viaje que emprende esta semana a Turquía es un emprendimiento importante y osado. El Papa, que está personalmente en contra de un ingreso de Turquía a la Unión Europea, será atacado por una peligrosa minoría de activistas musulmanes, particularmente por su discurso en la Universidad de Ratisbona en septiembre pasado: un discurso distorsionado, desfigurado y condenado vergonzosamente por muchos medios de comunicación y aparentes defensores del Corán."

Visita doblemente controvertida

The Times, Londres: "Hay que poner en el haber de Turquía que rechazó las exigencias de no invitar al Papa. La visita es doblemente controvertida, ya que Benedicto, antes de ser elegido Papa, rechazó la pertenencia de Turquía a la Unión Europea porque, según él, no va, debido a su religión y cultura, con la UE. Ahora llega allí, en un momento en que las negociaciones de ingreso están en crisis y la opinión pública cree que el Gobierno turco hace demasiadas concesiones y modificaciones de leyes por exigencia de la UE. Ello desató un galopante nacionalismo que condena todos los esfuerzos de integración de Turquía en Occidente. En la cuestión de la UE, el Papa no tiene razón y debería por lo menos dar a entender que no tiene a los dos culturas por irreconciliables."

La manifestación, un fracaso

Il Messaggero, de Roma: "En realidad, a la manifestación en Estambul asistieron, de acuerdo con estimaciones, no más de 20.000 personas. Con otras palabras: la acción es evidentemente un fracaso. Ello a su vez es una expresión tanto de la impaciencia de la mayoría de la población en la mayor ciudad de Turquía como del fuerte control de la Policía turca, que no permitió que un asunto tan importante como la visita del Papa se transformara en un bumerán con consecuencias incalculables."

Las tensiones que él mismo creó


Bonner General-Anzeiger, Bonn: "El Papa no está de visita de Estado en Turquía, pero no puede evadirse de las tensiones políticas que él mismo creó con su discurso en Ratisbona. Esas tensiones serían dolorosamente perceptibles también sin la polémica contra la violencia citada por el Papa y dirigida contra Mahoma. Particularmente para los pocos cristianos que viven en Turquía. Ellos son sobre todo el objetivo de esta visita ecuménica. Benedicto XVI no se encuentra en un viaje de misión, pero sí en una misión religiosamente y políticamente complicada."