UNESCO: tres nuevos patrimonios alemanes de la humanidad
2 de julio de 2004Alemania es también un país turístico. Aparte del legendario Rin Dresde, Bremen y el parque germano-polaco Príncipe Pückler fueron declarados por las Naciones Unidas como “herencia de la humanidad”. que recorre el país desde el sur al noroeste, la famosa catedral gótica de Colonia visitada año tras año por 5 millones y medio de personas, el Palacio de Sanssouci en Potsdam y muchas otras atracciones arquitectónicas y paisajísticas, Alemania posee joyas de reconocido valor cultural. Tres de estos destinos turísticos han sido incluidos por la UNESCO en la lista de los monumentos pertenecientes a la herencia de la humanidad: el valle del Elba en las inmediaciones de Dresde, junto a su casco antiguo, la alcaldía de Bremen con la simbólica estatua de Roland y el parque Pückler, en Bad Muskau.
De perlas para Dresde
El reconocimiento del ente para la cultura y la educación de Naciones Unidas le cae de perlas a Dresde, destruida casi por completo durante la Segunda Guerra Mundial. En 2006, Dresde celebra 800 años de fundada. “El galardón de la UNESCO favorece a toda la región”, dijo Mathias Rößler, alcalde de la capital sajona, ubicada en el sureste del país, a pocos kilómetros de la frontera con la República Checa.
El valle del Elba en Dresde es un rico paisaje de alto valor arquitectónico y ecológico por la conservación de sus cascos urbanos y reservas naturales. En la misma Dresde, el príncipe elector Augusto el Fuerte (1694 - 1733) fue el promotor de la mayoría de las construcciones a orillas del Elba que, según su idea y emulando el paisaje veneciano, debía convertirse en “El Canal Grande del norte europeo”. El Palacio Übigau, al occidente y el de Pillnitz, al oriente, demarcan esta singular región alemana.
Joyas en el subterráneo
Doscientos años menor es Roland, el defensor esculpido en piedra de Bremen que también fuera “condecorado” por Naciones Unidas. Desde 1404 Roland hace guardia justo frente al ayuntamiento de Bremen. La creencia local reza que mientras Roland, el gigante de 9,61 metros de altura, permanezca en pie, la ciudad no correrá peligro alguno. "Vryheit do ik ju openbar" - La libertad que os traigo -, es el anuncio de Roland en alemán medieval.
En 2005 la alcaldía celebra 600 años de su construcción. Lüder von Bentheim fue el arquitecto de su fantástica fachada renacentista. El benemérito edificio está aún en pleno funcionamiento. Desde su primer piso, el alcalde, Henning Scherf, rige los destinos de esta ciudad Estado. Buen lugar para gobernar, pues en sus subterráneos hay verdaderas rarezas báquicas: los vinos de barril más antiguos de Alemania, entre ellos un Rüdesheimer de la tempranísima cosecha de 1653.
Fraternidad al aire libre
Por último, el parque germano-polaco del Príncipe Pückler, en la ciudad sajona de Bad Muskau, fronteriza con Polonia, es el otro galardonado. Concebido por el Príncipe Hermann von Pückler-Muskau (1785-1871) y conservado mancomunadamente por ambos países, este parque es un acto diario de reconciliación.