Unión Europea: la hora de la verdad
18 de junio de 2007Para superar el punto muerto, la canciller alemana, Angela Merkel, ha propuesto a sus socios renunciar al formato constitucional y volver al procedimiento clásico de reforma de los tratados incorporando en ellos las principales innovaciones institucionales que aportó la Constitución.
Tras el 'cónclave' preparatorio celebrado anoche en Luxemburgo por los ministros de Asuntos Exteriores está claro que las reclamaciones de Polonia y el Reino Unido constituirán los principales obstáculos hasta el último minuto.
Los gemelos Kaczynski, presidente y primer ministro, insisten en rechazar el sistema previsto para el cálculo de la mayoría cualificada en las votaciones del Consejo de ministros, la institución decisoria de la Unión.
Matemáticas a la polaca
Polonia no acepta el nuevo procedimiento de “doble mayoría” porque reduce su peso respecto a la ponderación de voto acordada en Niza, que le atribuyó -como a España- sólo dos votos menos que a Alemania.
El Tratado constitucional cambia la ponderación de Niza y prevé dos condiciones para que el Consejo tome sus decisiones por mayoría: que esté a favor al menos el 55% de los estados y que éstos representen al 65% de la población de la UE.
Varsovia plantea, por el contrario, una nueva ponderación que atribuye a cada estado el peso equivalente a la raíz cuadrada del número de sus habitantes expresado en millones.
La gravedad de la demanda polaca radica en que reabre el núcleo duro de la reforma de las instituciones pactada a instancias de Alemania en el Tratado constitucional.
Como recordó ayer la ministra austriaca de Exteriores, Ursula Plassnik, la intención de todos los socios es “escuchar (a los polacos) con buena disposición, pero no vamos a reabrir el equilibrio institucional que está en el núcleo del tratado”.
“Si quitamos un elemento, todo el motor se para', advirtió la ministra. El paquete institucional constituyó un complejo equilibrio en el que quedaron interconectados el reparto de votos en el Consejo, el número de miembros de la Comisión Europea, el de eurodiputados y los ámbitos de aplicación de la mayoría cualificada.
Las “líneas rojas” de Gran Bretaña
Por su parte, el Gobierno británico quiere aprovechar la renegociación para volver a sus tradicionales 'líneas rojas', y exige la vuelta al uso del veto en la cooperación judicial penal, por ejemplo.
En un intento de facilitar la tarea de la canciller Merkel, España y Francia presentaron anoche a sus socios “diez mandamientos” para una transición exitosa desde la malograda Constitución a un nuevo Tratado que mantenga su sustancia.
España, cabeza de los llamados “amigos de la Constitución”, y Francia, el país que abrió la crisis al rechazar en 2005 su ratificación, se han unido para señalar cuál podría ser la salida.
La iniciativa hispano-francesa representa un puente entre los dos bloques en que quedó dividida la UE al fracasar hace dos años el proyecto de Tratado constitucional.
Los que ratificaron la Constitución están dispuestos a renunciar a toda la simbología constitucional del tratado, empezando por el nombre de “Constitución”, y a aceptar la redacción de un tratado clásico, pero exigen a cambio que las principales innovaciones institucionales acordadas en la Carta Magna europea permanezcan.
España y Francia aceptan la idea de la Presidencia de turno alemana de integrar en los dos tratados actualmente existentes, el de la Unión Europea y el de la Comunidad Europea, “los avances” acordados en 2004 que pretendían hacer más eficaces y democráticas las instituciones de la UE y mejorar el rendimiento de las políticas comunes.
Doce ingredientes hispano-franceses
Españoles y franceses han identificado los doce ingredientes indispensables de la Constitución que deberían preservarse.
Se trata, entre otros, de la nueva presidencia estable del Consejo Europeo; del ministro de Asuntos Exteriores; de la doble mayoría y la extensión del campo de la mayoría cualificada; de la creación de una política de inmigración común; de las cooperaciones reforzadas; de la cláusula de solidaridad, y de una referencia “vinculante” a la Carta de Derechos Fundamentales.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, dio por acordado prácticamente el hecho de que el título “Constitución” no figurará ya en el futuro tratado y que tampoco mencionará éste la bandera, el himno, la divisa, el euro y la fiesta del 9 de mayo como “símbolos” de la UE.
El ministro alemán de Exteriores y actual presidente del Consejo de la Unión Europea (UE), Frank-Walter Steinmeier, alertó hoy de que, si no hay acuerdo esta semana sobre la cuestión constitucional, todos los países miembros resultarán perjudicados.
“El partido decisivo sobre el futuro de la Constitución Europea ha empezado”, declaró Steinmeier a los periodistas, a la entrada de la reunión del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores de la UE.
“Si no hay acuerdo en el Consejo Europeo de esta semana, todo el mundo perderá, la UE y cada uno de sus Estados miembros. Pero si un compromiso resulta posible (...) no será una victoria de la Presidencia alemana, sino de la Unión y sus miembros', concluyó.