Uno a cero para la biodiversidad
16 de noviembre de 2002La Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES, por sus siglas en inglés) culminó en Santiago, Chile. Species Survival Network, una coalición mundial de 65 organizaciones ambientalistas que participaron en la convención y presionaron a las 141 delegaciones de países de todo el mundo, calificaron la reunión de exitosa. Fauna marina amenazada como el pez bacalao, las ballenas minke y bryde o los tiburones ballena y peregrino, elefantes africanos y árboles sobreexplotados como la caoba, fueron la bandera de lucha de los ecologistas que matizaron su ardua discusión en las sesiones con protestas callejeras.
Marfil: el talón de Aquiles
Activistas vestidos de bacalao en plena calle, un elefante y una ballena gigantes colgados en un edificio frente a la reunión, una marcha con 500 niños pidiendo por la conservación de los cetáceos fueron ingredientes de una campaña de comunicación que tuvo sus frutos. Tal como querían los ecologistas, se mantuvo la prohibición mundial de caza de ballenas. Asimismo se pusieron una serie de trabas para la captura y comercialización de caballitos de mar y carne de tiburón, y se decidieron severas restricciones a la tala de caoba.
Quizás el único revés que enfrentaron los conservacionistas fue la aprobación del comercio de los inventarios existentes de marfil. Para los ecologistas, este sólo tipo de transacciones incentivaría la matanza de elefantes.
Ganan especies carismáticas
Movimientos pro-comercio sintieron que los delegados cedieron a la presión mediática de los ecologistas, que pusieron a especies llamativas como ballenas o elefantes como estandarte para llamar la atención sobre sus posturas y atraer el voto en la asamblea. Algunos expertos criticaron que los ecologistas se dedicaron a proteger a las especies carismáticas como ballenas o elefantes, pero no a pequeñas mariposas o pájaros raros que también requieren protección.