México en la encrucijada
28 de junio de 2012La inseguridad y la violencia derivada de la lucha contra la criminalidad es lo que más preocupa a los mexicanos de cara a la elección de un nuevo presidente este 1° de julio, sin embargo, ninguno de los aspirantes ha presentado propuestas claras. La violencia del crimen organizado será una herencia que deja el presidente saliente, Felipe Calderón, que por ley no puede aspirar a una reelección.
Pero ni Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ni la oficialista Josefina Vázquez Mota, del Partido Acción Nacional (PAN), o el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, se han arriesgado a delinear una estrategia clara que detenga la tragedia que ha asolado al país durante el sexenio que concluye, que ha dejado más de 60.000 muertos y desaparecidos, decapitados, descuartizados, miles de ellos sin identificar, que han convertido amplias zonas del norte del país, Sinaloa, Tamaulipas, Nuevo León, Veracruz, Guerrero y Michoacán, en territorio “sin ley”.
“Yo creo que a ningún candidato le queda otra alternativa que mantener la presencia militar y tratar de renovar las corporaciones policíacas antes de poderse plantear mandar a los militares de vuelta a los cuarteles”, afirma el analista político Günther Maihold, que actualmente dirige la Cátedra Humboldt en el Colegio de México.
Reducir la violencia en las calles
El experto está convencido que no se puede proseguir con la actual política en materia de seguridad. “La estrategia calderonista con todos los muertos que ha generado, con la casi duplicación de los cárteles que se pelean el acceso a rutas y plazas no se puede proseguir. Hay que encontrar la manera de reducir la violencia en las calles. Si vemos las últimas encuestas es evidente que Peña Nieto tiene una intención de voto muy fuerte en el norte del país, donde la gente ha sufrido el embate de esta lucha, y quiere recuperar la tranquilidad en las calles”.
Para Maihold la estrategia en el combate al crimen organizado no estuvo bien preparada. “Se desarrolló de manera improvisada conforme iban sucediendo los eventos y eso fue lo que propició que los cárteles entraran en una rebelión abierta contra el poder central”. El experto destaca que sobre todo en el norte del país, donde los cárteles ya estaban infiltrados en las estructuras policíacas e institucionales del sistema judicial se produjo un enfrentamiento con los militares cuando éstos intervinieron como fuerza del poder central.
El país de 115 millones de habitantes ha tenido un crecimiento económico débil afectado por la crisis estadounidense, aunado a una pobreza que gana terreno y actualmente afecta al 46.2 por ciento de la población. Lo que hace a las comunidades pobres blanco fácil para el reclutamiento de jóvenes en los carteles de la droga, que de negarse sólo les queda el arriesgado camino de la emigración hacia Estados Unidos. Las complejas relaciones con la potencia vecina están marcadas por el flujo de inmigrantes del sur al norte, y de armas en sentido opuesto.
EEUU-México: relaciones complicadas
Para Maihold, el combate al crimen organizado sólo se puede librar en coordinación con Estados Unidos. “Será un reto para el nuevo presidente porque en la situación actual en la que se habla de corresponsabilidad, tendrá que tratarse con Estados Unidos. Es un tema que está costando muchos recursos y causando muchas muertes en la parte mexicana. Esta cara violenta del combate a la droga tiene que cambiar, y será uno de los elementos que al final va a definir el voto de muchos mexicanos”.
Maihold se muestra crítico frente al papel que ha ejercido México en el contexto internacional bajo la actual administración, que culminó con el país como anfitrión de la Cumbre del Grupo de los 20 (G-20), que reunió recientemente en Los Cabos a las naciones industrializadas y a las emergentes. “Calderón quería mostrar la imagen opuesta de un país que se acerca a la situación de un Estado fallido. Pero quedó por debajo de sus posibilidades y de las expectativas que había en el ámbito internacional. No fue capaz de buscar siquiera una posición conjunta de América Latina en ciertos temas que son de interés de la misma región. México es un jugador solitario y eso le quita muchas posibilidades para proyectarse a nivel internacional”.
El experto señala que México ha supeditado la política exterior a la política económica y el comercio exterior durante varios sexenios. “La meta a seguir ha sido tener el mayor número de Tratados de Libre Comercio, pero no se ha buscado proyectarse más allá de esta imagen económica”, dice el experto y añade: “En la parte política el país se quedó con la expectativa de que la existencia del NAFTA sería suficiente para atraer inversionistas de otros países y servir de país puente. Pero el papel de puente no cumplió las expectativas que generó cuando Fox lo presentó, (en continuidad con Salinas y Zedillo). México está en la urgente necesidad de replantearse su papel en el mundo”.
Editora: Eva Usi
Editor: José Ospina Valencia