Varsovia: heridas que nunca sanan
1 de septiembre de 2013
Janina Szumna tenía 10 años cuando vio por primera vez a los soldados nazis. La pequeña vivía con sus padres en el centro de Varsovia. El domingo anterior, la familia completa paseó por las calles de la ciudad y acudió a una de sus mejores pastelerías. El viernes de esa misma semana, Hitler invadió el país. "Cuando estalló la guerra, mi padre se marchó de la ciudad con las tropas polacas. Mi madre nos llevó a mis hermanos y a mí al campo con amigos, porque allí la situación era mejor", recuerda Szumna, que no volvió a Varsovia hasta cinco años después. La ciudad estaba irreconocible: "Las casas estaban en ruinas. Fue terrible ver todo reducido a cenizas y escombros", dice.
Szumna no olvida aquellas imágenes de destrucción. Con motivo de la exposición "Déjame contarte cosas de Varsovia", ha viajado a Berlín para informar sobre los momentos terribles que vivió su ciudad. Impulsada por la fundación "Recuerdo. Responsabilidad. Futuro" y por la asociación "Amigos de las personas mayores", la muestra reúne fotografías privadas de personas que eran en su mayoría niños cuando estalló la guerra.
Desesperada resistencia
Actualmente, hay en Polonia unas 450.000 personas que vivieron la guerra en primera persona. Todos tienen historias dolorosas que contar. El terror nazi asoló Varsovia desde el inicio. Todos los días había ejecuciones y deportaciones. La gente se moría de hambre. En 1940, los nazis construyeron un gueto para los judíos de la ciudad, que después se destinó también a los judíos de los alrededores.
Varsovia reunía en aquel tiempo la mayor comunidad judía de Europa: casi un tercio de los 1,3 millones de sus habitantes profesaba esta religión. De repente, se encontraron confinados en un espacio reducido, aunque el gueto solo fue una parada en su destino, ya que se deportó a la mayoría al campo de exterminio de Treblinka. En 1943, poco antes de que el gueto fuera disuelto para transportar a todos sus habitantes a Treblinka, se produjo una desesperada rebelión en sus calles. Lamentablemente, concluyó sin éxito.
El drama de 1944
A partir de aquel momento, el resto de los habitantes de Varsovia se preparó para una rebelión contra los nazis. El momento llegó en el verano de 1944. El Ejército soviético ya estaba en la orilla oriental del río Vístula. Los combatientes polacos se unieron al Ejército de su país, con la esperanza de que los rusos acudirían en su ayuda cuando comenzara la batalla. Pero eso nunca sucedió. El levantamiento costó la vida de 20.000 personas, en su mayoría civiles.
Tuvieron lugar escenas dramáticas al tratar de frenar las ejecuciones masivas de la Wehrmacht y las SS en los distritos de Wola y Ochota. "En aquella ocasión, los oficiales alemanes consignaron en sus informes que les faltó munición para tanta gente y que, por tanto, condujeron a las víctimas hacia subterráneos, para asesinarlas allí con granadas y lanzallamas. Eso les resultaba más barato", explica el historiador Łukasz Michalski, del Instituto Polaco para la Memoria Nacional. Después de 63 días, los rebeldes se rindieron. Lo que ocurrió entonces, no tiene precedente alguno. Los alemanes tomaron el centro de la ciudad y volaron por los aires el palacio real, el casco antiguo y los principales edificios. En aquel momento, Varsovia estaba prácticamente despoblada: antes del levantamiento vivían allí unas 700.000 personas, pero después solo unas 900 quedaban entre las ruinas, los llamados "Robinsones" de Varsovia, en alusión a la célebre novela de Daniel Defoe.
Conocer mejor la realidad de Polonia
Como muchos de sus compatriotas, Michalski desea que el mundo -y, sobre todo, Alemania- conozca mejor el episodio del levantamiento de Varsovia. El tema ha adquirido notoriedad gracias a la controversia suscitada por la película Nuestras madres, nuestros padres, que ha desatado la indignación en Polonia, ya que, según algunas voces críticas, presenta al Ejército polaco como antisemita. El publicista y germanófilo polaco Adam Krzeminski cree que una coproducción entre ambos países podría proporcionar una mayor comprensión de lo que ocurrió. "Tendría que reflejar el día a día de alemanes y polacos en la Varsovia ocupada", dice Krzeminski, que piensa que es muy importante explicar a los alemanes el alcance de la política de ocupación nazi en Polonia, ya que hasta ahora supone para muchos de ellos "un exótico episodio ocurrido en el Este".
Actualmente se graban en Polonia varias películas sobre el levantamiento, del que en 2014 se celebrará el septuagésimo aniversario. Se estrenará, por ejemplo, el film Ciudad 44. Hasta 1989, este hecho histórico fue ocultado por los regímenes del Este, puesto que los combatientes fueron considerados como enemigos de los soviéticos. Hoy día, cada primero de agosto, la ciudad lo conmemora con un minuto de silencio.
Un difícil debate
Entretanto, se produce en Polonia un polémico debate: ¿qué sentido tuvo el levantamiento del verano de 1944? El libro Locura del 44, del historiador conservador polaco Piotr Zychowicz, ofrece una explicación. Según su tesis, los oficiales polacos "hicieron un mal trabajo, que sacrificó lo mejor de la joven generación, personas que estaban en la flor de la vida y con las que no se pudo contar tras la guerra".
El hecho de que la Segunda Guerra Mundial siga estando presente en la opinión pública polaca es un arma de doble filo para Janina Szumna y otros supervivientes. Por un lado, les ayuda a elaborar las vivencias de juventud, pero, por otro, es como echar sal en las viejas heridas. "Los recuerdos del horror continúan ahí. Cuando quisimos volver a casa, no había hogar alguno para nosotros". Las fotos dan testimonio del destino de la ciudad y sus habitantes. También muestran que algunas heridas no sanan nunca.
Autora: Rosalia Romaniec / MS
Editor: Diego Zúñiga