Venezuela, en la encrucijada populista
5 de septiembre de 2013
Luego de que un apagón de gran magnitud dejara a oscuras a parte de la capital venezolana, Caracas, así como a 19 de los 23 estados de las regiones del centro y occidente del país el martes 3 de septiembre, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, optó por culpar a la “derecha antipatria” de haber perpetrado un “golpe eléctrico” para desestabilizar al país. “Alertas y activos los venceremos”, anunció Maduro en su cuenta de Twitter. El ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, tampoco descartó un sabotaje.
Klaus Bodemer, politólogo del Instituto de Estudios Regionales y Globales (GIGA), de Hamburgo, considera, sin embargo, que las causas del apagón se deben, entre otras cosas, a la nacionalización de amplios sectores de la economía de ese país, lo que ha derivado en falta de inversión y, por ende, en un deterioro masivo de la infraestructura de los servicios de abastecimiento. La capacidad de generar electricidad es superada con creces por la demanda, lo que ocasiona frecuentes racionamientos. La infraestructura del país está, además, desde hace muchos años en un estado lamentable, sobre todo la concerniente al transporte.
Una crisis que afecta a todos
Tras 14 años de Gobierno del fallecido Hugo Chávez, el país petrolero registra la tasa de inflación más alta de América Latina, de cerca de un 25 por ciento, superada, según analistas, solo por la de Argentina, que, de acuerdo con datos no oficiales, es del 26 por ciento. Se calcula que, a fines de 2013, la inflación en Venezuela podría llegar a ser una de las más elevadas del mundo.
El país sufre las consecuencias de una desaceleración económica que hace que los productos básicos escaseen y se enfrenta, asimismo, en situación de una dependencia cada vez mayor, a las oscilaciones del precio del crudo. “Hace casi tres años que el Gobierno de Venezuela se ve obligado a importar productos de primera necesidad a precios extremadamente altos, y eso golpea más duro, como es natural, a las capas menos favorecidas de la población”, dice Bodemer.
Como consecuencia de la crisis, también aumentó la desocupación, y la inseguridad sigue siendo un grave problema, dice el experto: "En 2012, Caracas registró la tasa de criminalidad más alta del mundo". Entre otras causas, esto se debe, según él, a una formación deficitaria de las fuerzas del orden, así como a los bajos sueldos que perciben y a la corrupción dentro de sus filas. Para Bodemer, "también el sector educativo venezolano es reflejo de la ambivalencia de las medidas del Gobierno. Si bien se llevaron a cabo programas de alfabetización, estos no llegan a cubrir los enormes déficits que presenta esa área. Asimismo, se ha producido una fuga de cerebros y de personal calificado al extranjero".
País rico, país pobre
Cabe preguntarse cómo un país rico en petróleo como Venezuela pasa por una situación tan desoladora en lo que respecta a su infraestructura. Klaus Bodemer lo explica así: "Como siempre, y como ya sucedió durante el Gobierno de Chávez y los anteriores, el desarrollo depende de un factor decisivo, es decir, de los ingresos de la venta de petróleo". A mediano plazo, no es de esperar que el precio del petróleo baje, si se tiene en cuenta la demanda internacional, sino que se incremente, dice Bodemer. Pero eso no implica que el precio del crudo no oscile a la baja temporalmente debido a la coyuntura.
"Otro problema, de carácter más bien estructural, es el de Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA), que está subfinanciada desde hace años, en gran parte porque las ganancias provenientes del petróleo no se invirtieron en modernizarla, sino en programas sociales para los más pobres. Es decir, no se invirtió en el desarrollo de la industria petrolera, y ésta se volvió fuertemente dependiente de empresas extranjeras, en forma de créditos, entre otros países, de China", explica el experto.
¿Podrá Maduro continuar con el legado de Chávez?
"La gran deuda del chavismo es el éxito económico", dijo hace poco el propio ministro de Finanzas de Venezuela, Nelson Merentes. Según Klaus Bodemer, ese éxito no se perfila como plausible a mediano plazo: "Por ejemplo, el proyecto bolivariano de las subvenciones para el suministro de petróleo siguen en vigencia, pero Maduro tuvo que recortarlas". Maduro no posee el carisma de Chávez, agrega, y no logró continuar con el estilo del mandatario fallecido. En la Venezuela de Maduro se hacen más visibles los problemas sociopolíticos, de los que Hugo Chávez supo distraer a través de su estilo de liderazgo, afirma el analista.
¿En qué dirección se mueve Venezuela? "En este momento no se puede hablar de una dirección concreta. Más bien anda a los tumbos, y el modelo chavista ya no se articula eficientemente, sino que está más bien en proceso de disolución. El chavismo depende de la figura de Maduro. En ese sentido, tengo mis dudas acerca de si el chavismo podrá sobrevivir a mediano plazo", subraya Bodemer.
En cuanto a si el resultado de las elecciones municipales, que se realizarán en diciembre de 2013, podrían abrir paso a un cambio profundo en Venezuela, Bodemer opina que "si bien Capriles ha ganado terreno, no tiene demasiadas posibilidades de ser una amenaza para Maduro". Más bien podría darse un cambio desde dentro de las mismas filas chavistas, si es que éstas deciden que Maduro no es el hombre indicado para seguir gobernando a Venezuela. Es decir que, de perfilarse el fin del chavismo, eso seguramente será producto de la incapacidad de Maduro de continuar dando sustento al modelo siguiendo la huella de Hugo Chávez.
Autora: Cristina Papaleo
Editor: Diego Zúñiga