Venezuela ya no puede arrastrar la región a una crisis
3 de noviembre de 2017Es inevitable recordar la permanente y repetida interrogante que se hacen los medios de comunicación y la gente en general: ¿Cómo el país con las reservas de crudo más grandes del mundo puede estar en crisis?
En cualquier caso, Venezuela atraviesa una grave situación económica que ha generado alarma, con una de las tasas de inflación más grandes del mundo y una estricta dependencia de los ingresos en divisas por concepto de la venta de petróleo.
¿Podría hablarse de un colapso económico en Venezuela? Y en ese caso, ¿podría afectar sustancialmente la región? DW entrevistó a un experto en economía para intentar arrojar luz sobre este tema.
¿Cuál es la raíz de la crisis económica en Venezuela?
El economista Ramiro Molina explicó a DW que Venezuela ha tenido históricamente problemas para administrar su política fiscal, especialmente por su fuerte dependencia del petróleo, "el cual marca sus ciclos de crecimiento y contracción”, pero "las políticas económicas domésticas esta vez tienen muchísimo que ver; el problema neurálgico es de origen fiscal”.
"Si comparamos a Venezuela con otros países petroleros que sufrieron la misma caída de ingresos, Venezuela queda muy mal parada porque ha pagado costos mucho mayores incluso que Irán, que estaba también bajo sanciones y restricciones”, detalla Molina, agregando que "ninguna otra economía ha llegado a estos niveles de desequilibrios macroeconómicos”.
La maldición del recurso
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha calculado en su informe de octubre que la economía venezolana se contraerá 12% en 2017, lo que afecta el desempeño de la región como bloque.
"Esta administración pensó que los precios petroleros iban a permanecer altos por mucho tiempo -continúa Molina-. Por su carácter principalmente estatista comenzó a aprovechar esos ingresos para aumentar su rol en la economía y endeudarse con cierta facilidad emitiendo bonos en los mercados internacionales”.
La crisis entonces se agudiza por la coincidencia de dos factores: "Cuando los precios del petróleo bajan, los bajos ingresos coinciden con los momentos de pago más importantes”, explica el economista.
Venezuela puede ser un gran ejemplo de la teoría de "la maldición de los recursos", aquella que explica el estancado desarrollo de una nación debido a su dependencia de la explotación de un recurso que le impide alcanzar una diversificación económica estable y que conduce a una ineficiente distribución de los beneficios.
Situación inflacionaria inédita
El experto en política monetaria resalta la importancia de la disminución de las importaciones: "Los ingresos y los egresos en divisas han tenido que ajustarse sobre todo con la disminución de importaciones para poder seguir pagando la deuda; en lo interno, mantuvieron el gasto doméstico con financiamiento público y eso generó una presión monetaria que llevó a una situación inflacionaria inédita en Venezuela y actualmente la única de esa magnitud en el mundo”.
Además, el FMI proyecta que la inflación superará el 650% en 2017 y en 2018 se disparará hasta más de 2.300 %. Según este organismo, Venezuela tendrá también la tasa de desempleo más alta de América Latina: más de 26 % en 2017 y casi 30 % en 2018.
Venezuela, una economía con poco impacto en la región
Por un lado, Molina cree que no se puede hablar de un colapso. "Es difícil imaginar un colapso y que todo caiga repentinamente”, dice. Esto porque a pesar del debilitamiento considerable de la economía, el país sigue obteniendo recursos, "Venezuela tiene un gobierno relativamente asentado, que sigue teniendo un flujo de ingresos del petróleo que si bien ya no es tan alto, tampoco es cero”.
El analista también descarta que la crisis económica tenga algún impacto en la región. "Venezuela es una economía autocontenida, no tiene gran intercambio con ningún país en América Latina. La relación comercial con Colombia, su socio natural y más importante, ha disminuido muchísimo. El impacto, según algunos, sería más de tipo humanitario por un éxodo de personas”.
La reestructuración de la deuda que recientemente anunció el presidente Nicolás Maduro -cuyo gobierno está contra las cuerdas de una deuda externa que supera los 130 mil millones de dólares- y el apoyo económico de socios comerciales, apuntan también a reducir los pequeños estragos que podría causar en la región. "Han estado avanzando aceleradamente en acuerdos comerciales, financieros y geopolíticos con Rusia y China, los cuales se han convertido en prestamistas de última instancia”, indica Molina.
En definitiva, el economista ofrece una proyección más optimista que la de muchos otros analistas. "Veo una acumulación de problemas y una mayor complejidad de los problemas, pero no que de repente vaya a haber una explosión y todo quede a la deriva”.
En definitiva, la que era una vez una de las economías más fuertes de Latinoamérica ya no tiene la capacidad de afectar negativamente a la región debido a esa "autocontención” que le permite mantener los problemas en el entorno doméstico y a la lamentable reducción de sus relaciones comerciales con otros países.
Ramiro Molina es economista venezolano y profesor de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas.