Wulff vs. Gauck
4 de junio de 2010“Cuando uno recibe una solicitud tan honrosa, no puede simplemente decir que no, sino asumir la responsabilidad. Por eso he dicho que sí”. Con esas palabras, concedidas a la radioemisora estatal NDR 1, el teólogo protestante Joachim Gauck (1940) confirmó este jueves (3.6.2010) su nominación a la presidencia federal de Alemania. Capital político no le falta cuando se le compara con el ministro presidente del Estado federado de Baja Sajonia, Christian Wulff (1959), el candidato respaldado por la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el Partido Liberal (FDP) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU).
De hecho, si de elegir a una persona de méritos conocidos se trata, que pueda representar al Estado alemán sin atender a intereses sectarios, el candidato del Partido Socialdemócrata (SPD) y la Alianza 90/Los Verdes tiene más de un punto a su favor: entre 1990 y 2000, Gauck encabezó la instancia encargada de documentar los crímenes cometidos por la Stasi –el servicio de inteligencia de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA)– y ventilar los casos de abuso de poder o corrupción que todavía pudieran ser penados por ley de la Alemania reunificada. Y la opinión pública es testigo de su compromiso con esa causa.
Gauck: más que un hombre, una institución
En 1995, la agencia bajo el mando de Gauck ganó una querella judicial iniciada por Gregor Gysi, entonces portavoz parlamentario del Partido del Socialismo Democrático (PDS), sucesor del partido oficialista de la RDA, el Partido Socialista Unificado de Alemania (SED); Gysi había tomado acciones legales tras verse descrito en un informe del “instituto-Gauck” como “una persona importante” para la Stasi en su lucha contra la disidencia política. De ahí que a nadie le extrañe que el partido La Izquierda –cuya fracción parlamentaria está liderada por Gysi hoy día– haya preferido buscar a un candidato propio para la elección del presidente federal.
En el año 2000 le tocó al CDU pasar bajo la lupa de los investigadores en torno a Gauck: entonces se hicieron públicos protocolos de conversaciones entre políticos de Alemania Occidental grabados por la Stasi que comprometían la inocencia de figuras involucradas en el sonado escándalo de las donaciones ilegales a beneficio del CDU. Aunque los jefes de fracción de todos los partidos acordaron en el Bundestag no usar esas grabaciones como evidencias en el marco de la investigación, la existencia de las mismas conmocionó al ámbito político germano.
Wulff: las ventajas de una alianza fuerte
Cabe decir que las cualidades personales de Gauck no sólo las reconocen los socialdemócratas y los verdes, ni son virtudes que hayan sido descubiertas a última hora, bajo la presión de los acontecimientos más recientes: en enero de 1999, el CSU le propuso a Gauck convertirse en su candidato a la presidencia federal como respuesta a la nominación de Johannes Rau por parte del SPD. En aquella ocasión, Gauck rechazó la invitación.
Su actual contendiente, Christian Wulff, tiene a su favor un talante moderado que, no obstante, es criticado por sus adversarios; ellos lo acusan de intentar ganar popularidad evitando asumir posiciones claras en relación con asuntos controversiales. La verdadera ventaja de Wulff radica en que los partidos que lo apoyan constituyen la mayoría en la Asamblea Federal –el órgano constitucional que elegirá al presidente el próximo 30 de junio– y en que goza de un rango de líder en una fuerte alianza de políticos regionales.
Don de mando
Viendo en la actual ministra del Trabajo, Ursula von der Leyen, a la jefa de Estado ideal, la jefa de Gobierno, Angela Merkel, respaldó su candidatura sin discutirla previamente con los otros líderes de su partido, el CDU, ni intuir el grado de rechazo que ese gesto despertaría también en el CSU y el FDP, sus aliados en el gobierno federal de coalición. Según la versión online de la revista germana Der Spiegel, Wulff oreó su resistencia a la nominación de von der Leyen durante una conversación sostenida con Merkel en la que él mismo anunció su disposición a optar por la presidencia federal.
A los ojos del CSU, von der Leyen no es suficientemente conservadora y a los del FDP, no es suficientemente liberal. Pero, ¿no es la moderación en materia de orientación política una de las cualidades que el presidente federal debe tener? No necesariamente, dicen los analistas políticos. El diario berlinés Die Tageszeitung ha puesto en duda la calificación del propio Wulff como potencial jefe de Estado por su tendencia a evitar el debate asumiendo siempre una posición neutral.
Ronda de críticas
“Wulff no es tan liberal como el alcalde de Hamburgo, Ole von Beust (CDU), ni tan conservador como el ministro presidente de Hesse, Roland Koch (CDU)”, escribió el periódico. De “político de provincia” y “peso liviano” lo tildan aquellos en el FDP que lamentan no haber lanzado a su propio candidato a la presidencia.
Sin embargo, las críticas más duras no están dirigidas a Wulff, sino a la forma en que fue elegido para aspirar a la presidencia por la coalición oficialista. El diario Die Welt señala a Merkel y a Guido Westerwelle, ministro de Exteriores (FDP), de haber repetido el error que cometieron en 2003 al nominar a Hörst Köhler para ese cargo, no por ser el más apto o contar con la confianza de los otros partidos del espectro político germano, sino por ajustarse a los intereses inmediatos de la alianza liberal-conservadora.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: Pablo Kummetz